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España-Guinea Ecuatorial: El timo de la cooperación

Fuentes: Revista Pueblos

La cooperación entre España y Guinea Ecuatorial es un ejercicio de retórica política, bueno para tranquilizar las conciencias de los ciudadanos sensibles y útiles para enmascarar las políticas de los gobernantes de los dos países. Los ciudadanos creen que «ayudan» a los pobres y los políticos ocultan que la cooperación es buena para aumentar la escandalosa riqueza del clan Obiang y contribuir a la expansión política y empresarial española, pero inútil para desarrollar al país africano.

Hay gente para quien la cooperación internacional y la ayuda oficial al desarrollo son cuestiones relativas a la actual política exterior. Lo cierto es que algunos elementos son nuevos y otros no. En los años pre-democráticos la clase gobernante decía que España había sido generosa en su etapa colonial y que prueba de ello era la difusión de la religión católica y la civilización, además del mestizaje. Sin embargo esa generosidad no fue suficiente para formar médicos e ingenieros y dejar una infraestructura política y social en el Sahara Occidental y en Guinea Ecuatorial, así que llegada la hora de las independencias, frustrada en el caso saharaui, la cooperación era cosa obligada en el segundo caso.

Lo mismo ocurrió con las otras metrópolis, Inglaterra, Francia, Portugal. Dejaron naciones independientes políticamente, pero no económica ni culturalmente. Del colonialismo se pasó al neocolonialismo. Los poderosos no podían explotar directamente a los débiles como anteriormente, pero diseñaron nuevos sistemas: préstamos condicionados, acuerdos comerciales desfavorables (Convención de Lomé de 1975), cobro elevado por servicios, política fiscal del Fondo Monetario Internacional, proyectos del Banco Mundial, etc.

Desde la llegada de la independencia en 1968 hasta aproximadamente 1995 (cuando comienzan los años de la explotación petrolífera) España cooperó con Guinea Ecuatorial en el terreno político, económico, militar, educativo, etc. Irónicamente, uno de los primeros acuerdos se firmó en 1979: el Protocolo de Cooperación en Materia de Hidrocarburos.

Sorprende que la cooperación entre la décima potencia mundial y su ex colonia de 28.000 kilómetros cuadrados, con unos 400.000 habitantes y con abundantes recursos naturales, no haya conseguido sacar a ésta de los últimos puestos en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) en los primeros 30 años de independencia. Más aún si se tiene en cuenta que también cooperaron Estados Unidos, Francia, China y otros países, sin contar organismos y agencias internacionales: Naciones Unidas, Organización Mundial para la Salud, UNESCO, UNICEF y Comunidad Económica Europea.

A partir de los últimos años del siglo pasado, especialmente en los primeros del XXI, Guinea Ecuatorial experimentó un crecimiento económico sin par. La razón está en el gas y el petróleo: 81.000 barriles diarios en 1998, 300.000 en 2004 y 420.000 en 2005.

Esto ha dado lugar a que el Producto Interior Bruto (PIB) haya crecido 18% en 2000, 66 en 2001, 20 en 2002, 10 en 2003 y 25 en 2004. El ingreso per cápita se ha elevado de unos 600 dólares en 1998 a 2.000 en 2000 y a 5.300 en 2004. (Bureau of African Affairs, 2007: www.state.gov/r/pa/ei/bgn/7221.htm).

Este sector constituye el 97% de las exportaciones del país y el 92 del PIB, pero además hay madera, cacao, minerales, pesca, productos agrícolas y potencial turístico. De nuevo sorprende que un país que produce un barril de petróleo diario por habitante, que cuenta con otras riquezas y que es socio comercial de los países más ricos del mundo, los citados más el Reino Unido, Canadá y Noruega, precise de la cooperación de escolares estadounidenses, del Ayuntamiento de Alcorcón y de los Escolapios de Monforte. Todos ellos muestran lo que comúnmente entienden por cooperación los ciudadanos de países ricos que sienten preocupación por los pobres.

Karen Miller, ex secretaria de la escuela primaria Hatcher (Kentucky, Estados Unidos), se mudó en 2006 a Malabo -capital de Guinea Ecuatorial- y desde allí envió un email a su amiga, la profesora Jenny Johnson, en el que relataba las necesidades de las escuelas. Marathon Oil, quinta compañía petrolera mundial, que opera en el país, hizo pública la reacción de Jenny:

«Sentí la necesidad de ayudar. Supe que esto era algo que Dios quería que yo hiciese. Puse carteles en la escuela, el único problema era hacer llegar los libros donados por profesores y alumnos. Todo el tiempo rezaba para que Dios lograra que llegasen los libros. Contacté con Marathon en Houston y ellos se hicieron cargo. Quiero agradecer a todos los que han ayudado en este proyecto. Primero de todos a Dios, mi padre, por hacer que esto ocurra, a la comunidad escolar y especialmente a Marathon por iniciar este proyecto de ayuda a los estudiantes de la isla de Bioko». El valor estimado por la compañía asciende a unos 35.000 euros. (www.marathon.com)

El pasado 13 de abril el Ayuntamiento de Alcorcón (Madrid) firmó un acuerdo de colaboración permanente con la Organización de Estados Iberoamericanos. El hecho de que Guinea Ecuatorial no se encuentre precisamente en Iberoamérica, no es óbice para que en el ayuntamiento «nos sintamos muy orgullosos de incorporarnos como ciudad a un proyecto de encuentro entre culturas. La colaboración concreta con Guinea Ecuatorial, inicial de 60.000 euros, permitirá la puesta en marcha de un proyecto de lectura, por una parte, con bibliotecas escolares y, por otra, la formación del profesorado en las lenguas españolas y propias del país, y en matemáticas». (www.oei.es/noticias/)

El primer fin de semana de junio los Escolapios de Monforte (Galicia) organizaron una fiesta solidaria para recaudar fondos para sus colegios en Guinea Ecuatorial. Según un diario local, «con la piñata, el mercadillo, el guateque, el pincho solidario y los donativos recaudaron 7.794 euros». A diferencia de los dos anteriores no se informa sobre el uso concreto del dinero. (www.lavozdegalicia.es/)

¿Acaso la profesora, al alcalde y los religiosos ignoran que el gobierno de Guinea Ecuatorial, con un presupuesto de 2.000 millones de dólares (2005), bien puede pagar unos libros de texto y unas bibliotecas escolares?

Ocupados en rezos, reuniones y meriendas quizás no han tenido oportunidad de conocer la situación del país, pero a cambio han sumado algo más de 100.000 euros. Incluso si el 100% llega a Guinea Ecuatorial, lo cual es harto dudoso, ese dinero ni se acerca a los 380.000 euros que costó el coche deportivo de la marca Lamborghini que adquirió en 2005 el hijo del presidente Obiang, Teodoro Nguema, ministro de agricultura y bosques, según informó el 20 de julio de ese año el diario Cape Times de Sudáfrica.

Se dirá que una aportación similar de otros 16 grupos solidarios equilibra el dinero que podía haber empleado Nguema en beneficio de su pueblo. Esto último parece más conveniente para el desarrollo de Guinea Ecuatorial que la supuesta cooperación, salvo que se prefiera que unos vivan dependientes de la caridad de otros.

Hacen falta 27 grupos más con un rendimiento similar para equilibrar la afición de Nguema por los coches de lujo, ya que el mismo diario informa de que también adquirió ese año un Bentley Arnage y un Bentley Mulliner por unos 800.000 euros.

Con todo, no es fácil que la buena voluntad de cooperantes, donantes, patrocinadores y voluntarios sea suficiente para igualar su ritmo de gasto: la revista estadounidense Forbes, especializada en listar a los más ricos del mundo, informó el 5 de junio de 2006 de que también pagó cerca de 600.000 euros para alquilar el yate del cofundador de Microsoft y quinto hombre más rico del mundo, Paul Allen.

Teodorín, como se le conoce, tiene una mansión y un estudio de grabación en Estados Unidos y diferentes propiedades e intereses en otros países. Global Witness, organización dedicada a destapar la corrupción en países ricos en materias primas, informa de que la mansión vale 35 millones de dólares. (http://www.globalwitness.org)

Aunque ciudadanos particulares no conozcan esos datos, el gobierno sí, aunque no por ello deja de cooperar. Sobre la cooperación estatal, hay abundante información que facilitan varias fuentes oficiales (y para-oficiales: partidos políticos, institutos y fundaciones) y todas son buenas para no enterarse de casi nada y para confundir a cualquiera.

La Secretaría de Estado de Cooperación Internacional (www.aeci.es) anuncia: «al gobierno (…) le incumbe la responsabilidad colectiva de respetar y defender la paz, la dignidad humana, la igualdad y la equidad en el plano mundial. Reducir la pobreza es un deber ético para la ciudadanía del mundo más próspero y es una obligación política para todos los gobiernos del Planeta.»

Bellos objetivos que quizás no casan bien con su gasto militar: 17.000 millones de euros en 2007, decimoquinto puesto mundial (http://www.antimilitaristas.org), mientras que su gasto en ayuda es de 3.000 (www.realinstitutoelcano.org/). De la segunda cantidad hay que restar el dinero de la ayuda ligada, de los créditos que generan más deuda, de la condonación, etc. (http://www.intermonoxfam.org/page.asp?id=2673), mientras que la primera hay que restarla en su totalidad hasta que se demuestre la relación entre armas y desarrollo.

La cooperación española en Guinea Ecuatorial destinó 4.471.950 euros a sanidad en el ejercicio 2004-2005, repartidos en varios proyectos: control de endemias, depuración de aguas, salud comunitaria y recursos humanos sanitarios. (www.mae.es/Embajadas/Malabo/es) Con esa cantidad el presidente Obiang apenas ha podido adquirir las dos mansiones que posee en Maryland, Estados Unidos.

Pero no se trata -se dirá- de ir detrás de cada céntimo, ya se sabe que los países africanos tienen su propia idiosincrasia, que nada es perfecto, etc. En ese caso, tómese una sanidad de calidad, pongamos la española, país que ocupa el puesto 21 en el IDH, mientras que Guinea Ecuatorial está en el 121. (www.planalfa.es/fers/) El gasto per cápita en salud es 1640 dólares y 139 respectivamente.

Una cooperación galáctica, por usar un término de moda, haría que los ecuato-guineanos disfrutaran del mismo nivel que los españoles. Unos 450.000 habitantes por 1640 dólares equivale a poco más de 700 millones de dólares. Casualmente la misma cantidad que Obiang transfirió a cuentas personales al imprevistamente extinto banco Riggs, incidentalmente radicado en Estados Unidos, fortuitamente primer inversor extranjero en Guinea Ecuatorial. (www.forbes.com)

Aún se puede ver de otra manera. Obiang gasta en «seguridad» alrededor de 70 millones de dólares al año, cifra que hay que tomar con cautela, ya que ni siquiera lo sabe el Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (www.sipri.se), pero que se infiere de algunas compras de material bélico. España, Estados Unidos e Israel le han vendido material militar y han adiestrado a sus militares y policías. En los diez años de explotación petrolífera, cabía esperar que Obiang aumentase la esperanza de vida en su país con esa cantidad, pero hoy todavía es casi la mitad que en España: 43.5 y 79.5 años respectivamente.

Por otro lado, la cooperación es bastante más que dinero. Según la Ley de cooperación internacional para el desarrollo (23/1998, de 7 de julio), se «impulsará procesos de desarrollo que atiendan a la defensa protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales, las necesidades de bienestar económico y social…»

Estos procesos no existen (www.amnistiainternacional.org/www.state.gov/g/drl/hr/), lo cual sabe España aunque el ministro de asuntos exteriores no lo mencione y prefiera hablar de otras cosas y los parlamentarios que han viajado en junio de 2007 al país «constaten mejoras y vuelvan esperanzados». (www.asodegue.org/junio1607.htm)

Abundan las declaraciones políticas, los proyectos, los informes y los cooperantes, pero eso no es cooperación. Hablar de cooperación es una ofensa al pueblo ecuato-guineano, en realidad hay que hablar del «timo de la cooperación».