El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnolológicas (ISAAA) hará público hoy su informe anual sobre la situación global de los cultivos modificados genéticamente en 2004, donde revelará que la superficie sembrada con este tipo de cultivos ha experimentado un crecimiento del 20% entre 2003 y 2004. Argumentará que 8,25 millones de agricultores utilizan […]
El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnolológicas (ISAAA) hará público hoy su informe anual sobre la situación global de los cultivos modificados genéticamente en 2004, donde revelará que la superficie sembrada con este tipo de cultivos ha experimentado un crecimiento del 20% entre 2003 y 2004. Argumentará que 8,25 millones de agricultores utilizan semillas transgénicas y que la mayoría están en países del tercer mundo. Estos datos llevan al ISAAA a concluir que las perspectivas de la biotecnología en la agricultura son buenas para el futuro.
Sin embargo, los informes que el ISAAA viene publicando desde varios años son muy cuestionables. En primer lugar porque es un organismo creado y mantenido por instituciones y empresas con intereses en la biotecnología. Es muy revelador que Monsanto, Syngenta, Bayer CropScience, Pioneer Hi-bred y Dow AgroSciences, las cinco mayores multinacionales del sector agroquímico y biotecnológico, cuenten dentro de las entidades patrocinadoras del ISAAA (1). Estos vínculos con la industria biotecnológica y los evidentes propósitos de introducir lo más rápidamente posible una agricultura transgénica en los países en desarrollo pone en entredicho la objetividad de los datos presentados en sus informes anuales.
En este contexto, es fácil imaginar que las estimaciones del ISAAA son exageradas: en muchos países no existen datos oficiales y las cifras provienen directamente de la industria biotecnológica, España siendo uno de ellos. Un ejemplo de la poca fiabilidad de los datos proviene de Sudáfrica: en un estudio sobre el algodón transgénico en este país, Aaron deGrassi cuestiona las afirmaciones del organismo internacional: «ISAAA dice que los pequeños agricultores utilizan esta tecnología en 100.000 ha. Agricultural Biotecnology in Europe – una coalición de empresas biotecnológicas – estima la superficie a 5.000 ha. y una encuesta local sugiere 3.000 ha.«(2). Por lo tanto las cifras del ISAAA estan, como poco, 20 veces superiores a la realidad.
Con el engaño de las cifras, el ISAAA quiere presentar una visión positiva de la aceptación de los cultivos transgénicos en el mundo. Es importante recordar que:
– menos de 10 países se reparten más del 99% de los cultivos transgénicos y que todavía muy pocos países han introducido esta tecnología a gran escala en su agricultura;
– de momento, sólo se comercializan dos tipos de plantas transgénicas: las resistentes a plagas (plantas Bt, un cuarto de la producción aproximadamente) y las tolerantes a un herbicida determinado, respondiendo a las necesidades de rentabilidad de la industria biotecnológica;
– cinco empresas trasnacionales monopolizan la venta de semillas transgénicas, con el consiguiente peligro real para la seguridad alimentaria mundial;
– La oposición ciudadana a los transgénicos crece como una bola de nieve y continentes enteros permanecen prácticamente libres de transgénicos, como es el caso de Europa. A pesar de la aprobación totalmente antidemocrática – sin el respaldo de los Estados Miembros – por parte de la Comisión Europea de dos maíces modificados genéticamente en 2004, España sigue siendo el único país que siembra semillas transgénicas de la Europa de los 25 y cada vez son más las regiones europeas que se declaran libres de transgénicos.
Liliane Spendeler, responsable del área de biotecnología de Amigos de la Tierra, declaró: «Incluso si fueran ciertos los datos del ISAAA, los resultados de diez años de cultivos modificados genéticamente en la agricultura pueden tener una interpretación totalmente distinta a la visión optimista de la industria biotecnología: se han hecho realidad los mayores temores para el medio ambiente, permanecen las incógnitas sobre los efectos para la salud humana y se están generando nuevos y graves problemas sociales asociados a la introducción de las semillas transgénicas en los campos«. (3)
Resulta evidente que el desarrollo de la agricultura biotecnológica no se mueve por intereses altruistas ni el ISAAA está diseñado para «contribuir a la erradicación del hambre y la pobreza compartiendo aplicaciones biotecnológicas para el cultivo«, sino que responden a meros instrumentos para aumentar las ganancias de unas muy pocas empresas multinacionales. (4)
Para más información: Liliane Spendeler: 918 479 248 [email protected]
Notas: (1) www.isaaa.org
(2) Aaron deGrassi – Third World Network Africa – Genetically Modified Crops and Sustainable Poverty Alleviation in Sub-Saharan Africa; an assessment of current evidence – 24/06/2003 –
http://allafrica.com/sustainable/resources/view/00010161.pdf
(3) Para más información, consultar el informe de Amigos de la Tierra Internacional Cultivos modificados genéticamente, una década de fracasos [1994-2004] en: http://www.foei.org/esp/publications/link/gmo/index.html
(4) Ver el análisis del informe del ISAAA de 2003 por Amigos de la Tierra España Situación global de los cultivos transgénicos: una visión distinta a la de la industria biotecnológica en www.tierra.org/transgenicos/transgenicos.htm