Se desprende de una investigación realizada entre mujeres de 13 a 16 años. Dijeron que aceptaron acostarse con sus novios porque se sintieron obligadas. Sólo la cuarta parte lo hizo por amor. Si no aceptás, te dejo. Otra chica se acostará conmigo. Además, no me podés dejar así, ahora estoy excitado». Este es uno de […]
Se desprende de una investigación realizada entre mujeres de 13 a 16 años. Dijeron que aceptaron acostarse con sus novios porque se sintieron obligadas. Sólo la cuarta parte lo hizo por amor.
Si no aceptás, te dejo. Otra chica se acostará conmigo. Además, no me podés dejar así, ahora estoy excitado».
Este es uno de los argumentos que los varones usan a veces para lograr que las chicas accedan a tener sexo con ellos. El juego no es tan ingenuo y constituye una variante de la coerción sexual.
Esto se desprende de un estudio realizado en el Servicio de Adolescencia del Hospital Argerich entre más de 200 adolescentes de clase media baja y baja, de 13 a 16 años, y de otra investigación sobre 1.500 casos hecha por la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ).
Alrededor del 50% de las chicas que comenzaron su vida sexual entre los 13 y 16 años, dijeron que no querían tener sexo a esa edad, pero aceptaron bajo algún tipo de presión, que va desde la violación hasta la amenaza de abandono por parte del novio. Estas son partes de las conclusiones de la investigación del Argerich, la primera sobre coerción sexual que se realizó en el país.
La doctora Edith Pantelides, investigadora del Conicet en el Centro de Estudios de Población (CENEP), explicó que para la investigación consideraron que la coerción «es el acto de forzar o intentar forzar a otro individuo a participar en una conducta sexual contra su voluntad, mediante violencia, amenazas, insistencia verbal, engaño, expectativas culturales o circunstancias económicas», citando a las investigadoras Heise, Moore y Toubia.
Pantelides y Rosa Geldstein, también del Conicet y del CENEP, trabajaron con las ginecólogas del Argerich, Nilda Calandra y Sandra Vázquez. Hablaron con las adolescentes para detectar los casos de coerción en el debut sexual. Para ello, la primera pregunta realizada por los especialistas fue si el inicio sexual había ocurrido a la edad deseada.
Sólo el 19 % de las chicas que iniciaron su relación sexual a los 13 y 14 años contestaron que sí. El 26,2% dijo que hubiera preferido debutar a los 15 o 16 años; e 43% contestó que la edad «ideal» hubiera sido a los 17 o 18; y el 11,9 %, más allá de los 19.
Una presión similar fue detectada por el estudio realizado a nivel nacional por la SAGIJ, con chicas de entre 10 y 19 años.
«En la primera relación sexual, el 34 % no tuvo ningún cuidado anticonceptivo, pero lo más grave es que en muchos casos se debió a que él no quiso cuidarse y esto habla de coerción. Además, -sin preguntarlo- el 5 % contó que hubo violación», señaló a Clarín Silvia Oizerovich, autor del estudio junto a la educadora Hilda Santos.
De acuerdo con este trabajo, la edad promedio del debut sexual fue a los 15,6 años. La investigación se hizo en chicas atendidas en consultorios de ginecología y obstetricia de hospitales y obras sociales de todo el país.
En el estudio realizado por el Centro de Estudios de Población se les preguntó concretamente a las chicas entrevistadas por qué se habían iniciado sexualmente antes de lo deseado por ellas: solo la cuarta parte respondió que estaban enamoradas.
La doctora Pantelides dijo a Clarín que el 12,4 % de la chicas mencionó la existencia de violación o abuso en su primera relación sexual; el 10,1 %, presión de la pareja; y el 5,6 %, «porque él me convenció», que también se incluye dentro de lo que es la coerción «frente a un primer no».
«La edad y la educación son factores de vulnerabilidad», explicó Pantelides refiriéndose a la mayor cantidad de «relaciones forzadas o no queridas «entre las chicas más chicas, o con sus estudios incompletos.
«Entre quienes no terminaron la primaria, sólo el 33 % aceptó su primera relación sexual. Las que terminaron la secundaria o contaban con alguna escolaridad universitaria aceptaron su relación en el 80% de los casos».
Pantelides explicó que la coerción no siempre fue identificada por las chicas encuestadas. «Es que la sociedad casi impone la existencia -en la iniciación sexual- de modalidades que van desde la violación hasta la insistencia en el cortejo porque requiere que el hombre tome esa iniciativa y que la mujer se niegue en primera instancia», sostuvo la especialista.
La propia palabra «coerción» no surgió nunca en el relato de las entrevistadas. «Sí aparecieron términos como presión, abuso y chamuyo (charla diseñada para convencer) y el uso de la fuerza y de la presión sicológica», señaló.
«Te hablan siempre de lo mismo, hasta que te convencen», fue una de las gráficas explicaciones relacionadas con la presión sicológica ante el primer no de la chica. La investigadora señaló que los escalones restantes son «el producir excitación, la amenaza de abandono o de encontrar otra mujer, y por fin, el uso real o potencial de la fuerza física».
La conclusión fue que la coerción sexual se registra en todas las clases sociales, pero «en las más bajas, las mujeres jóvenes son las víctimas más frecuentes, incluso por la fuerza física».
«A las chicas les decimos que lo fundamental es que se quieran a sí mismas, que valoricen su cuerpo», señalan las médicas Nilda Calandra y Sandra Vázquez, del Servicio de Adolescencia del Argerich».