Con el nombre de Grandes Superficies se suele denominar a las tiendas y mercados de gran tamaño localizadas en un edificio o recinto techado, por lo general de varios pisos, y que venden un variado tipo de productos. Generalmente incluyendo también un espacio para la venta de alimentos y productos de limpieza y otros productos […]
Con el nombre de Grandes Superficies se suele denominar a las tiendas y mercados de gran tamaño localizadas en un edificio o recinto techado, por lo general de varios pisos, y que venden un variado tipo de productos. Generalmente incluyendo también un espacio para la venta de alimentos y productos de limpieza y otros productos de uso cotidiano en el hogar. Las Grandes Superficies, son en si mismas un modelo de consumo, social y ambientalmente insostenible, que proviene de unas pocas multinacionales del sector y de una industria que, bajo la aparente diversidad de los estantes, ofrece siempre una base homogénea de los ingredientes más rentables.
Pese a la engañosa publicidad, la oferta cultural, de ocio y otras actividades en estos amplios espacios, es muy limitada y de poca calidad, lo mismo que sucede respecto de la supuesta variedad de productos que el consumidor allí encuentra.
Estos espacios son constantemente estudiados al detalle por especialistas del marketing para aumentar las ventas al máximo, impulsando un consumo muchas veces innecesario, calculándose que el consumidor adquiere de media un 20% más de lo que tenía previsto.
En estas grandes tiendas se apuesta cada vez más al modelo alimentario poco saludable, por ejemplo, que abusa del aceite de palma, la segunda grasa más producida del mundo, y una de las más perjudiciales para la salud cardiovascular: su proporción de los nocivos ácidos grasos saturados alcanza nada menos que el 50%, cuatro veces más que la típica de los aceites de oliva o girasol. En los platos precocidos, aperitivos y bollería industrial, hasta el 45% de las grasas son de este tipo. Las Grandes Superficies destruyen la actividad económica local, crean empleos de baja calidad y deslocalizan la producción, hacen dependientes y explotan a los productores mas chicos a la vez que maximizan los beneficios de muchas grandes multinacionales. También fomentan un modelo de transporte contaminante al no comprar la producción local, sino la que mas convenga a sus intereses.
Estos son sólo algunos de los motivos por los que comprar en una Gran Superficie es apostar por un modelo social y ambientalmente insostenible, ahondando en el sistema de sobreproducción neoliberal que tantas injusticias sociales y desequilibrios medioambientales conlleva. Desde el año 1992, y con su origen en Canadá, se viene realizando cada noviembre el Día Internacional Sin Compras, una iniciativa a la que cada año se van adhiriendo mayor cantidad de países. Para este año el día acordado es el 24 de este mes.
El Día Sin Compra es algo parecido a un día de huelga del consumidor, una operación de boicot no contra un producto o una multinacional concreta, sino contra la sociedad de consumo en general. La propuesta consiste en escapar de la corriente consumista que las empresas y los publicistas nos imponen tanto en Navidad como en el resto del año. Las formas en que las diversas organizaciones internacionales se manifiestan son muy variadas, pero mantienen en común una crítica al modelo de consumo en el que estamos instalados, homogeneizador, despilfarrador, cínico e individualista, que contribuye, de forma decisiva, al mantenimiento de una situación que nos está conduciendo al colapso social y ambiental.
Creemos que esta iniciativa reviste una gran importancia sobre todo simbólica, como un modo de llamar la atención y hacer que tomemos conciencia de este tema y que debemos apoyarla y alimentarla con nuestra participación.
Por un día sin compras, por consumo responsable todos los días del año, por una sociedad mas justa y una redistribución de la riqueza, por un mundo mas ecológico y solidario, apoyemos esta iniciativa.
Ricardo Natalichio Director www.EcoPortal.net