Izquierda Unida, el movimiento político y social constituido en la década de los 80 como referente de la izquierda transformadora y alternativa, atraviesa sin duda una crisis política, orgánica y electoral sin precedentes y quizás definitiva si no lo remediamos a tiempo. Muchas pueden ser las causas de dicha crisis: la incapacidad para hacer llegar […]
Izquierda Unida, el movimiento político y social constituido en la década de los 80 como referente de la izquierda transformadora y alternativa, atraviesa sin duda una crisis política, orgánica y electoral sin precedentes y quizás definitiva si no lo remediamos a tiempo.
Muchas pueden ser las causas de dicha crisis: la incapacidad para hacer llegar nuestras propuestas a la sociedad y recoger las necesidades de ésta, las dificultades que encontramos para relacionarnos con los movimientos sociales, la falta de credibilidad que transmitimos a los sectores sociales objetivamente coincidentes con nuestros planteamientos y reivindicaciones, la ausencia de un proyecto transformador, ilusionante y posible, claramente diferenciado del resto de opciones políticas.
Asistimos a una degradación orgánica sin precedentes que se manifiesta en el deterioro de la convivencia interna y en la multiplicación de grupos de intereses que dicen surgir de posiciones políticas. En muchos de los casos únicamente responden a falsas lealtades y a todo tipo de personalismos, careciendo de posiciones políticas diferenciadas. La organicidad y el respeto a la legalidad interna han sido sustituidos por deslealtad y arbitrariedad, la sana confrontación política por el insulto, el debate dialéctico por la descalificación personal.
Resulta imprescindible un giro radical y urgente en la actual situación para situar de nuevo a Izquierda Unida a la altura política que ocupó no hace tanto. Ese giro es posible y hay que realizarlo ya, se agota el tiempo.
Necesitamos con urgencia actualizar nuestro discurso político, reivindicando una nueva forma de estado -federal, solidario y republicano-, una nueva forma de gobierno – la democracia participativa- y una nueva sociedad – justa, solidaria, sostenible y socialista-. Necesitamos reinventar Izquierda Unida para hacer realidad todos los contenidos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Entendemos que la contradicción entre el capital y el trabajo está en el origen de todas las injusticias y desigualdades. Defendemos que no es conciliable el desarrollismo salvaje capitalista con un desarrollo sostenible respetuoso con nuestro medio ambiente. Que tampoco es conciliable la discriminación de género con la libertad e igualdad de que deben gozar todos los seres humanos desde su nacimiento. Y no es posible un mundo en paz, sin guerras, mientras existan inmensas desigualdades Norte-Sur o se mantenga el abismo existente entre el llamado primer mundo y lo que se ha dado en llamar tercer y cuarto mundo.
Creemos que es momento de refundar un proyecto en el que cabemos todos y cuya riqueza radica en su pluralidad y en la diversidad de sus posiciones políticas. Un proyecto donde «mayorías» y «minorías» sepan y puedan convivir en torno a síntesis y propuestas ilusionantes con las que todos nos sintamos identificados. Es el momento de relanzar Izquierda Unida como un verdadero movimiento político y social. Creemos que ha llegado la hora de una profunda renovación interna, tanto en nuestro discurso político como en nuestras estrategias y actitudes, y también en todos nuestros órganos de dirección.
Se inicia en estos días el proceso de discusión que ha de desembocar en la Asamblea Federal Extraordinaria de Izquierda Unida. Desde la serenidad y la comprensión de su importancia, los compañeros y compañeras con responsabilidades orgánicas e institucionales de Izquierda Unida firmantes de esta Declaración hacemos un llamamiento a toda la militancia y a los dirigentes de Izquierda Unida para que generen el necesario clima de trabajo, compañerismo, ilusión y respeto que permita abordar en condiciones los importantes debates que se avecinan.
Es responsabilidad de la dirección de Izquierda Unida – la federal, las regionales, nacionales, locales, etc.- garantizar un debate sosegado y riguroso, sin confusiones, sin prejuicios ni descalificaciones, que necesariamente provoque una transformación profunda de Izquierda Unida hasta convertirla en la necesaria herramienta de avances sociales y políticos que nuestro mundo reclama en el siglo XXI.
Porque otra Izquierda Unida aún es posible, y nadie sobra para construirla.
Miembros de Izquierda Unida que apoyan:
Enrique Centella Gómez, Coordinador Provincial de IU Córdoba
Jorge García Castaño, Diputado de IU en la Asamblea de Madrid
Henar Moreno Martínez, Coordinadora IU La Rioja
Amanda Meyer, Responsable de Juventud de IU Federal, miembro de la Ejecutiva de IU Federal y de la Presidencia de IU Federal
Miguel A. Gómez Cortines, Ex Secretario General de la UJCE
y miembro del Consejo Político Federal de IU por Cantabria
Elena Cortés Jiménez, Concejala de IU en el Ayuntamiento de Córdoba y Portavoz de IU en la Diputación Provincial de Córdoba
Rocío Val Val, Ex Secretaría General de la UJCE, miembro del Comité Federal del PCE
y miembro del Consejo Político Regional de IU Murcia
Juan Ramón Soriano, Ex Secretario General de la UJCE
Juan Chamorro, Secretario General de la sección sindical de CCOO.UNED
María Ángeles Fonseca Rodríguez, Concejal de IU en Langreo (Asturias)
Esmeralda Rodríguez Meireles, Concejala IU en Llanera (Asturias)
Borja Ortea Llera, Concejal de IU en Noreña (Asturias)
Manuel Castro Fernández, militante de IU-CM
Rafael Mayoral, militante de IU-CM
Patricia Rivas Bufalá, Coordinadora de la Asamblea de Hortaleza IU-CM
Joaquín Morote, Secretario de Organización del PCRM