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La lucha de clases no se atiene a las enmiendas transaccionales

Fuentes: Rebelión

Si hacemos caso de los balances publicados en el Boletín Electrónico de EUiA, habár que concluir que la IV Asamblea ha desatado una autentica oleada de entusiasmo en nuestras filas. Tal vez convendría temperar un tanto esas alegrías. Pues, a pesar del clima de corrección que presidió los debates, tenemos la impresión de que se […]

Si hacemos caso de los balances publicados en el Boletín Electrónico de EUiA, habár que concluir que la IV Asamblea ha desatado una autentica oleada de entusiasmo en nuestras filas. Tal vez convendría temperar un tanto esas alegrías. Pues, a pesar del clima de corrección que presidió los debates, tenemos la impresión de que se cerraron en falso algunas cuestiones decisivas. Y puede que no tarde en ponerlo de manifiesto la propia lucha de clases que, como decían los clásicos del marxismo, no tolera interrupciones… ni se aviene a pasar por el filtro de las enmiendas transaccionales con que nos hacemos la ilusión de resolver demasiados problemas.

Para quien quiera mirar la realidad cara a cara, lo cierto es que nuestra formación aparece cada vez mas como un partido (y no como un movimiento político y social). Y, para mas señas, como el partido del gobierno. La subordinación de EUiA al tripartito con el trasfondo de una actitud subalterna de la izquierda transformadora estatal hacia el gabinete del PSOE, ha ensombrecido la Asamblea. No hemos fortalecido nuestra voz propia, como pretende alguna sensibilidad, sino nuestra dependencia política respecto de un gobierno que nos dedicamos a exaltar y embellecer en lugar de caracterizarlo con rigor.

La Asamblea se solidarizo con la lucha obrera de SAS, y eso honra a EUiA. Pero cuando se han producido otras luchas que, como la de Miniwatt, interpelaban directamente al gobierno, no hemos osado hacernos eco de las demandas de intervención de la empresa por parte de la Generalitat que planteaba el Comité… para no incomodar al tripartito. La Asamblea rechazó enmiendas a la resolución sobre Trabajo digno que iban en ese sentido, reclamando medidas enérgicas contra las multinacionales. En las discusiones de ese apartado sobre el mundo obrero asistimos a una tozuda defensa del presidente Maragall (incluso cuando anima las industrias catalanas a deslocalizar), del Acuerdo estratégico para la internacionalización y la competitividad de las empresas… y hasta de las ETT! Y es que, en este terreno, se evidencia de modo particularmente llamativo el peso del social-liberalismo en la política del gobierno catalanista y de izquierdas.
El propio coordinador general, el compañero Jordi Miralles, se preguntaba en que consistía dicha influencia. Pues bien, consiste exactamente en lo que hace ese acuerdo estratégico: envolver en promesas sobre la futura calidad del empleo lo que son medidas destinadas a aumentar la explotación de la clase obrera. Y consiste también, entre otras cosas, en el incremento de las tasas indirectas en relación con los impuestos directos… Una tendencia severamente criticada por los sindicatos de clase (que, tal como señalaba el compañero Francesc Matas en una reciente contribución, no estuvieron presentes en nuestra Asamblea).

En una palabra: el gobierno mas a la izquierda que hemos conseguido llevar al poder después de derrotar a los partidos burgueses (CiU y PP), sigue siendo todavía muy prisionero de los dogmas e instituciones neoliberales. Tras el referéndum francés, no deberíamos olvidar que el principal componente de este gobierno, el PSC, sigue defendiendo el Tratado Constitucional europeo. Por eso resulta tan negativo para el avance de la conciencia obrera que se mezclen y confundan conceptos como lo hacen nuestras resoluciones, al identificar la idea de brindar apoyo al gobierno con el hecho de formar parte del mismo. ¿Apoyo frente a la derecha? Incondicional! Pero no solo en el ámbito parlamentario, sino esencialmente a través de la movilización social y la exigencia de un giro hacia la izquierda, una forma de apoyo que no tiene por que gustar necesariamente a este gobierno. El otro extremo, es decir la participación, implica una responsabilidad compartida en todas las actuaciones del ejecutivo: desde la promoción de viviendas de protección oficial… hasta las menos decorosas cargas de los Mossos d’Esquadra contra los huelguistas de las minas de Saria o de cualquier otro sitio.

La vida se encargará de decir si eso es compatible con el hecho de seguir desarrollando con perfil propio, con margen y capacidad, las políticas de EUiA… Hoy por hoy, nuestra presencia – residual- en el tripartito hace que nos preocupe sobremanera, hasta el punto de hacerlo constar en nuestras resoluciones, que no queremos ser un movimiento de la queja permanente. (¿Que ocurriría pues si dispusiésemos de ese conseller comunista en el Govern que tanto se invocó en la Asamblea?). Lo cierto es que se avecinan tiempos de lucha de clases: de empeoramiento de la coyuntura económica, de nuevos ataques liberales y privatizadores implementados desde Bruselas (directiva Bolkestein), de reformas laborales y presupuestos continuistas diseñados por el gobierno de Solbes y Zapatero… No tardaremos mucho en poner a prueba cuanto hemos decidido en la Asamblea.

Y, muy probablemente, tengamos que empezar por una reforma estatutaria que, a fuerza de seny y de posibilismo constitucional, puede acabar en agua de borrajas. Al afirmar que Catalunya es una nación sin reivindicar su derecho a la plena soberana política (autodeterminación), el nuevo Estatut se torna identitario: irrita a los enemigos de la libertad nacional… sin llegar a motivar ni movilizar a la ciudadanía catalana. Al reivindicar una mejor financiación sin asociar tales ingresos comunitarios (búsqueda de consenso con la derecha obliga) a las conquistas sociales y la instauración de una fiscalidad progresiva, solo se puede generar incomprensión en el resto del Estado y facilitar la peor demagogia, pues la Catalunya trabajadora aparece disuelta y subordinada a los intereses comerciales de la burguesa barcelonesa…
Aprovechemos las vacaciones para recargar las pilas. Este otoño necesitaremos algo mas que fórmulas congresuales de compromiso para afrontar la construcción de EUiA. Un desarrollo que tan solo será factible desde la independencia política y la fidelidad, por encima de todo, a nuestra clase.

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Diosdado Toledano (miembro del Consell Nacional de EUiA y del CPF de Izquierda Unida)
Llus Rabell (miembro del Consell Nacional de EUiA)