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Oscurantismo

Fuentes: v

La Santa Sede, en una carta dirigida a los obispos, arremete nuevamente contra el feminismo, la igualdad entre mujeres y hombres y los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. La misiva misógina y homófoba está firmada por el cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, continuadora del Santo Oficio […]

La Santa Sede, en una carta dirigida a los obispos, arremete nuevamente contra el feminismo, la igualdad entre mujeres y hombres y los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. La misiva misógina y homófoba está firmada por el cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, continuadora del Santo Oficio que procesó y condenó, entre otros, al físico y astrónomo Galileo Galilei. Una Congregación que investiga y persigue inquisitorialmente a teólogos como Juan José Tamayo y Hans Küng, a quien le retiró la autorización eclesiástica para enseñar, y que impuso el «silencio obsequioso» a Leonardo Boff, teólogo brasileño de la liberación y autor de «El rostro materno de Dios».

¿Por qué iba a reconocer el infalible Juan Pablo II la contribución del movimiento feminista a los avances ­importantes, aunque insuficientes­ en materia de educación, salud, participación social y política o bienestar material y emocional de millones de mujeres y niñas del planeta? El, que excluye sistemáticamente a las mujeres de la ordenación sacerdotal y que equipara contracepción y asesinato. El, corresponsable de la pandemia del sida por su obcecada cruzada contra el preservativo. Poco se puede esperar de un hombre que privilegia movimientos y órdenes ultraconservadoras ­como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo­ y que bendice corderos cuya lana es utilizada para la confección de los palios que él mismo impone a los arzobispos que son ordenados. ¡Benditos corderos! ¡Malditas parejas de hecho, PACS o partenaires del mismo sexo!

Los escándalos de pederastia y laxismo en el seno de la iglesia católica son pecata minuta para Karol Wojtyla. Lo verdaderamente preocupante para el Vaticano es el surgimiento de una nueva Sodoma y Gomorra encarnada en gays, lesbianas y feministas «radicales».

Afortunadamente, el laicismo es un contrapoder al oscurantismo, integrismo y fundamentalismo religiosos. También lo son movimientos como la teología de la liberación y la teología feminista. La lúcida teóloga mexicana M. Pilar Aquino nos dice que la teología de la liberación feminista «busca comprender, discernir, interpretar y acompañar las experiencias que mujeres y hombres tenemos de Dios en nuestras actividades encaminadas hacia la construcción de modelos sociales libres de dominación patriarcal, explotación, inhumanismo y violencia». Es reconfortante.

* Especialista en políticas de Género