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Los agentes están acusados de causar lesiones graves a un detenido en 1999 que quedó en coma y murió un año y medio después

Un juez de Alicante ve indicios de delito de tortura en la actuación de tres guardias civiles

Fuentes: Diario Información Alacant

Un juez de instrucción de San Vicente del Raspeig ha incoado un procedimiento abreviado contra tres agentes de la Guardia Civil de Sant Joan por presuntas torturas graves y lesiones a un hombre de 41 años, detenido en septiembre de 1999. El titular del juzgado número 1 también ha estimado un posible de delito en […]

Un juez de instrucción de San Vicente del Raspeig ha incoado un procedimiento abreviado contra tres agentes de la Guardia Civil de Sant Joan por presuntas torturas graves y lesiones a un hombre de 41 años, detenido en septiembre de 1999. El titular del juzgado número 1 también ha estimado un posible de delito en la actuación de un cuarto agente por la omisión del deber de socorro.

Los hechos se remontan al día 20 de septiembre de 1999, cuando la víctima fue detenida por agentes de la Guardia Civil por un presunto delito de amenazas y narcotráfico. Tras un registro domiciliario en su vivienda de Sant Joan, el hombre fue conducido al cuartel de esta localidad para que prestara declaración y posteriormente pasara a disposición judicial.

Pero el detenido consiguió escapar del cuartel y horas después los agentes lograron capturarlo en Parque Ansaldo. Según la acusación, tanto en el viaje de vuelta al cuartel como en el trayecto hasta el calabozo e incluso dentro de él fue objeto de «una brutal paliza». Más tarde el detenido fue trasladado al Hospital de Sant Joan, según los agentes, «al presentar un síndrome de abstinencia leve».

Tras ser dado de alta, la Guardia Civil lo llevó hasta la Comisaría Centro de Alicante, porque es allí donde habitualmente pasan la noche los detenidos en Sant Joan.

Sin embargo, al día siguiente el estado de salud del detenido había empeorado. Los agentes procedieron a su traslado hasta un juzgado de guardia de San Vicente y mientras se encontraba en la sala de espera se desplomó. La víctima entró en un estado de coma vegetativo del que ya no se repuso hasta su muerte, un año y medio después.

Según el auto del juez, tras el desfallecimiento se ordenó el traslado al centro de salud de San Vicente del Raspeig, donde un médico en funciones lo derivó al Hospital General de Alicante, dado el grave estado de salud. Allí fue intervenido con carácter de urgencia y se le extirpó el bazo. El hombre presentaba una hemorragia interna, precisamente por la rotura de este órgano.

Según fuentes próximas al caso, los cuatro agentes encargados de la custodia declararon ante el juez que desconocían el origen de las lesiones y apuntaron a que podía haberse autolesionado durante su fuga. En un informe elaborado por un mando de la propia Guardia Civil y publicado por este diario en junio de 2000, se especifica que cuando se procedió a su detención el hombre «mostró cierta resistencia, ya que saltó por encima de algunos montones de chatarra y escombros, produciéndose alguna caída». Esta versión contrastaba con la declaración del médico que asistió al detenido por primera vez en el Hospital de Sant Joan. Este facultativo analizó el documento aportado por los médicos de Medicina Intensiva y según indicó ante el juez no creía que «las lesiones que en el mismo se describen las padeciera en el momento en que lo reconoció, ya que se mantenía en pie y no le dijo en ningún momento que padeciera lesión o dolor».

Tanto la defensa, la fiscalía así como la acusación particular y la popular ejercida por la Asociación contra la Tortura deben ahora remitir los escritos de calificación de los hechos.