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Chile: A propósito de la muerte del ex-dictador Augusto Pinochet

La muerte le ganó a la justicia

Fuentes: Feministas Tramando

En memoria de las mujeres ejecutadas, torturadas y desaparecidas

Luego de 16 años, el que sin duda ha sido uno de los peores criminales en la historia de nuestro país, murió de viejo, sin conocer cárcel ni contar la verdad sobre las numerosas muertes de las que era responsable. 91 años y rodeado de su familia, a diferencia de  Michelle Peña,  quien tenía ocho meses de embarazo al momento de ser detenida; Cecilia Magni ejecutada brutalmente, o Claudia Poblete, la más pequeña de todas, quien con sólo ocho meses de edad desapareció junto a sus padres.

La lista es larga. Y para ellas, no hubo justicia. Para muchas ni siquiera un entierro que permitiera a sus familias vivir un duelo humano para seguir adelante a pesar del dolor desgarrador.

Para las torturadas con ratas y perros, aquellas que tuvieron hijas/os producto de las violaciones, aquellas que los perdieron por la electricidad y los golpes, las que estuvieron presas, las que no pudieron ingresar a Chile ni siquiera a despedirse de sus seres queridos en el lecho de muerte, y las que nunca han aparecido; Pinochet no tuvo consideración alguna. Ni para las que pasaron hambre, y organizaron ollas comunes; ni las que aprendieron a pelear con los pacos a punta de piedras en las poblaciones, ni las que han pasado su vida buscando respuestas para enterrar a los suyos; ni para las que de tanto dolor acumulado hoy se mueren de cáncer.

¿Y existió la pregunta sobre los funerales de Estado? ¿Qué honores se le rinden a los responsables de tortura, exilios, violaciones, asesinatos, desapariciones, matanzas? ¿Acaso el mundo se puso de cabeza y hoy los malos se vuelven buenos al alcanzar la vejez? ¿O de repente los ladrones son personajes a los que debemos admirar? ¿Qué honores pueden rendírsele a las hienas carroñeras?

Las celebraciones colectivas, el carnaval popular, fueron la alegría por un castigo que nunca llegó desde la justicia, supuestamente un poder independiente dentro del Estado.  Fueron la respuesta ante los homenajes que de todas maneras recibirá un tirano, intentando matizar lo brutal de sus crímenes a la humanidad.

La Champaña, el baile y la challa de mujeres y hombres felices, pero sabedores de que falta, que esta muerte no cerrará círculo alguno en nuestra historia, porque la ausencia de verdad y justicia sigue tan presentes como hasta antes de ayer. Fiestas donde hubo alegría pero también memoria. Donde las risas y las lágrimas de emoción se confundieron. Y en medio de los abrazos bailaron Michelle Peña, Cecilia Magni, Claudia Poblete, María Isabel Joui, María Arriagada, Bárbara Uribe y Jacqueline Binfa, junto a todas las demás; celebrando el único minuto de alegría que Pinochet nos dio durante su vida: el día de su muerte.