A vuelta de vacaciones no quisiéramos dejar sin responder a un artículo de opinión que el Sr. consejero de Vivienda y de Asuntos Sociales del Gobierno de la CAV, Javier Madrazo, escribió en este mismo periódico titulado «Una ley del suelo vasca y de izquierdas«, dirigido más hacia la autocomplacencia y a la autojustificación que […]
A vuelta de vacaciones no quisiéramos dejar sin responder a un artículo de opinión que el Sr. consejero de Vivienda y de Asuntos Sociales del Gobierno de la CAV, Javier Madrazo, escribió en este mismo periódico titulado «Una ley del suelo vasca y de izquierdas«, dirigido más hacia la autocomplacencia y a la autojustificación que a realizar un análisis real y objetivo de los contenidos de la recién aprobada Ley del Suelo de la CAV, máxime cuando esa desafortunada Ley se va a poner en marcha el próximo mes de octubre. En el mismo se dedica a tergiversar los contenidos para vender esta nueva norma como de izquierdas y a arremeter contra los movimientos sociales organizados en torno a la Plataforma Etxebizitza Guztiontzat y contra la izquierda abertzale. Incluso hace veladas acusaciones sobre la autoría de las acciones de protesta llevadas a cabo en las sedes de Ezker Batua de Gasteiz, Barakaldo y Bilbo, situándolas en «grupos ubicados en el entorno de la izquierda abertzale» e intenta presionar a los organismos de la Plataforma Etxebizitza Guztiontzat exigiéndoles el rechazo de estos hechos para seguir siendo recibidos por su Departamento.
El Sr. Madrazo acusó sin pruebas demostrando una actitud que corresponde más a tribunales y a estamentos de la derecha pura y dura que a la izquierda consecuente. Además, con este tipo de comportamientos el Sr. Madrazo está impulsando la criminalización de los sectores sociales más consecuentes de la sociedad, aquéllos que trabajan y luchan por garantizar los derechos sociales y económicos mínimos para toda la ciudadanía, y que abarcan a sectores sociales y a culturas políticas que van más allá de la izquierda abertzale. Tampoco nos parece de recibo el chantaje que el Sr. Madrazo quiere realizar a los agentes sociales organizados en torno a la Plataforma Etxebizitza Guztiontzat pidiendo la condena de estos hechos para seguir hablando y colaborando con ellos.
Por otra parte, a lo largo de su artículo de opinión el Sr. consejero se ceba especialmente con la actitud dialogante y constructiva, pero a su vez firme, mantenida por la izquierda abertzale a lo largo de la tramitación de la presente Ley. A falta de argumentos, se dedica a lanzar balones fuera afirmando que la izquierda abertzale «ha preferido mantenerse al margen a pesar de los esfuerzos que hemos hecho». Nada más lejos de la realidad. Desde la izquierda abertzale, tanto en la tramitación del periodo legislativo anterior como en el actual, hemos presentado una enmienda a la totalidad y 39 y 89 enmiendas parciales respectivamente con el ánimo de acordar una ley que suponga un salto importante en el marco regulador del suelo como bien social y que garantice el derecho al disfrute de una vivienda para toda la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Con esta actitud hemos mantenido numerosas reuniones con el Sr. Madrazo y con su Departamento de Vivienda a fin de acordar las bases mínimas para poder construir esta Ley. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que el armazón de dicha norma ya venía impuesto por los poderes reales de PNV, PSE y Eudel, y de que el margen de maniobra que tenía el Departamento para negociar una ley progresista con la izquierda abertzale era nulo. Esto no es sólo una valoración nuestra, sino que así se nos comunicó en una reunión franca y clarificadora de más de tres horas que tuvimos con los responsables máximos del Departamento y en la que artículo por artículo se nos hizo saber los límites impuestos por los poderes reales del sector de la vivienda. Especialmente en la definición de la propiedad social del suelo, a la hora de establecer un control del suelo agrícola, en el momento de realizar un planeamiento estricto, priorizar el alquiler social, ocupar las viviendas vacías o impulsar una verdadera participación social.
Además, intenta adornar cesiones inexplicables que ha realizado Ezker Batua y su Departamento al PNV y a Eudel como si fuesen victorias conseguidas «de la ley más progresista que se podía aprobar». De esta forma, afirma que «en Euskadi el 75% de las viviendas que se construyan en suelo urbanizable van a tener con esta ley precio limitado». Pero lo que no dice es que el porcentaje de viviendas de Protección Oficial de Régimen General desciende de un 60% a un 55% y que el restante 20% corresponderá a viviendas de protección oficial de régimen tasado, pisos más caros dirigidos a estratos socio-económicos más altos, y que incluso el pacto Eudel-Madrazo otorga a los ayuntamientos la facultad de regular todas las promociones de este tipo a través de una ordenanza local. Sr. Madrazo, ¿dónde está la oposición frontal y los consiguientes recursos judiciales presentados hace unos meses por su Departamento a este tipo de promociones impulsadas por la Diputación Foral de Bizkaia y determinados ayuntamientos del herrialde, que con la nueva ley se llamarán Viviendas Tasadas Municipales? En unos pocos meses el Sr. Madrazo ha pasado del enfrentamiento total a este tipo de viviendas municipales a su aceptación incondicional. ¿Cómo se entiende este giro de 180º?
También se destaca una y otra vez la consideración de la Ley como vasca cuando solamente abarca a tres de los territorios históricos de Euskal Herria. No sólo eso, sino que, además, esta ley autonómica acepta a pies juntillas las limitaciones impuestas por el marco jurídico estatal. Por poner un ejemplo explicativo, los porcentajes de edificación urbanística que los propietarios tienen que ceder al municipio no serán establecidos en relación a las necesidades de impulsar una política municipal progresista de suelo y de vivienda, sino según la legislación estatal vigente, y actualmente son muy insuficientes.
Para el consejero de Vivienda en esta ley aparece un concepto novedoso como es la dotación de suelo para apartamentos sociales en alquiler. Sin embargo, el acuerdo alcanzado es ridículo, marginal y sólo busca disimular el abandono total de esta ley a la política de alquiler social. Sobre todo cuando es una línea de trabajo clave para empezar a realizar otra política diferente y progresista. Concretamente estamos hablando obligatoriamente de sólo 1,5 metros cuadrados por cada incremento de 100 metros cuadrados de techo de uso residencial. Lo cual no supone más del 5% de la superficie total a construir. Además estamos hablando sólo de municipios de más de 20.000 habitantes y solamente con carácter transitorio, y para colectivos sociales necesitados, y no como una forma de vida estable y alternativa a la compra de una vivienda. Si a esto añadimos el hecho de que los estándares y cuantías mínimas de viviendas sometidas a algún tipo de régimen de protección pública no aseguran ni un mínimo a alquiler protegido, la conclusión clara es que la apuesta por un parque público de alquiler es inexistente y toda la ley está dirigida exclusivamente a la vivienda en propiedad, con el consiguiente negocio para las constructoras, las inmobiliarias y los bancos que están dispuestos a poner en marcha préstamos hipotecarios de hasta 50 años para realizar su compra.
El Sr. Madrazo entra en una gran contradicción cuando menciona en su artículo que la ley es progresista desde la perspectiva de la sostenibilidad, afirmando que es otra de las claves con las que Ezker Batua-Berdeak ha orientado su trabajo, y al mismo tiempo reconoce que la ley no resuelve una situación compleja como la de la vivienda vacía. No sólo no resuelve sino que esta Ley ignora la problemática de las más de 100.000 viviendas vacías de la CAV, clave para ocupar el espacio ya edificado e imprescindible para desarrollar una política verdaderamente sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Además, no podemos olvidar que esta norma se encuadra dentro de las Directrices de Ordenación del Territorio de la CAV que apuestan por una filosofía desarrollista y por una desproporcionada ocupación del terreno agroforestal, dejando a un lado nuestros criterios más acordes con el crecimiento natural de la población.
No sé si es por desconocimiento o por falta de información, pero no nos parece de recibo decir que «la eliminación del sistema de gestión por compensación, de iniciativa exclusivamente privada, es un logro de primera magnitud cuyos efectos se verán en los próximos años y que va a suponer un vuelco completo del modo de hacer urbanismo en Euskadi». Cuando la realidad es que dicho sistema no ha desaparecido, sino que, después de habérsele realizado pequeñas modificaciones, se le ha cambiado de nombre y ahora se llama sistema de concertación.
Tampoco compartimos las loas que realiza el Sr. consejero de los sistemas de participación que introduce la ley. Las posibilidades de que la sociedad pueda participar en el planeamiento de nuestros pueblos y ciudades queda muy limitada. Es verdad que se crea un Consejo Asesor de Planeamiento Municipal, pero tiene carácter no vinculante. Es decir, que asesora pero no decide. Si realmente apostamos por la democracia participativa, tenemos que garantizar el derecho a informar, a debatir y, al final, a decidir.
Pensamos que la actitud de Ezker Batua-Berdeak en la tramitación de la Ley del Suelo de la CAV es un ejemplo más de su deriva política. Estamos asistiendo a un alejamiento cada vez mayor de Ezker Batua-Berdeak de las reivindicaciones y luchas de los movimientos sociales y populares para centrarse cada vez más en una política institucional convencional cuyo objetivo máximo es el lucimiento de sus dirigentes y la supervivencia como partido político. Por si esto fuera poco, lo peor que puede hacer un partido político que se proclama de izquierdas es dedicarse a legislar en beneficio de los intereses de la derecha, con el único objetivo de salir en la foto y renovar la confianza de los poderes económicos y políticos que realmente mandan.
Siendo francos, un verdadero movimiento político de izquierdas tiene que ser una herramienta eficaz para frenar las políticas capitalistas neoliberales actuales y al mismo tiempo impulsar una estrategia dirigida a avanzar hacia otro modelo de sociedad justo, sostenible y participativo. Trabajando codo con codo con los movimientos sociales y sindicales, impulsando la movilización social pueblo a pueblo, barrio a barrio, desarrollando verdaderos valores de izquierda y llevando a las diferentes instituciones las reivindicaciones más sentidas de la clase trabajadora y de los sectores populares. Además, la verdadera izquierda tiene que mantener una actitud autocrítica con su estrategia, exigente con los objetivos establecidos, militante y con unas mínimas dosis de humildad. Desgraciadamente, todo lo contrario de la política que actualmente desarrolla Ezker Batua-Berdeak.
* Joseba Permach y Eusebio Lasa. Miembros de la Mesa Nacional de Batasuna