Jerónimo Aguado, ‘Jeromo’, es campesino y pastor de ovejas. Y con esto debiera quedar dicho todo, porque Jeromo se dedica en cuerpo y alma a ser campesino y a defender lo que este concepto implica. Ser campesino es vivir con los pies en la tierra, amar la tierra, trabajar la tierra y con la tierra […]
Jerónimo Aguado, ‘Jeromo’, es campesino y pastor de ovejas. Y con esto debiera quedar dicho todo, porque Jeromo se dedica en cuerpo y alma a ser campesino y a defender lo que este concepto implica. Ser campesino es vivir con los pies en la tierra, amar la tierra, trabajar la tierra y con la tierra y, sobre todo, defender y cuidar la tierra. Y por eso Jeromo anda liado de aquí para allá para contarle a todo el mundo que no se puede pensar en que haya futuro sin campesinos y que no puede haber campesinos si nos cargamos los pueblos, si contaminamos la tierra, si envenenamos los alimentos. Jeromo, castellano de pura cepa, nunca mejor dicho, es el presidente de Plataforma Rural y uno de los impulsores del proyecto del municipio ecológico de Amayuelas de Abajo (Palencia). Hasta este pequeño laboratorio social en Tierra de Campos nos hemos acercado para hablar con Jeromo sobre soberanía alimentaria.
Jeromo, ¿qué es la soberanía alimentaria?
Primero dejar claro que es un concepto político, no técnico. Un concepto que propone lo que se entiende por la organización de la producción agrícola y la distribución de los alimentos, y que fue propuesto por Vía Campesina hace más de diez años. Lo que viene a querer decir, es que todos los pueblos tienen que tener el derecho a decidir sobre sus propias políticas agroalimentarias; qué es lo que se produce, cómo se produce y cómo se distribuye. Cuando hacemos la aclaración de que no es un concepto técnico, es porque normalmente las instituciones quieren confundir ‘soberanía alimentaria’ con ‘seguridad alimentaria’, que son dos conceptos que no tienen nada que ver.
Entonces, ¿qué es para vosotros la soberanía alimentaria?
Es algo que está íntimamente ligado a la autonomía de los pueblos, y cuando hablamos de los pueblos, hablamos de todos los pequeños pueblos. El que tú como campesino puedas decidir qué es lo que siembras, dónde y cuándo lo siembras. Parece muy simple, pero es un derecho que está siendo socavado a unos ritmos bestiales con las políticas de la Unión Europea y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Es la aplicación de los dictados de la OMC lo que provoca, por ejemplo, que si tú quieres tener una viña y no tienes derechos de producción no puedes plantarla. Se ha privatizado el derecho de producir. Además es un proceso imparable. Bueno, no es imparable, nosotros lo vamos a parar.
Y este concepto político de soberanía alimentaria ¿qué implica?
Pues pasa por que los campesinos tengan tierra para producir, semillas para poder sembrar, agua para poder regar y mecanismos para poder distribuir los alimentos directamente al consumidor. Y estamos hablando también del derecho de los ciudadanos a tener acceso a una alimentación sana y nutritiva, no solamente higienizada, que es lo que nos imponen desde la UE. No tiene nada que ver la higienización tecnológica con la nutrición y sanidad de los alimentos. Los alimentos sanos son un concepto más integral.
Nos has dicho que es un concepto que plantea Vía Campesina hace más de diez años. Explícanos qué es Vía Campesina.
La Vía Campesina es un movimiento social, con presencia en todos los continentes y que aglutina a más de 300 organizaciones campesinas de pequeños propietarios, jornaleros sin tierra, campesinos, a veces desplazados ó refugiados, que practican una agricultura de autosuficiencia, pescadores tradicionales, … Hay varios cientos de millones de personas que se organizan en torno a Vía Campesina. Dentro del proyecto político de Vía Campesina el objetivo prioritario es la consecución de la soberanía alimentaria. Y a partir de ahí tiene otros objetivos estratégicos que también son importantes, como son la reforma agraria, la defensa de la biodiversidad agrícola, el agua y la alimentación como derecho humano.
Y Plataforma Rural …
Plataforma Rural es una alianza de movimientos campesinos, ecologistas, consumidores y ONGs para el desarrollo. En estos momentos agrupa a más de 20 organizaciones de ámbito estatal. Es una alianza donde confluyen las organizaciones en torno a dos objetivos estratégicos prioritarios. Un objetivo es la defensa del medio rural, creer y creernos que la sociedad del presente y del futuro no tiene salida si no hay un replanteamiento de los modelos de desarrollo. Y ello pasa por la vuelta al medio rural. Es decir, no se pueden entender el futuro con pueblos muertos. Eso es una aberración humana, económica, medio ambiental y social. Llevar todos los días alimentos a cuatro millones de ciudadanos a Madrid es una auténtica locura. Simplemente porque hemos concentrado a la población en muy pocas ciudades, alejando a l@s ciudadan@s de donde se produce la comida. Y el otro objetivo estratégico prioritario es que no puede haber un mundo rural vivo sin unas agriculturas vivas. Aunque no estamos en contra del turismo rural, creemos que el motor del desarrollo del medio rural tiene que ser la agricultura. Y esto es lo que se esta desmantelando desde los despachos de la UE.
Pero, … el campo se sigue cultivando, ¿eso no vale?
No toda la agricultura es válida para el desarrollo del medio rural. Nos oponemos al modelo de agricultura industrial. Lo que defendemos es la agricultura campesina, una agricultura más artesana, más unida a lo local, una agricultura con campesinos y campesinas, no una agricultura ‘industrial’ como la que se esta practicando ahora. Apostamos por una agricultura con agricultores aliados con los consumidores. Estos son los dos objetivos estratégicos. Tener claro que es necesario un mundo rural vivo, con pueblos vivos. Defendemos que mientras haya dos personas hay que mantener el pueblo, porque entendemos que cerrar un pueblo es acabar con una cultura, un patrimonio y todo un saber hacer a la hora de gestionar el territorio, el paisaje, los recursos hídricos, los bosques… en nuestra experiencia de Amayuelas hemos vivido esto.
Cuéntanos algo más de esta experiencia …
Hemos tenido que empezar de cero, reconstruir el pueblo de nuevo. Y eso es un trabajo muy duro, ya no tienes referencias, ya no tienes al señor que te puede enseñar a construir casas con barro, ya no tienes al que sabe hacer casas con piedra, y al que sabe hacer la matanza. En nuestro caso, como parte del grupo éramos de aquí, teníamos algunas las claves, pero si viene una gente nueva de procedencia urbana tiene que empezar de cero y tiene serias dificultades para construir el futuro. Es importante seguir viviendo en los pueblos sin olvidar a los que han estado y han construido la historia, con todas las ventajas y todos los inconvenientes. Lo mismo ocurre con las nuevas prácticas agrícolas bajo el concepto postmoderno de agricultura ecológica, prácticas que enseguida te llevan a rescatar los conocimientos de los agricultores tradicionales, con todas las contradicciones que tienen. Te encuentras personas mayores que trabajan el huerto y le echan abono químico, pero sin embargo siguen teniendo el conocimiento tradicional de cómo plantar las lechugas o sembrar las alubias, las patatas,… son ell@s los que tiene el conocimiento, no el neorrural que vuelve al pueblo y que a veces no tienen mucha idea. El punto de partida es la tradición, y a eso le agregas una serie de conocimientos técnicos y científicos probados sobre el territorio que es la gran aportación de la agricultura ecológica. Pero para nosotros tan importante es lo tradicional como la nueva aportación, entonces ¿cuál es nuestra estrategia? … guardar el equilibrio entre la cultura campesina tradicional y las nuevas aportaciones que hacen las nuevas generaciones.
Trata de explicarnos la paradoja de que los alimentos tengan que ser higiénicos pero a la vez están siendo producidos con pesticidas, abonos químicos, …
Ahí es donde está el quid de la cuestión. Por un lado desde Europa se legisla para lavar la cara a la contaminación de los alimentos. Por ejemplo, nosotros ahora queremos criar pollo ecológico e intervenir en todo el proceso de transformación. Entonces hay que cumplir una legislación muy estricta, elaborada a partir de presiones ejercidas por la industria de la agroalimentación. Tienes que legalizar el matadero, todo para matar 100 pollos al mes. Las grandes empresas controlan la genética, los piensos , la transformación y la comercialización. Controlan todo. Y han mediatizado los marcos jurídicos para desarrollar ese proceso productivo. Entonces esa legislación me la aplican a mi, que soy un pequeño productor y me resulta muy difícil cumplirla. Incluso ahora que se habla tanto de trazabilidad, de que el consumidor conozca qué es lo que se ha hecho con el alimento desde que se ha producido hasta que te lo llevas a la boca, no aparece por ningún lado, por ejemplo, el abono químico, el pesticida, el herbicida, el insecticida, que has echado en el proceso productivo y mucho menos las materias activas que llevan esos abonos químicos y esos pesticidas y esos insecticidas. Todo para producir a gran escala..
¿A qué se debe esto?
Detrás de todo esto hay un mecanismo perverso para terminar con las agriculturas a pequeña escala, tanto en la producción como en la transformación de los alimentos. Para tener cinco gallinas en el pueblo tengo que sacar un código sanitario y ganadero, darlas de alta y tener unas fichas de entrada y salida de las cinco gallinas, y de los huevos que producen. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Y con los huertos familiares no se han metido, pero van a empezar. Nadie va a poder tener un huerto de autoconsumo.
¿Qué os planteáis hacer para hacer visible esta contradicción?
En la agenda de Plataforma Rural tenemos previsto hacer un encuentro donde vamos a discutir una propuesta para practicar la desobediencia legislativa en el acto de producir alimentos, mostrando a la sociedad que por encima de las leyes que priman el mercadeo con los alimentos, tenemos el derecho de producir tomates en nuestros huertos y de consumirles como lo hicimos toda la vida sin tener ningún riesgo sanitario.
Esta mercantilización de la producción agrícola nos ha regalado vacas locas, pollos con dioxinas…
Si, esa es la consecuencia. Por ejemplo, las vacas locas son producto de dar a un herbívoro proteínas de procedencia animal. El control que ha ejercido la UE a partir de dicha crisis es la retirada de proteína procedente de restos de animales muertos, pero las vacas europeas siguen ingiriendo piensos con proteina de procedencia animal… Es decir, las vacas industriales producen 40 o muchos más litros de leche al día porque se les da harina de pescado, proteína aportada por un pescadito que se llama anchoeta, capturado en los caladeros peruanos, y que sepa yo los pescados no son herbívoros, es un animal, no es un vegetal. La consecuencia: las vacas locas.
Son muchos los escándalos alimentarios, algunos conocidos al ser noticia en los grandes medios de comunicación, como fue el caso de los pollos con dioxinas, las hormonas para acelerar el engorde de los animales para la producción de carne, o los antibióticos utilizados indiscriminadamente para que los animales de las granjas industrializadas soporten el estrés al que son sometidos al sacarles fuera del medio natural donde se desarrollaban. Hemos perdido el derecho a una alimentación sana y nutritiva, los alimentos (excepto los producidos con métodos tradicionales y ecológicos) están envenenados, atiborrados de antibióticos, y agrotóxicos. Ese es el efecto final.
¿Qué relación hay entre los pesticidas, abonos, herbicidas, … y algunas enfermedades humanas?
En uno de los foros que hacemos el último viernes de cada mes en Amayuelas de Abajo participó un catedrático de la Universidad de Granada que lleva muchos años estudiando la relación que tienen ciertos pesticidas con algunos tumores cancerígenos. Estudia no sólo la marca del pesticida, sino el agente activo con el elaboran los pesticidas, y cuando te explica todo el proceso se te ponen los pelos de punta. Además, no podemos olvidar la influencia negativa que estos productos tienen sobre el medio ambiente, o la calidad del agua, que da igual que se filtre por la mejores depuradoras del mundo, sigue estando contaminada, con muchos nitratos y otras materias patógenas para la salud de las personas…
¿Quién o quienes son los responsables de esto?
El conjunto de escándalos son el resultado de un modelo agrícola que es insostenible, energética, social y territorialmente. El modelo que se practica y que se ha impuesto a nivel internacional consume más energía que lo produce en kilocalorías de alimentos, por lo tanto es insostenible. Es insostenible socialmente porque no se puede mantener un modelo de agricultura sin agricultores, porque entonces no se hace agricultura, lo que se hace es fabricar alimentos. Y es insostenible territorialmente porque desaparecen los pueblos paralelo a la desaparición de las agriculturas familiares y campesinas.
¿Está mal sólo la producción de alimentos o está mal todo el sistema?
Lo que está mal es el modelo de economía global y dentro de éste el modelo de desarrollo agrícola, impuesto a golpe de decreto que los Gobiernos dictan para obedecer los dictados de las organizaciones multilaterales, especialmente la OMC. Por eso, desde Vía Campesina y Plataforma Rural defendemos que la OMC tiene que salir fuera de la agricultura y de los servicios públicos. En ese marco no tendríamos que hablar ni de agricultura, ni de alimentación, ni de servicios públicos. La OMC es una institución antidemocrática, que aunque los estados estén representados, estos están mediatizados por la presión que ejercen las transnacionales.
¿Esto es compartido por otras organizaciones?
No, no todas las organizaciones sociales tienen el mismo análisis. Hay muchas ONG´s que dicen que hay que cambiar la dinámica o las reglas del juego dentro de la OMC. Nosotros decimos que es una organización perversa, que impone políticas con efectos terribles sobre la vida de millones de ciudadanos/as y que hay que terminar con ella. Nuestra estrategia es presionar para que las cuestiones de la alimentación y la agricultura se trabajen en el marco de las Naciones Unidas, que aunque no sea una organización muy democrática si podemos decir que está menos influenciada por las transnacionales.
¿Para qué ha servido el Foro celebrado recientemente en Malí por Vía Campesina?
Era una conferencia que convocaba la Vía Campesina junto con otras organizaciones y redes sociales Mundiales. Estaba la Marcha Mundial de las Mujeres, dos organizaciones de pequeños pescadores artesanos a nivel mundial y una organización campesina africana que tiene buenas relaciones con la Vía Campesina aunque todavía no son miembros de pleno derecho. En la conferencia hemos estado seis días trabajando en torno a todo lo que teníamos andado sobre la propuesta política de soberanía alimentaria. Se ha trabajado por sectores productivos. Por un lado los pescadores, por otro lado los pastores, los pastores nómadas, por otro las agricultoras familiares, por otro los jornaleros, los sin tierra. También hemos trabajado por sectores de población: jóvenes, mujeres, ( con mucha presencia, compromiso y responsabilidad) incluso previo al inicio de la conferencia hubo una asamblea mundial de mujeres campesinas. Además, como dinámica de trabajo, la Vía campesina siempre posibilita que las mujeres se reúnan antes para que tengan más elaboradas sus propuestas. Esta es la metodología.
Y como resultado práctico ¿qué?
La conferencia de Malí sobre todo ha servido para elaborar la agenda política de los próximos diez años. Se va a seguir trabajando el tema del acceso a la tierra, como lucha estratégica; el tema de las semillas, sin semillas no tenemos una agricultura con futuro, luchando para que éstas dejen de ser controladas por las transnacionales y que sean un patrimonio de los pueblos, un bien público, en manos de los agricultores, que es lo que históricamente siempre sucedió. Es decir, las semillas las manejábamos los agricultores y no las mercantilizábamos, lo que hacíamos era intercambiarlas, unos con otros. Eso que hacemos a pequeña escala los pequeños agricultores queremos que se institucionalice y vuelva a ser lo que era. El agua es otro punto estratégico, entendiendo que siempre a de ser un recurso público, negándonos a todo tipo de mercantilización.
Y, en el Estado español, ¿cómo se va a concretar esto?
Parar el monopolio y control que ejercen las transnacionales sobre los alimentos es otro de nuestros objetivos. Aquí en España se va a realizar una campaña contra las grandes superficies de alimentos. El objetivo de esta campaña es deslegitimar el control que ejercen las cinco grandes empresas que controlan en el Estado español el 80% de la alimentación y por otro lado ofrecer alternativas. Las alternativas son las redes que tenemos que construir entre productores y consumidores. Pequeñas redes, siempre estamos hablando de pequeñas redes. Y las alternativas pueden ser múltiples, variadas y diversas, con diferentes mecanismos de actuación. Por ejemplo, las cestas a domicilio son una idea, otros tienen los circuitos cortos de comercialización, donde un grupo de gente se junta en un local un día a la semana para retirar los alimentos demandados por los consumidores. Otros son como el modelo de Bajo el Asfalto está la Huerta, donde los consumidores previamente pagan una parte de la producción a un grupo de productores para asegurar una renta mínima a estos. Nuestra estrategia se basa en la diversidad, pero en pequeños modelos, que no crezcan mucho, y que en vez de crecer permanentemente se multipliquen. Esa es una estrategia muy interesante, porque si no caemos en la misma dinámica del sistema, que está basado en el crecimiento ilimitado. Tenemos que multiplicarnos, y creer en la diversidad, no en la uniformidad. Y lo que queremos es que éste sea un objetivo, no sólo de Vía Campesina, sino un objetivo del conjunto de las organizaciones de la sociedad civil, de la ciudadanía. No queremos que sea patrimonio exclusivo nuestro.
Has hablado por una parte de autogestión de las comunidades rurales para producir y decidir lo que quieren hacer. Has hablado de apoyo mutuo entre las distintas organizaciones que están en Vía Campesina y con otras organizaciones sociales. Has hablado también de acción directa, de actuar sin intermediarios para tratar de solucionar los problemas, … ¿Qué relación tiene la estrategia de Plataforma Rural, de Vía Campesina, con lo libertario?
Tiene una relación muy estrecha en la medida que reivindicamos la soberanía de todos los pueblos del mundo. En Malí lo hemos trabajado mucho, como algo nuevo que se ha introducido en el debate político. Para tener soberanía alimentaria, debe haber autonomía económica y eso pasa por la autogestión. Y ese es un elemento cultural común con el movimiento anarquista. Es otro de los temas en los que se quiere profundizar, el que los pueblos tienen que ser autónomos a la hora de decidir no sólo sobre las políticas agroalimentarias, sino sobre su vida, cosa que no se hace ahora.
Por otra parte, hay un punto en común muy claro, ya que el anarquismo donde mejor cuajó fue en el mundo campesino. Las colectividades anarquistas durante la guerra Civil eran comunidades campesinas, eran comunidades rurales. ¿Por qué? Porque era donde mejor se podían llevar a cabo esa utopía. Y la historia del movimiento anarquista está muy unida con el tema de la tierra, de volver a la tierra y el uso social de la tierra… Ahí hay mucha riqueza y muchos puntos comunes.
¿Qué alianza se puede establecer entre Plataforma Rural un sindicato como CGT que tiene su fuerza en las industrias y que en el medio rural está prácticamente ausente?
Nuestra metodología siempre ha consistido en dedicar energías a ver lo que nos une, y en torno a eso trabajar juntos. Plataforma Rural ha sido una escuela, en sus once años de vida, donde hemos aprendido a caminar juntos grupos diversos. En esta metodología una parte importante ha sido el tejer una red de alianzas. Hay muchas alianzas, pero sobre todo hay varias que son claves: Mundo rural y mundo urbano: para recuperar el mundo rural necesitamos de la gente del mundo urbano. Una comarca como la nuestra, donde sólo vivimos cuatro habitantes por km. cuadrado, es imposible de sostener demográficamente. No tiene ninguna posibilidad de recuperarse por si sola. Dependemos de la gente que quiera venir a los pueblos. Hay que establecer nuevas alianzas, no nos queda más remedio. Hay que hablar con organizaciones sociales, sindicatos que no tienen presencia rural pero sí la tiene urbana. Las alianzas productores y consumidores son imprescindibles para mantener y defender la agricultura familiar y campesina
¿Para qué han servido las iniciativas de turismo rural?
Se quiere extrapolar el modelo de turismo de la costa al interior. De aquí a cinco años este albergue, donde hacemos la entrevista, lo tienes cerrado, porque te empiezan a aplicar una normativa donde se está pensando en crear un turismo de lujo, donde sólo va a poder venir la gente con mucho poder adquisitivo y los yuppies de turno. Y son gente que viene sin querer conectar para nada con la gente de los pueblos. Es más, si ven una cagada de oveja en el suelo ponen el grito en el cielo, y se legisla para que no haya ovejas en los pueblos, o vacas o perros. Nosotros defendemos otro turismo en el que se favorezca una interrelación entre el que viene y el que está, una comunicación de ideas. El privilegio que tiene el proyecto de Amayuelas es la cantidad de redes que tenemos construidas aquí. Aquí muchas de las iniciativas que hemos puesto en marcha a partir de gente que ha venido incluso a pasar un fin de semana. Además siempre lo hemos querido hacer un proyecto de mucha gente, de las organizaciones sociales que pasan por aquí. En estos momentos estamos trabajando en la creación de una red a nivel de Estado de turismo cultural, sostenible y socialmente responsable, con iniciativas que están en la misma onda que nosotros.
¿Cuál es vuestra opinión sobre la Política Agraria Comunitaria?
Ninguno. Nosotros estamos radicalmente en contra de la PAC, y del mecanismo perverso que tiene de distribuir el apoyo a las rentas de los agricultores, donde el 20% de propietarios agrícolas se llevan el 80% de las ayudas. Y sobre todo estamos en contra del método para distribuir ese dinero, método que parte de la superficie y los kilos que produzco, cuanto más superficie y kilos produzco, más dinero público percibo. El pago único es fijado a partir de dicho método.
Sin embargo hay un hecho objetivo, una agricultura campesina y a pequeña escala y familiar sin un apoyo de lo público no es posible sostener, en el marco del sistema capitalista. ¿Por qué? En estos momentos los agricultores con los precios que reciben no cubren los gastos reales de la producción. Por poner un ejemplo: el coste de un kilo de trigo, ronda las 35 pesetas. Los agricultores lo venden en el mercado a 21 ó 22, depende de años, y el precio del trigo en el mercado internacional a su vez está a 12 pesetas.
¿Cómo puede subsistir un agricultor que gasta más dinero en producir que lo que le pagan?
La UE resuelve este problema con las ayudas de la PAC, lo que llaman acompañamiento de la renta de los agricultores, y eso es lo que se quieren cargar. Si eso lo quitan, ¿quién les compensa esa diferencia? No pueden competir, ni subsistir, se hunden. Ahí es donde está el mecanismo perverso. ¿Por qué se hace todo esto? Porque es la única forma de practicar lo que se llama el dumping. Eso posibilita que la UE puede colocar trigo en el mercado internacional a 12 pesetas, por debajo de los costes de producción. ¿y qué está haciendo con eso? Hundir las economías de los campesinos del Tercer Mundo, que no pueden competir con un trigo colocado en sus países a 12 pesetas. Entonces, una agricultura social, una agricultura de futuro, tiene que estar apoyada con fondos públicos. Igual que hay que mantener un servicio público, la sanidad, hay que mantener una agricultura viva. Y eso cuesta mucho. Con el billón de pesetas al año que ha venido de la UE desde el año 1992 hasta hoy, se pueden sostener miles de pequeños campesinos en el territorio, practicando una agricultura viva, para mercados locales, y siendo solidaria con todos los campesinos y campesinas del mundo.