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García Granda, un guerrillero fusilado por el franquismo

Un héroe español en Francia

Fuentes: Rebelión

El 21 de Febrero de 1946 en la cárcel de Carabanchel de Madrid fue fusilado un héroe antifascista. En Francia, liberada finalmente, pusieron su nombre a una calle en Saint-Denis. Había luchado en defensa de la República española, después contra la ocupación nazi en el país que lo recuerda, y, a continuación, volvió a España […]

El 21 de Febrero de 1946 en la cárcel de Carabanchel de Madrid fue fusilado un héroe antifascista. En Francia, liberada finalmente, pusieron su nombre a una calle en Saint-Denis. Había luchado en defensa de la República española, después contra la ocupación nazi en el país que lo recuerda, y, a continuación, volvió a España para luchar contra el franquismo. Escribió antes de ser fusilado: «… todo hay que darlo por bien empleado por la libertad y el triunfo del pueblo y la democracia.»

Su nombre: Cristino García Granda. En el ejercicio contra la memoria histórica entra de lleno la negación de la guerrilla como oposición al franquismo, olvidar a los guerrilleros es una forma de aceptación y legitimación de una democracia sin pasado. Desde el principio de la guerra las democracias occidentales siguiendo sus negocios abandonaron a los españoles ante el fascismo, y cuando ganaron la segunda guerra mundial abandonaron a los guerrilleros españoles para hacer negocios con el Estado fascista.

Mientras eso ocurría a nivel internacional, aquí, en algunos sitios, las primeras acciones guerrilleras llevadas a cabo solo eran para conseguir alimentos y medios con los que sobrevivir, en respuesta el régimen desencadenaba una represión brutal sobre familiares, conocidos y vecinos de los guerrilleros o sobre las poblaciones próximas a sus lugares de asentamiento. Los grupos guerrilleros sufrieron dispersión y permanecieron aislados en muchas ocasiones, lo que conllevaba una falta insalvable de coordinación.

El resultado, en aquellos sitios donde el aislamiento era mayor, fue su pérdida de objetivos políticos, de ahí que en algunas zonas dejasen pasar el tiempo esperando poder incorporarse a la nueva sociedad; de hecho, debido a su falta de información, ante los Bandos franquistas que les instaban a entregarse, los más ajenos a lo que estaba sucediendo realmente, llegaron a creer la propaganda y pensando que no les ocurriría nada se entregaban; a continuación sufrirían las consecuencias.

Franco había contestado a un periodista norteamericano que le preguntó si había alguna posibilidad de firmar la paz: «No. No, decididamente, no.» «Entonces -continuó el norteamericano refiriéndose al planteamiento de Franco de cómo acabar con los republicanos- tendrá que matar a media España», y Franco contestó «He dicho que al precio que sea.» El XIV cuerpo del Ejército Guerrillero en las zonas del Centro y Sur de la Península sí mantuvo una actividad coordinada. Sus actuaciones en muchos casos encontraban tan buena acogida en el medio rural que el franquismo se llegó a plantear la lucha contra la guerrilla como una nueva guerra, y lanzó al ejército a una represión tan brutal que prácticamente hizo desaparecer alguna población. Antes de su disolución, la guerrilla, en algunos sitios, había llegado a mantener en jaque al ejército franquista. Cristino García Granda merece el recuerdo de los demócratas.

Títulos y autores: Bandidos, de Hobsbawm. Los Topos, de Manu Leguineche. Años 40. Los maquis y el PCE, de Daniel Arasa. Derrotas y esperanzas, de Manuel Azcárate. Maquis, de Secundino Serrano.