Restos plásticos recogidos en una playa de Canarias durante el estudio realizado en 192 países costeros sobre la contaminación del mar por materiales derivados del petróleo. /MALIN JACOB Mientras en España se ha tardado casi una década en reducir el consumo de bolsas de plástico a la mitad , Australia, en tan solo tres […]
Restos plásticos recogidos en una playa de Canarias durante el estudio realizado en 192 países costeros sobre la contaminación del mar por materiales derivados del petróleo. /MALIN JACOB
Mientras en España se ha tardado casi una década en reducir el consumo de bolsas de plástico a la mitad , Australia, en tan solo tres meses, ha conseguido reducirlo en un 80%. Un hecho que da esperanzas a los ecologistas y que permitirá reducir a su vez los niveles devastadores de contaminación marítima.
El descenso sorprendente se explica por la decisión de algunas de las grandes cadenas de supermercados australianas que se autoimpusieron en julio la prohibición de suministrar bolsas de plástico a los consumidores de sus centros. Esto, según los datos publicados por la National Retail Association , supondría una reducción de cerca de 1.500 millones de unidades . La decisión de las dos compañías australianas se aplicó tan solo en las regiones de Queensland y Western Australia , mientras que en otros lugares como el estado de Victoria se hará efectiva a partir de 2019.
No se trata de una medida aislada que haya surgido de la nada, en tanto que se inscribe en la línea comercial iniciada por pequeños tenderos que desde hace años decidieron cobrar a los clientes por las bolsas. Algo que, según la NRA , en un primer momento provocó un rechazo masivo, pero que con el tiempo fue calando en los consumidores, cada vez más concienciados por el medioambiente. El camino estaba claro, había que apostar por materiales reutilizables.
En algunos establecimientos australianos se contabilizan reducciones de hasta el 90%
Y así fue. Tras una transición en la que los recipientes de plástico dejaron de ser gratuitos, las grandes cadenas como Woollworths o Coles decidieron dar el paso y restringir por completo el uso de bolsas de plásticos en sus supermercados. Tal ha sido el éxito, que en algunos establecimientos australianos se contabilizan reducciones de hasta el 90% , según las cifras facilitadas por la NRA.
El gerente de política industrial de la National Retail Association , David Stout, no ha dudado en reconocer el papel fundamental de las empresas que, aunque en primeros momentos contabilizaron perdidas, continuaron apostando por un modelo más sostenible.
«Los supermercados merecen un reconocimiento por haber liderarado el camino en uno de los cambios más significativos en el comportamiento del consumidor», explicaba Scout, que, a su vez, se mostró agradecido con los clientes que tomaron conciencia y decidieron emplear sus propias bolsas de la compra.
Según los datos manejados por la NRA, el cambio en el modelo de consumo no solo afectaría de manera positiva a un nivel medioambiental, ya que el comercio de bolsas alternativas -en ocasiones ejercido desde las propias cadenas de supermercados- ha incrementado en los últimos meses.