¿Quién dijo que los conciertos de música clásica son aburridos? ¿Hay algo que impida a un pianista llegar a todos los públicos? ¿Dónde está la barrera entre las llamadas «música culta» y «música popular»? En su concierto de Madrid, el pianista cubano Frank Fernández exhibió sus mejores cualidades para ganarse al público que se había […]
¿Quién dijo que los conciertos de música clásica son aburridos? ¿Hay algo que impida a un pianista llegar a todos los públicos? ¿Dónde está la barrera entre las llamadas «música culta» y «música popular»?
En su concierto de Madrid, el pianista cubano Frank Fernández exhibió sus mejores cualidades para ganarse al público que se había acercado hasta la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El concierto, organizado para dar a conocer su último disco (Todo Saumell-Todo Cervantes), contó con un altísimo nivel y provocó entre los numerosos asistentes sensaciones pocas veces perceptibles en este tipo de conciertos.
Tanto el programa elegido como la pasión desencadenada por el artista, consiguieron que el público -heterogéneo y multicultural- se sintiera plenamente integrado en un universo de recuerdos y emociones.
Las obras de Manuel Saumell y de Ignacio Cervantes, las danzas cubanas y afrocubanas de Ernesto Lecuona y las propias obras de Frank Fernández (Canción de cuna y Zapateo por derecho) traían a la memoria, a través de las manos y del corazón del artista, todo lo que de bueno tiene la música cubana desde sus orígenes hasta el día de hoy.
Fernández consiguió trasladar el sentimiento que pone en su actuación al interior de cada uno de los espectadores. Hubo momentos mágicos en los que el público ovacionó largamente alguna de sus extraordinarias interpretaciones.
El pianista cubano demostró sobradamente que determinados valores artísticos son universales, y rompió muchos de los mitos que existen alrededor de la música clásica.
Como músico perteneciente al movimiento de la Nueva Trova cubana, Fernández se sitúa en un punto desde el que es capaz de llegar a todo tipo de públicos haciendo lo que pocos saben hacer como él: crear e interpretar para transformar el mundo actual. O como decía Maiakovski: el arte no es un espejo para reflejar el mundo; sino un martillo con el que golpearlo.
Existen determinados momentos (el concierto de Frank Fernández fue uno de ellos) en los que un artista consigue mediante su obra una íntima unión con su público, y esa unión propicia un avance en la consecución de un mundo más habitable.
Frank Fernández actúa en Barcelona el próximo 9 de febrero.