Las inundaciones ocasionadas por fenómenos meteorológicos que sufren los estados de Chiapas, y en menor medida de Veracruz y Oaxaca, ponen de manifiesto una vez más que la degradación de los manglares y la deforestación aumentan la vulnerabilidad a huracanes, inundaciones y otros fenómenos climáticos. Sólo en Chiapas, el caso más dramático que vivimos en […]
Las inundaciones ocasionadas por fenómenos meteorológicos que sufren los estados de Chiapas, y en menor medida de Veracruz y Oaxaca, ponen de manifiesto una vez más que la degradación de los manglares y la deforestación aumentan la vulnerabilidad a huracanes, inundaciones y otros fenómenos climáticos. Sólo en Chiapas, el caso más dramático que vivimos en estos momentos, la cobertura forestal está degradada en 76 por ciento de acuerdo con expertos. Sin embargo, el gobierno mexicano permite y fomenta la destrucción de los bosques y los manglares, denunció Greenpeace México.
«La capa vegetal de los bosques y selvas retiene el suelo con sus raíces, disminuye la fuerza del agua de lluvia y promueve su infiltración hacia el subsuelo (capturan tres cuartas partes del agua que se consume en nuestro país). Esto impide la erosión y el deslave de los suelos, regula el flujo de agua a los arroyos y ríos y evita que los cuerpos de agua y las presas se azolven. Cuando se destruye la cobertura vegetal el agua se lleva el suelo, éste cubre el cauce de los ríos y al cubrirlos el agua se desborda fuera de sus cauces, acrecentando las inundaciones. Proteger los ecosistemas reduce las posibilidades de que ocurran inundaciones graves en las tierras bajas como consecuencia de un aumento en la precipitación ocasionada por los huracanes, tal como está ocurriendo en Chiapas, que es uno de los cuatro estados más deforestados de México (1)», explicó Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques y selvas de Greenpeace.
«Una vez más se pone de manifiesto la importancia de conservar los ecosistemas, particularmente los bosques y los manglares, para evitar impactos producidos por los huracanes. Desastres como el provocado por el huracán Katrina en la ciudad de Nueva Orgleáns en agosto o en Chiapas, en 1998 o ahora, corroboraron en forma dramática los impactos que produce la destrucción de los ecosistemas. No es casual que estados como Chiapas y Oaxaca estén siendo fuertemente impactados por un huracán de importancia relativamente menor, ya que la mayor parte de la cobertura vegetal de esos estados se encuentra degradada (3) (76 por ciento y 83 por ciento, respectivamente). Sin bosques y selvas la vulnerabilidad aumenta exponencialmente y con ella la pérdida de vidas», explicó Magallón.
México tiene la quinta tasa de deforestación más grave del planeta y esta situación es alentada por el gobierno federal, a pesar de que supuestamente considera los bosques y el agua un asunto de seguridad nacional. En los hechos, apenas destina el 0.11% del presupuesto a la conservación de los recursos forestales (2), lo que mantiene en el abandono 36 millones de hectáreas de bosques (65 por ciento de los recursos forestales del país), que son susceptibles de ser degradados por la tala ilegal o de ser convertidos en pastizales o tierras de cultivo. Esto incrementa las posibilidades de deslaves e inundaciones en las tierras bajas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que el valor total de todos los beneficios ambientales que brindan los bosques y selvas de nuestro país -incluyendo captación de agua, regulación del clima, biodiversidad, paisaje y prevención de inundaciones y deslaves, entre otros- asciende a 136 mil 770 millones de pesos por año (4). Esta cifra equivale a casi 70 veces el presupuesto que el gobierno federal ha propuesto que se destine al sector forestal en 2006 (y de estos recursos muy poco se destina al manejo forestal sustentable y al apoyo a comunidades y ejidos forestales).
«Aunque oficialmente existen 886 mil 760 hectáreas de manglares en México, éstos desaparecen a un ritmo de casi 10 mil hectáreas por año. A pesar de su importancia, en mayo de 2004 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) modificó de manera ilegal la NOM-022- Semarnat-2003 relativa a la protección de humedales costeros en zonas de manglar, dejándola sin efecto. Esta modificación establece que mediante el pago de una compensación económica es posible ignorar las prohibiciones que establecía la norma con el fin de proteger al manglar. ¿Cómo se van a compensar los daños materiales y pérdidas humanas que ocasionan los huracanes e inundaciones y que los manglares pueden ayudar a mitigar?», cuestionó Alejandro Olivera coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace.
La destrucción de manglares ha sido tan grave en esta administración que el propio José Luis Luege, secretario de Medio Ambiente, admitió ayer durante su comparecencia ante senadores: «a los manglares, en años pasados y todavía en esta administración no se les había reconocido la importancia que tienen, que sirven de contención ante tormentas, pero también para la conservación de las especies, porque ahí desovan muchas».
Ciudades como Ensenada, Cabo San Lucas, La Paz, Guaymas, Campeche, Ciudad del Carmen, Manzanillo, Acapulco, Zihuatanejo, Puerto Vallarta, Lázaro Cárdenas, Cozumel, Cancún, Mazatlán, Tampico, Coatzacoalcos y Veracruz, que se encuentran a menos de cinco kilómetros de la costa, son susceptibles de sufrir huracanes y su vulnerabilidad aumenta con la destrucción de los manglares y humedales. Las actuales inundaciones de Chiapas muestran que las ciudades y poblados ubicados en las orillas de los ríos también se encuentran en grave riesgo.
«Los hechos demuestran, una vez más, que los bosques (y el agua) sí son un asunto de seguridad nacional. Si Vicente Fox y su gobierno quieren ser congruentes, deben pasar del discurso a los hechos. Por eso, el presupuesto destinado a apoyar el manejo forestal sustentable se debe incrementar en al menos 8 mil millones de pesos y la Norma Oficial Mexicana 022, que protege los humedales costeros debe regresar a su redacción original. De no hacerlo así, todos los mexicanos pagaremos con pérdida de vidas humanas, de biodiversidad, escasez de agua, pérdida de suelos, deslaves e inundaciones», concluyó Magallón.
Notas
«Assessing land use/cover changes: a nation wide multidate spatial database for Mexico», Alejandro Velázques et al., International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 2004. «Análisis del cambio de uso de suelo. Mapas del análisis del cambio de uso de suelo», del Instituto de Geografía de la UNAM y el Instituto Nacional de Ecología (INE). http://www.ine.gob.mx/dgoece/xid/dgioece/i_usv/#_Toc2514143
«Proyecto de decreto de presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal 2006», http://www.shcp.sse.gob.mx/contenidos/presupuesto_egresos
«Policy considerations with a view to encouraging a more sustainable use of natural resources in the southern states: Chiapas, Guerrero and Oaxaca», José Luis Samaniego.
FAO (2000). State of Forestry in Mexico. St. Andrews, New Brunswick, Canada, North American Forest Commission, Food and Agriculture Organization of the United Nations.
Para mayor información comunicarse con Cecilia Navarro a los teléfonos 5530- 2165 ext. 220 y 04455 5172 9869 o visitar la página www.greenpeace.org.mx