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La insistencia española y el error de la ONU

Fuentes: Gara

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de condena de los atentados del 11-M, atribuyendo a ETA su autoría. El Estado español tuvo mucho que ver en esa inusual reacción. Heraldo Muñoz, ex-embajador de Chile, relata ahora en un libro las presiones del Gobierno del PP. Un libro vuelve a sacar a […]

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de condena de los atentados del 11-M, atribuyendo a ETA su autoría. El Estado español tuvo mucho que ver en esa inusual reacción. Heraldo Muñoz, ex-embajador de Chile, relata ahora en un libro las presiones del Gobierno del PP.

Un libro vuelve a sacar a la luz algunos de los entresijos que rodearon los acontecimientos del 11-M. «Una guerra en solitario» recoge el relato en el que Heraldo Muñoz, ex embajador de Chile ante la ONU, narra la fatídica jornada y revela las presiones del Estado español al resto de países que conformaban entonces el Consejo de Seguridad para que Naciones Unidas condenara expresamente a ETA como autora de los atentados.

Muñoz aborda el asunto recordando cómo en la mañana del 11 de marzo de 2004, «después de intentar localizar al embajador (español) Inocencio Arias, que había viajado a Viena por motivos oficiales, hablé con la representante permanente alterna, embajadora Ana María Menéndez, y le ofrecí las condolencias de Chile».

Según explicó «El País», el diplomático chileno sugirió que se redactara «al menos» una declaración presidencial del Consejo de Seguridad o incluso votar una resolución de condena a los atentados de Madrid.

«Cuando el Consejo se reunió poco más tarde esa misma mañana, fue una sorpresa para todos cuando la delegación española insistió fuertemente en culpar al grupo terrorista ETA. La representante adjunta (Menéndez) de España se acercó a los asientos de Brasil y Chile para subrayarnos la importancia que tenía para España una mención explícita a ETA en la resolución», explica.

Todas las resoluciones anteriores condenando atentados nunca se refirieron a autorías específicas, lo que motivó las reticencias de alemanes y rusos, entre otros.

Heraldo Muñoz recuerda que se puso en contacto con Chile y que la canciller SoledadAlvear le mencionó que seguramente los españoles harían lobby en las capitales de los miembros del Consejo de Seguridad.

«Acordamos que buscaríamos el consenso», explica, al tiempo que incide en que «si fuese posible no se haría ninguna referencia a ETA, pero, en último término, nos plegaríamos al sentimiento del Consejo» de Seguridad.

Los alemanes cedieron antes que los rusos. «La delegación rusa ­prosigue el relato­ entregó una propuesta de compromiso: agregar al párrafo que condenaba los ataques terroristas una frase que decía ‘presuntamente cometido por ETA’. Menéndez explicó que no tenía ‘ningún margen de flexibilidad’. ‘Tengo instrucciones de Madrid’, insistía, mientras se paseaba agitada por los corredores del Consejo…». Tras una reunión de cinco minutos en la que no hubo debate alguno, la condena a ETA fue unánime.

Muñoz agrega, eso sí, que ya para entonces «las últimas noticias indicaban que se había descubierto un vínculo entre Al Qaeda y las explosiones».

Precipitada e innecesaria

Pocas veces el Consejo de Seguridad había reaccionado con tanta prontitud ante unos hechos similares. Una reacción más bien precipitada e innecesaria. Un error sin precedentes.

El mismo día ya se habló de las presiones del Gobierno español, si bien Inocencio Arias no pidió disculpas por la resolución que impulsaron hasta el 26 de marzo de 2004. En agosto reconoció que «España no hizo un papel muy airoso», aunque justificó la medida en el «convencimiento sincero y total de que la operación era de ETA».

Para la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Trinidad Jiménez, estas revelaciones confirman que el Ejecutivo del PP atribuyó a ETA la autoría para favorecer sus intereses electorales.