Español, contagiosa incertidumbre, mala hierba que crece en la península: aprende a practicar tus convicciones, aprende de la mar en el naufragio, y a no ser español sino persona. Aarón García Peña (1978 – Madrid) La moción de censura El colectivo de militares demócratas Anemoi saluda esperanzado a un Congreso de los Diputados que, armado […]
Español, contagiosa incertidumbre,
mala hierba que crece en la península:
aprende a practicar tus convicciones,
aprende de la mar en el naufragio,
y a no ser español sino persona.
Aarón García Peña (1978 – Madrid)
La moción de censura
El colectivo de militares demócratas Anemoi saluda esperanzado a un Congreso de los Diputados que, armado de valor, y superando sus diferencias, ha hecho posible un nuevo Gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez.
Veamos.
Una mayoría de los Señores Diputados ha votado a favor de la moción de censura contra el Sr. Rajoy, no solo presidente de un Gobierno derrotado políticamente, sino también de un partido condenado por lucrarse de innumerables casos de corrupción.
Contra esta iniciativa de salvación nacional, se han movilizado todos los diputados del PP y de Ciudadanos, unidos en santa alianza. Son las fuerzas de la reacción de un estado en ruinas. Intentan reconstruirlo apuntalando al rey: «una institución anacrónica y obsoleta», según dice, a toro pasado, el ex fiscal del caso Noós, ex fiscal que además ve «excesiva» la prisión preventiva de los políticos soberanistas. Una institución, como se ve, enfangada de corrupción y escándalos.
A continuación, hacemos un breve análisis de la grave crisis del Estado español y apuntamos -modestamente, pues somos militares y no políticos- una posible salida democrática.
La institución monárquica y el rey Felipe VI
La corona española es actualmente una institución de evidente origen franquista, pues fue reinstaurada por el dictador genocida Francisco Franco. Recientemente ha visto a dos de sus miembros -la infanta Cristina de Borbón y el ex duque Urdangarin- sentados en el banquillo por el Juez Castro ante un Tribunal y finalmente condenados. Un juez justo y sabio que, con asombrosa determinación, ha sabido mantener su independencia de criterio contra todo viento y marea.
Ambos miembros de la familia real han sido condenados por el Tribunal Supremo, sin apelación posible. Al ex duque de Palma, y cuñado del rey Felipe de Borbón, condenado a cinco años y diez meses de prisión, por haber delinquido de forma manifiesta. Hoy ya en la cárcel. Y a la infanta Cristina, condenada a pagar una cifra cuantiosa por haberse lucrado de hechos delictivos de su esposo: el ex duque de Palma. En fin, dos joyas de la Corona… No entramos en detalles escabrosos del rey Juan Carlos, que se lleva la palma, pues es ciudadano intocable y sigue manteniendo intacta su impunidad constitucional.
Como todo el mundo sabe, el ex duque Urdangarin era un miembro de la familia real muy vinculado al viejo rey emérito y a su hijo, el también ilegítimo rey Felipe de Borbón desde un infame 19 de junio, rey que ha huido de su lado como de la peste. Quizás a fin de dar la impresión de que no estaba al corriente de las fechorías de su cuñado. ¿De dónde salía, pues, el tren de vida de los hoy ex duques de Palma?
El origen de la crisis del Estado español
El origen remoto de la crisis, como rio que fluye sin cesar hacia el mar de nuestra atribulada Historia, hay que buscarlo, aguas arriba, en la pérdida del Imperio. El imperio vendrá a España por los caminos del mar, rezaba en el siglo pasado el himno de la escuela naval militar de Marín. Himno escrito por el poeta franquista José María Pemán, gran manipulador de jóvenes conciencias junto al clero castrense.
El origen inmediato de la grave crisis del Estado español, que como una torrentera se precipita hacia el rio de nuestra penosa historia colectiva, procede de las graves contradicciones de una transición pretendidamente democrática, en realidad impuesta por el último jefe de la dictadura franquista: el rey Juan Carlos de Borbón.
Para ello contó con el inestimable apoyo de unos generales monárquicos que habían participado en el golpe militar de 1936, en la guerra civil desencadenada por el golpe frustrado y en la sanguinaria represión de los tribunales militares. Un golpe militar nacional-católico, de impronta fascista.
Se tenía mucho miedo a una nueva guerra civil. Esa situación fue explotada por la Casa Real en su beneficio, con la connivencia de los poderes nacionales e internacionales que sustentaron la dictadura durante 40 años. Hoy el rey emérito detenta una de las grandes fortunas europeas, como es público y notorio.
La República Federal Ibérica y su proceso constituyente
La actual crisis del Estado español es probablemente irreversible. Ninguna pretendida reforma de la Constitución del 78, como medio de regeneración del sistema, llevará hacia una democracia decente, equivalente a la que disfrutan países de nuestro entorno; por ejemplo, la República de Portugal. Los 40 años transcurridos desde la reforma de la dictadura franquista, sin que ello haya sido posible, lo prueban.
La actual Republica de Catalunya, sojuzgada por los poderes del Estado borbónico, no tiene vuelta atrás y, a nuestro juicio, abre una oportunidad histórica para todas las naciones y pueblos peninsulares.
Una posible salida a la crisis actual sería la puesta en libertad de los políticos catalanes, encarcelados injustamente, y el inicio de negociaciones para impulsar una gran Convención que hiciese posible un pacto constituyente entre todos los pueblos y naciones de la península, incluida la República de Portugal, si así lo desease.
De fraguarse dicha unión histórica, procedería la proclamación solemne de la República federal, seguida de la formación de un gobierno provisional, pactado en dicha Convención, que decretase una ley electoral, y convocase elecciones a una Asamblea Nacional Constituyente.
Dicha Asamblea Nacional estaría legitimada para impulsar la redacción y aprobación de la Constitución de la nueva República, que habría de garantizar, de forma efectiva, los derechos sociales y de los pueblos, hermanados todos por una voluntad política de progreso, en paz y en libertad, incluida la necesaria salvaguarda del derecho de autodeterminación.
Manuel Ruiz Robles es miembro del colectivo de militares demócratas Anemoi, antiguo miembro de la Unión Militar Democrática (UMD), capitán de navío retirado.
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