Dos terremotos y una réplica han tenido lugar en Basilea (Suiza) como consecuencia de las obras de una central geotérmica por parte de la empresa Geopower AG: los terremotos se han debido a la enorme presión que ejerció la inyección de agua a 5.000 metros de profundidad. Las autoridades han abierto un expediente a la compañía, y la población ha sufrido una gran alarma. Las perforaciones han quedado detenidas, lo que limita un proyecto muy esperanzador para el país en diversos sentidos, desde el ecológico hasta el económico.
El pasado ocho de diciembre, un terremoto de magnitud 3,4 sobre la escala de Richter (escala sísmica de referencia que valora la energía de un seísmo) sacudió la ciudad de Basilea, la segunda área urbana más grande de Suiza. Fue seguido por una réplica de magnitud 2,5 el 15 de diciembre, y finalmente por un segundo terremoto de magnitud 3,1 a principios de enero.
Hasta aquí la noticia resultaría inquietante, pero más o menos normal. Sin embargo, su causa no lo es tanto. La acción humana, en concreto la construcción de una central geotérmica por parte de la compañía Geopower AG (sociedad compuesta por las compañías IWB, EBL, Geothermal Explorers), fue lo que produjo dichos movimientos.
Con una inversión de 50 millones de euros, esta central geométrica pretendía ser una obra única: primera central de su especie de uso comercial, que ofrecería corriente eléctrica y calor a 10.000 hogares a partir del año 2011.
Enmarcada en el proyecto «Deep Heat Mining«, su funcionamiento radicaría en un proceso denominado «roca caliente fracturada» por el que la roca caliente que se encuentra a 5.000 metros de profundidad serviría como calentador del circuito.
Inyección de agua a 5.000 metros
Para conseguirlo, primero hay que realizar una perforación en la superficie terrestre y luego introducir agua en ella para romper las grietas y aumentar el diámetro de la hendidura. El agua se introduce entonces a presión y se calienta en su viaje hasta los 200 grados. Luego se vuelve a sacar bombeándola de nuevo a la superficie. En ella, el calor del agua serviría para hacer funcionar el generador de energía.
Pero, lamentablemente, Geopower AG ha tenido que reconocer que la inyección de agua a alta presión a 5.000 metros de profundidad fue la causa del terremoto, lo que ha obligado a suspender los trabajos de perforación. Los técnicos han afirmado haberse visto sorprendidos por la magnitud del seísmo.
Según el servicio sismológico suizo, aunque la intensidad de la segunda sacudida fue relativamente débil, resultó notable para las personas que viven en las proximidades del epicentro.
Para el país, este acontecimiento entraña una especial importancia, porque este epicentro se halla casi en el mismo lugar que el de un seísmo acaecido en el año 1356, que llevó a la destrucción casi completa de Basilea, al derrumbamiento de un centenar de castillos de la región y a la muerte de unas 2.000 personas.
Asimismo, el terremoto se sintió en otras ciudades como en la capital suiza, Berna, en Zurich, en Lucerna, e incluso en Constance, ciudad del oeste de Alemania. En Francia, regiones como Alsacia, Lorena, el Franco Condado o Borgoña, entre otras también se vieron afectadas.
Otras centrales sin problemas
Según publica la revista SNC (noticias suizas para medios internacionales), el terremoto se debió a la enorme presión que ejerció la inyección de agua a 5.000 metros de profundidad. La Fiscalía del Estado ya ha abierto un expediente contra Geopower AG, a la que se pueden imputar los cargos de «daños materiales y alarma de la población».
El temblor, que vino acompañado de un gran estruendo anterior, provocó casi 1.000 llamadas a los servicios de emergencia, aunque afortunadamente no hubo heridos.
Según los técnicos, el proyecto en sí conllevaba numerosos peligros y riesgos, por lo que se estaba realizando por fases. Después de cada uno de los pasos, expertos en geología y geofísica y minado analizan el trabajo realizado para confirmar que se puede continuar con el siguiente estadio de construcción. La intención es que el riesgo sea mínimo.
Las centrales geotérmicas tienen la ventaja de obtener una energía muy ecológica. Estas centrales no ocupan prácticamente espacio en la superficie, y sus emisiones son mínimas. Se espera reducir con ella las emisiones anuales de dióxido de carbono de los cantones de Basilea (ciudad y área rural) en un 1%.
Con el proyecto Deep Heat Mining, Suiza esperaba convertirse en uno de los países pioneros en esta tecnología, e incluso comercializar posteriormente los elementos técnicos necesarios para llevar a cabo las centrales, a nivel internacional. Geopower ya ha puesto en marcha diversas centrales geotérmicas en el mundo, sin ninguna consecuencia negativa.
En algunas ocasiones, los terremotos pueden ser provocados por la acción humana, tal como ha ocurrido en Basilea. Puede ocurrir cuando se rellenan nuevos embalses, durante el bombeo de líquidos desde el subsuelo (caso de Basilea) o cuando se produce una detonación subterránea de explosivos atómicos. Incluso se pueden producir temblores esporádicos por el colapso de minas antiguas.