En 1976, el Prestige fue construido en unos astilleros de Japón. Cuando llegó a las costas de Galicia en noviembre de 2002, el petrolero vertió 20.000 toneladas de fuel al mar. La marea negra se extendió hasta las costas de Francia y Portugal. Cien mil aves murieron. Aunque los perjudicados tenían rostro, no se conocieron […]
En 1976, el Prestige fue construido en unos astilleros de Japón. Cuando llegó a las costas de Galicia en noviembre de 2002, el petrolero vertió 20.000 toneladas de fuel al mar. La marea negra se extendió hasta las costas de Francia y Portugal. Cien mil aves murieron. Aunque los perjudicados tenían rostro, no se conocieron los responsables. El Prestige pertenecía a un armador griego. Trabajaba para la empresa Mare Shipping Inc. de Liberia. Su aseguradora estaba afincada en Reino unido. Y navegaba bajo bandera de Bahamas.
El Prestige es uno de los barcos llamados FOC´s. Son aquellos que navegan bajo bandera de conveniencia. Están registrados en pequeños países que no se preocupan de que se cumplan las leyes internacionales del mar y las trabas fiscales. Los FOC´s suelen ser viejos palangreros, reciclados en busques de pesca, petroleros o navíos mercantes. Surcan los océanos de todo el mundo a diario. Aunque han sido diseñados para navegar durante 10 años, su media de vida oscila entre los 25 y los 30 años. Esto supone un peligro para la tripulación, para las mercancías que transportan y para los mares por los que navegan.
La tripulación de estos barcos la componen personas que no pertenecen al país que abandera el barco. Suelen ser personas inexpertas a las que se les somete a un régimen esclavista para que aprendan el oficio de marinero. Y sus patrones trabajan como mercenarios para armeros europeos, japoneses o norteamericanos.
El ahorro de costes no justifica la existencia de estos barcos piratas. Los armadores obtienen exención de impuestos en países en vías de desarrollo calificados como «paraísos fiscales». Belice, Chipre, Guinea Ecuatorial o las Islas Caimán, entre otros, publican panfletos sobre sus registros de barcos libres de impuestos, con exenciones tributarias y no sometidos a control.
Si en 1980, la Federación Internacional del Transporte (ITWF) contaba en su registro con 11 países fuente de barcos con banderas de conveniencia, el número se ha elevado a 27 en la actualidad. Honduras es el país que más barcos con bandera de conveniencia alberga en sus registros con 400 embarcaciones. Y entre los nuevos países, se encuentran Mongolia, Guinea Ecuatorial, Bolivia y Jordania. Una cifra que aumenta año tras año y que ya suma el 10% de la flota pesquera mundial. Esta cantidad sigue creciendo debido a la ausencia de instrumentos legales que obligan a estos barcos a cumplir con lo establecido.
La Unión Europea ha impulsado las directivas Erika I y Erika II para regular el transporte de estos barcos por las aguas europeas. La iniciativa se promovió tras el desastre del petrolero Erika sobre las costas francesas, donde vertió 10.000 toneladas al mar. La marea negra afectó a 420 kilómetros de costa y ocasionó la muerte de 300.000 especies. Sin embargo, ningún país secundó esta medida. Los beneficios que muchas empresas obtienen de los barcos FOC´s frenan su aplicación efectiva. Y tuvo que ocurrir el desastre del Prestige para que estas directivas se impulsaran de nuevo.
Los nuevos barcos piratas no realizan abordajes ni secuestran personas. Tampoco sus hazañas son relatadas por escritores. Ahora se ocultan para que los intereses comerciales no refloten y la sociedad no los reconozca. Pero hay algo que no ha cambiado. Siguen izando la bandera de la muerte.