Recomiendo:
0

El proyecto democrático y renovador de la Chunta ha sido abandonado por sus dirigentes

CHA ya no es la Chunta

Fuentes:

Me cuentan que CHA ha presentado mociones en algunas Juntas Municipales de Zaragoza en favor de los Presupuestos Participativos. Qué paradoja. Es cierto que la participación ciudadana es una de las reivindicaciones históricas de la Chunta pero últimamente no ha sido muy desarrollada, más bien nada, por las instituciones en las que gobierna. Fue a […]

Me cuentan que CHA ha presentado mociones en algunas Juntas Municipales de Zaragoza en favor de los Presupuestos Participativos. Qué paradoja. Es cierto que la participación ciudadana es una de las reivindicaciones históricas de la Chunta pero últimamente no ha sido muy desarrollada, más bien nada, por las instituciones en las que gobierna.

Fue a partir de la 5ª Asambleya Nazional (Teruel, 2001) cuando la participación ciudadana empezó a ser olvidada por los cargos de dirección de CHA, como planteamiento programático y como práctica interna. Desde la elaboración de listas, programas y estrategias de cara a las elecciones de 1999, ya una serie de militantes habíamos observado prácticas cupulistas, ello nos llevó a crear la Corriente de Opinión «Puyalón», con intención de evitar que el partido derivase hacia posiciones más moderadas e institucionalistas.

Aunque conseguimos algunos logros, no plateamos una renovación de los auténticos dirigentes de CHA: Gaspar, Bernal y Fuster, quienes actuando al estilo de aquella troika soviética, siguieron al frente con su agenda oculta, encaminada a la institucionalización de la Chunta. Agenda que se hace visible en el pacto con el PSOE de 2003. Desde entonces, Puyalón ha venido teniendo toda clase de problemas para participar en la vida interna, que sería prolijo analizar: ni escribir en las publicaciones del partido, ni distribuir nuestra propia publicación, ni enviar circulares informativas al resto de afiliados, ni tener espacio en la web de CHA, ni disponer de nuestra propia web. Ni siquiera nos facilitaron el listado de delegados en la pasada Asambleya Nazional para recabar las firmas necesarias para presentar candidato a Presidente. Y todo ello trufado con veladas acusaciones contra nosotros de deslealtad, conspiración o rupturismo.

La dirección considera que cuando los Estatutos de CHA dicen que «la libertad de expresión queda garantizada internamente» quieren decir que «la libertad de expresión de los afiliados de CHA queda limitada a las reuniones del partido», ejemplo de «doblepensar» orwelliano; y en línea con el dato poco conocido de que CHA dio su apoyo orgánico a la Expo después de que ésta fuese otorgada en París. No fuese a ser que las bases hubiesen seguido rechazando la ubicación en Ranillas.

Ya harto de no poder expresarte con libertad dentro, mandas una carta al director de un diario discrepando con la opinión personal de un cargo público, sobre un asunto que no ha sido debatido en los órganos de dirección. Pues te puede suceder como a mi: que te expulsen «por perjudicar al partido». En definitiva, que ahora CHA reclame más participación ciudadana al equipo de gobierno del que forma parte, además de ser absurdo, contradice su práctica interna.

Pero … ¿Cómo se les ocurre expulsarme ahora por una carta ya no recuerda nadie? por la misma razón que rompieron con Chobenalla: «soltar lastre para seguir subiendo», dicen. Expulsan a quienes mantenemos el espíritu de aquellas campañas que prometían «aires nuevos» en la política aragonesa, impulsados por «gente como tú», o sea ciudadanos normales frente a los profesionales de la política: cuando Bernal y Gaspar prometían que sólo se mantendrían dos legislaturas en el cargo. Ésto es, cuando la Chunta (así la llamamos, diferenciándonos de la izquierda clásica que utiliza la expresión «el Partido») era realmente un movimiento cívico de aragoneses comprometidos con su país y con el progreso social, o sea ciudadanos que querían participar.

Esta contradicción nos ha desmovilizado: la última asamblea de la ciudad de Zaragoza apenas ha reunido a dos docenas de militantes y la mayoría a sueldo, menos de los que juntábamos sólo en el Rabal antes del pacto con el PSOE. CHA ha fagocitado a la Chunta, la burocracia al movimiento, y se ha convertido en un aparato institucional como cualquier otro, o sea preocupado por mantenerse en el poder, para lo que debe evitar que desde dentro surjan voces discordantes: se persigue a los críticos y se entorpece la participación. Y así, entre el conjunto de la afiliación, cunde el desencanto.

Si «la erótica del poder» no les cegase la inteligencia, la autodenominada «Mayoría» comprendería que la única forma de que la Chunta llegue cohesionada a las elecciones de 2007 pasa por comprender que las expulsiones no significan «soltar lastre» sino tirar combustible, así deberían recomponer la unión con Chobenalla y convocar la 8ª Asambleya Nazional antes de las elecciones, para volver a una estructura horizontal, recuperando el espíritu de movimiento cívico original; o sea que fomentarían dentro la participación que dicen reivindicar fuera. Si, en cambio, «La Mayoría» se mantuviese en su bunker institucional, con un discurso vacuo y desacreditado, la CHA dejaría en la izquierda un hueco demasiado grande como para quedar huérfano por mucho tiempo.

Porque, al fin y al cabo, la CHA está cayendo en lo que Noam Chomsky resumió así en The Guardian recientemente, refiriéndose a la «inteligentsia» yanqui: «es como el estalinismo más anticuado: si uno se separaba un par de milímetros de la línea del partido, se convertía en un traidor, lo destruían. Eso es algo totalmente irracional».

El proyecto democrático y renovador de la Chunta ha sido abandonado por sus dirigentes, siendo sustituido por un sucedáneo autoritario y anticuado, eso sí, conjuntado en rojiverde.

* Rafel Fleta Girón. Fundador de la Chunta. ex-Miembro electo del Comité Nazional de CHA.
[email protected]