Blanquear dinero en España es más sencillo que en cualquier otro país de la UE. Mientras los españoles realizan durante estas semanas sus declaraciones fiscales, los grandes bancos y grupos mafiosos se enriquecen de forma inmoral . En estos días, millones de españoles nos esforzamos en preparar las declaraciones de la renta a Hacienda para […]
Blanquear dinero en España es más sencillo que en cualquier otro país de la UE. Mientras los españoles realizan durante estas semanas sus declaraciones fiscales, los grandes bancos y grupos mafiosos se enriquecen de forma inmoral
Estos escándalos deberían movilizar a la opinión pública por tratarse de un auténtico caso de «alarma social». En mi opinión, no menos importante que el tráfico de drogas, la venta de armas a países pobres, las mafias que operan desde hace años en la construcción y todo el dinero del crimen organizado que se blanquea impunemente en nuestros bancos y en los conocidos paraísos fiscales. Constituyen una de las fuentes más importantes de los escandalosos beneficios de los bancos y de las entidades financieras. Las autoridades lo saben, los medios de comunicación también pero el país se encuentra anestesiado, enajenado e idiotizado con programas rosa en los televisores en los que se despellejan unos a otros , en la venta de la propia intimidad y de la ajena al descerebrado presentador que paga más por semejantes indecencias o por la retransmisión en directo de escenas sobre las muertes de personajes públicos que han llegado a extremos de vergüenza ajena, por romerías y procesiones que causan pasmo en nuestro siglo, por un mundial de fútbol que va a acabar de enajenar a millones de ciudadanos mientras un Papa se pregunta ante uno de los campos de exterminio nazis: «¿Dónde estaba Dios en aquellos días? ¿Por qué calló? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción, este triunfo del mal?». Bueno, si él no lo sabe y no es capaz de plantearse la correcta pregunta acerca de una institución más visible como la que él mismo preside: «¿Dónde estaba la Iglesia en aquellos días? ¿Por qué calló?» Quizás porque él también calló y colaboró con su silencio vistiendo el uniforme de las Juventudes Hitlerianas en aquellos días. Hemos visto esas fotos que él nunca ocultó ya que «era lo que hacían todos los niños alemanes de entonces», dijo.
De ahí, que uno pueda preguntarse si dado el silencio e inoperatividad del Gobierno español ante esta vergüenza criminal del blanqueo de dinero en nuestro país no convendría echarnos a la calle a protestar y anunciar que nos declaramos en huelga fiscal hasta que pongan remedio a semejante despropósito. ¿Por qué vamos a pagar las clases trabajadoras a Hacienda mientras miles de millones de euros son impunemente escamoteados al fisco? En estos momentos, ni el Estatuto catalán ni los otros estatutos que se les antoje montar en un espectáculo digno de los reinos de Taifas -ante una dimensión tan sugerente en la Unión Europea que nos debería abrir hacia otras perspectivas-, nada debería de ocuparnos tanto como este escándalo de los enriquecimientos inmorales, de las fortunas criminales y de los blanqueos que esta todopoderosa banca logra sacar adelante con el cuento de que contribuyen al crecimiento económico del país. Será el de ellos. Por eso deberíamos de alzarnos ante un timorato gobierno socialista que en los temas económicos, financieros y fiscales sigue la huella de los torpes profetas del pensamiento único, neoliberal e injusto, contra el que cabe y es obligatorio rebelarse. Mediante la resistencia fiscal. ¿Podrían meter en la cárcel a unos cuantos millones de ciudadanos hartos de tanta corrupción? Es cuestión de pensarlo y de pasarlo.
José Carlos García Fajardo, Profesor de Pensamiento Político (UCM)