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Balance del 2004: ¿el movimiento diversidad sexual en Perú marcha hacia la disidencia?

Fuentes: Raíz Diversidad Sexual Perú

El finalizar un año es un buen momento para las evaluaciones, en especial en la perspectiva de poder ensayar miradas sobre lo que vamos construyendo. El año 2004 fue particularmente importante para el Movimiento Lésbico, Gay, Bisexual y Trans (en adelante Movimiento LGBT) en el Perú. Por un lado hubo una importante participación de los […]

El finalizar un año es un buen momento para las evaluaciones, en especial en la perspectiva de poder ensayar miradas sobre lo que vamos construyendo. El año 2004 fue particularmente importante para el Movimiento Lésbico, Gay, Bisexual y Trans (en adelante Movimiento LGBT) en el Perú. Por un lado hubo una importante participación de los colectivos y organizaciones en nuevos espacios sociales como el Foro Social de las Américas y en las luchas de los movimientos populares y sociales (cocaleros, paro nacional, movilización continental contra el TLC); al parecer con la presencia de la diversidad sexual en las movilizaciones contra la invasión de Irak (inicios del 2003) se abrió un ciclo de presencia del Movimiento LGBT en las calles, este ciclo ha tenido un pico alto en el 2004, ya que por primera vez en muchos años la movilización LGBT se articula con relativa fuerza a causas distintas a las demandas por el reconocimiento a la diversidad sexual. En paralelo hay una mayor articulación de los grupos peruanos con otros grupos latinoamericanos con mayor experiencia de articulación con movimientos sociales. En este año dos espacios privilegiados para ello han sido el Foro Social de la Diversidad Sexual en Quito- Ecuador (Julio) y la Conferencia Regional de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays en Santiago de Chile (Septiembre).

Tanto en el Foro en Quito como en la Conferencia en Santiago, se pudo notar la existencia de un bloque latinoamericano (que va tomando el nombre de Izquierda LGBT) con un mayor compromiso con los movimientos sociales y populares, además con una clara posición contra el sistema neoliberal; este sector estaría desarrollando una nueva forma de activismo distinto al modelo norteamericano y europeo, que con matices han privilegiado las dinámicas de inserción en el aparato estatal, mediante las promoción de políticas públicas. Esta nueva dinámica está produciendo proceso de politización entre los activistas del movimiento de la diversidad sexual; lo cual está generando cambios en la percepción que tienen los movimientos sociales y políticos sobre nosotros, y además, replanteamientos a las formas como hemos estado haciendo política desde la diferencia. El salto traumático del Movimiento LGBT de la diferencia a la disidencia, está causando más de una tensión y polémica en América Latina. Este proceso ya tiene algunos años en países como Chile o Argentina, pero en Perú, es recién en el 2004, que se empezaron a sentir los primeros síntomas de las tensiones.

Si bien las luchas por el reconocimiento del derecho a la diversidad sexual en el Perú tiene más de dos décadas, al parecer solamente después del 2002 cumplió su mayoría de edad, el hecho emblemático fue la primera marcha masiva del Orgullo LGBT, la cual fue muy concurrida y logró una amplia cobertura de prensa, en especial por la presencia de algunos personajes de la farándula local. La marcha del 2003, fue igualmente concurrida y festiva, pero en la misma por primera vez participan grupos políticos agrupados en la Coordinadora Otro Mundo Es Posible, esto fue un efecto directo de la solidaridad que se había forjado entre algunos activistas LGBT con grupos de izquierda, en las movilizaciones contra la ocupación de Irak. En el 2004, la historia realmente fue bastante distinta, ya que el movimiento LGBT ha venido viviendo una serie de tensiones internas, que han tenido como consecuencia el surgimiento de nuevas articulaciones entre los colectivos y agrupaciones. La denuncia a la tendencia a la «onegización del movimiento» empezó como un susurro y terminó generando un nuevo eje de debate sobre los peligros de la institucionalización. Pero definitivamente los malestares se hicieron visibles en la marcha del 2004, donde un sector planteó como un eje de marcha la adhesión al paro nacional que venían preparando las organizaciones sindicales, también en la marcha se denunció la presencia de algunos personajes oportunistas. Estos hechos causaron profundos malestares y polémicas entre los sectores participantes y evidenció la existencia de un sector LGBT más identificado con las movilizaciones sociales, de las cuales se había «contagiado» de una peligrosa «radicalidad». De hecho que en el 2004, la apuesta por la inserción de la diversidad sexual en los movimientos sociales, ha logrado importantes avances.

Pero el año 2004, también ha sido importante para las estrategias que plantean incidir en políticas públicas, ya que la declaración de inconstitucionalidad de las sanciones hacia los homosexuales en el Código Justicia Militar, como la inclusión del Amparo para el defender el derecho a la no discriminación por orientación sexual, son avances legales que por lo menos simbólicamente revindican parte de la agenda LGBT. Sin embargo, el sector que apostó por cambios jurídicos ha mostrado limitaciones para aprovechar los cambios legales producidos, al parecer la falta de una base social concreta genera límites en la agenda de aquellos que buscan incidir mediante políticas pública. Además también las limitaciones van por el lado de las alianzas, ya que se ha priorizado replicar la estrategia de incidencia política aprendida de la experiencia de algunas ONGs, que la alianza concreta con movimientos sociales y en este sentido también se termina excluyendo al sector del movimiento de la diversidad sexual que se considera demasiado radicalizado. La apuesta política de estos sectores más institucionalizados está claramente identificada con la centro izquierda, por tanto les resulta sumamente incomoda las cercanías de algunos grupos con posturas anticapitalista radicales. En este sentido la apuesta más institucional, ha perdido la oportunidad de tender puentes de complementaridad con las apuestas que se van posicionando a su izquierda, esta imposibilidad para sumar termina afectando a tod@s.

Hay que reconocer que el Movimiento LGBT se viene configurando como una fuerza mayoritariamente progresista, sin embargo en su seno los sectores anticapitalista son por ahora minoritarios, la mayor visibilización de los mismos en el 2004 ha causado ciertos campos de tensiones, sin embargo, los procesos de reconocimiento político LGBT han logrado avances tanto en sus estrategias legales, como las de inserción en le movimiento social, por ello si en una palabra podríamos resumir el balance del año 2004 para el movimiento LGBT, creo que sería claramente positivo, el gran reto para el 2005 es que algunos sectores pierdan el temor a la politizando y se puedan generar canales de discusión que partan por reconocer el aporte positivo de la disidencia. La naturaleza progresista del Movimiento de la Diversidad Sexual se podrá mantener en la medida que los sectores más moderados tengan la capacidad de aceptar la posibilidad de la existencia de sectores más radicales y definidamente anticapitalistas. La Marcha del Orgullo en el 2005, será uno de los espacios en el que este proceso se vaya definiendo, los resultados del mismo debería ser de interés para tod@s, al margen de nuestra orientación o gusto sexual.