Desconozco si las opiniones vertidas por Javier Ruiz de Vergara en su artículo sobre la Asamblea de Izquierda Unida (1) responden a su presencia en la asamblea o habla de oídas. Y digo esto porque en su artículo falta a la verdad, y es por esa razón por la que me he decidido a escribir […]
Desconozco si las opiniones vertidas por Javier Ruiz de Vergara en su artículo sobre la Asamblea de Izquierda Unida (1) responden a su presencia en la asamblea o habla de oídas. Y digo esto porque en su artículo falta a la verdad, y es por esa razón por la que me he decidido a escribir en este medio plural que es Rebelión. En primer lugar me sorprende el hincapié que hace el autor coincidiendo con redactores fascistas de periódicos de mi ciudad, en los gritos minoritarios de «tongo», -minoritarios según el propio Enrique Santiago-, y también me sorprende que utilice la frase «disimulados por apelaciones a la «unidad»». Lo primero que hay que decir es que el clamor a la unidad fue mayoritario ;fue clamor, no apelación. Que el autor entrecomille la palabra unidad, en ese contexto, desvela el interés, mal disimulado, de presentar la voluntad general de la Asamblea como algo minoritario e incluso sospechoso.
Pero además el autor miente sobre lo que verdaderamente ocurrió: Enrique Santiago no retiró su lista como consecuencia de la aprobación de la enmienda que permitió votar a los coordinadores regionales.. Esa enmienda se aprobó la noche del sábado, y Enrique Santiago presentó su candidatura el domingo. Parece que lo razonable hubiera sido, si se entendía que esa enmienda vulneraba principios democráticos de la Asamblea denunciarlo, o no presentar la lista como medida de protesta. Así que no se debe confundir a la gente ni se debe faltar al verdad.
Respecto a la «polémica» enmienda, como califica el autor, y dejando atrás el cuestionable momento de su aprobación, sobre lo que habría mucho que debatir, hay que decir lo siguiente. En primer lugar es el resultado de la voluntad de la asamblea que es soberana. En segundo lugar, si se cuestiona la legitimidad de los coordinadores regionales a la hora de votar al coordinador general recién elegido el consejo político habría que cuestionarse también su misma presencia en la asamblea, ya que son miembros natos. Si no han sido elegidos por sus respectivas asambleas de base y provinciales como delegados a la asamblea, ¿con qué derecho lo hacen? No he oído ninguna crítica al respecto por los mismos que ahora se indignan por la aprobación de una enmienda respaldada por 306 delegados.
Y como yo sí estuve en la Asamblea federal me gustaría terminar con mi particular anecdotario que añadir al publicado por mi buen amigo Pascual Serrano (2) en este mismo medio.
-Algunos insisten machaconamente en que salió elegido coordinador alguien que no fue apoyado por más de la mitad de los delegados. Esos mismos pretendían que saliera elegido coordinador alguien con el 38,1% de los votos.
-Hizo tambalear la dirección de Llamazares un candidato que hace tres meses sólo era un militante de base. Bien , lo que no se menciona es que fue con el aparato y la ayuda inestimable de Francisco Frutos, hombre desde luego curtido en mil batallas, pero que no parece que sea ejemplo de renovación, juventud ni cuadro medio. Al respecto, el colmo de la paradoja fue que en mi federación aquellos que en la asamblea regional se enfrentaron al documento alternativo de Enrique Santiago, a las ansias de cambio legítimas de las Juventudes Comunistas, a su trabajo y a su esfuerzo en la preparación de esta asamblea, fueron lo que finalmente ocuparon puestos en la lista de Enrique Santiago, relegando la savia nueva a últimos puestos, o a sus respectivos pueblos. Eso sí es ejemplo de renovación.
-El candidato a coordinador general, Enrique Santiago, en la presentación de su candidatura, esto es, antes de que se produjera la votación de la Asamblea rindió un «homenaje» a Gaspar Llamazares, afirmando que «en el futuro sin duda seguiría siendo necesario como «presidente» del grupo parlamentario». Sin palabras.
Los militantes, los afiliados, los simpatizantes y votantes de IU podemos hacer dos cosas en el futuro. Podemos declararnos la guerra, estar hasta enero en las trincheras, disparándonos unos a otros, mientras la derecha y el partido socialista se frotan las manos viendo cómo por fin la única fuerza política de izquierdas que hay en el estado español desaparece, o podemos olvidar las heridas y los agravios, que han sido muchos, y arrimar el hombro para que la dirección colegiada sea una realidad. La composición del nuevo consejo político federal, con notables incorporaciones, permite albergar esperanzas respecto a un giro,-necesario-, en la política de Izquierda Unida. Yo no voy a ser cómplice de la desaparición de nuestra fuerza política ni del espectáculo bochornoso que estamos dando. Y, lo que es más importante, no voy a serlo sea cual sea el próximo Coordinador General. Espero de todos y todas lo mismo. En nuestras manos está.
Una enmienda aprobada el día anterior, que permitía votar a los coordinadores regionales, enrarece la Asamblea de Izquierda Unida
Javier Ruiz de Vergara
13-12-2004
Pascual Serrano