Recomiendo:
0

A vueltas con los simios

Fuentes:

Mucho se está hablando estos días sobre los simios y sus derechos. Mucho y, muchas veces con muy mala intención. Estamos asistiendo a un gran debate mediático y social en el que están saliendo a la luz la hipocresía y los grandes temores de unos y, por otro lado, la preocupación con la que una […]

Mucho se está hablando estos días sobre los simios y sus derechos. Mucho y, muchas veces con muy mala intención.

Estamos asistiendo a un gran debate mediático y social en el que están saliendo a la luz la hipocresía y los grandes temores de unos y, por otro lado, la preocupación con la que una gran parte de la sociedad humana contempla la injusticia social a la que ha llegado la humanidad.

Las sociedades humanas avanzan siempre y cuando se produzca una evolución en el pensamiento, que haga de los animales humanos seres más conscientes de su propia condición. Y cuanto más avanzamos en este sentido, más nos acercamos al resto de los seres vivos que pueblan el planeta, pues para que haya un equilibrio armónico es necesaria la comparecencia de todos y todas las criaturas.

Hablar de otorgar derechos a los simios levanta ampollas precisamente en aquellas personas que tienen un concepto más primitivo y sin desarrollar del ser humano, el cual ocupa un lugar predominante sobre el resto de seres por el simple hecho de pertenecer a una especie que ha dominado (en un mundo hecho para los humanos) a los animales.

Esto no es nada nuevo, pues históricamente la sociedad blanca ha esclavizado a la negra, la sociedad machista a las mujeres, la rica a los pobres y por ende, la humana a la no humana. En definitiva, más de lo mismo.

Rasgarse las vestiduras porque se pida la creación de leyes que garanticen de una forma mínima ciertos aspectos vitales de seres pertenecientes a otra especie, como ahora son los grandes simios y luego serán el resto de los animales, no constituye ningún menoscabo a los derechos humanos. Exigir derechos para los animales, no significa que no se exija también que cese la explotación infantil, que cesen las guerras, que se acabe con el hambre de los pobres y que las mujeres no sean maltratadas ni humilladas. Los que pedimos derechos para los animales, queremos además derechos para los inmigrantes, no queremos que nadie arriesgue su vida en una patera para poder comer, ni que se bombardeé a la población civil por el control de una materia prima. Es una cuestión de justicia social.

Pueden estar tranquilos todos aquellos que vociferan con indignación, nadie les va a despojar de sus derechos fundamentales, muy al contrario, gracias al empeño y al valor de otros humanos, ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos, vivirán en una sociedad en la que el concepto de Justicia y compasión se extenderá a todos los seres.

Desde el partido que represento, no podemos sino felicitar al Sr. Garrido y a los miembros del Proyecto Gran Simio, por haber conseguido poner sobre el tapete del debate público, los derechos de los animales como uno de los nuevos valores éticos y morales que conformarán la sociedad del SXXI.

Concepción Reyero
Presidenta Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal (PACMA)