Pregunta parlamentaria y respuesta del gobierno español Cuando conocemos la respuesta del Gobierno español a la pregunta de si es lógico ‘premiar’ a Israel invitando a dicho Estado a determinadas instituciones, en este caso el de la OCDE -organismo económico que consensúa políticas y orienta decisiones económicas de los países más potentes económicamente-, pero que […]
Cuando conocemos la respuesta del Gobierno español a la pregunta de si es lógico ‘premiar’ a Israel invitando a dicho Estado a determinadas instituciones, en este caso el de la OCDE -organismo económico que consensúa políticas y orienta decisiones económicas de los países más potentes económicamente-, pero que también podría ser el caso de la FIFA (fútbol), Eurovisión (televisión), etc., cuando se trata de un Estado invasor y conquistador de territorios árabes, que vulnera la legalidad internacional e incumple sentencias, comprobamos la firmeza de la alianza de los diferentes Gobiernos españoles (y occidentales) con Israel.
Mientras que en unos casos y escenarios la política exterior dicen-parece que es guiada por una proyección de los valores que dicen-parece informan la política interior y la relación del poder con sus ciudadanos, democracia, respeto, libertades civiles, salvaguarda del derecho, etc., y se justifican los comportamientos Estado a Estado, en un arco que comprende desde el más cálido de aliado hasta el violento de enemigo, por esa aproximación de lo interno a lo externo, comprobamos que la realidad es diferente. Todas las acciones, internas y externas, están insufladas por la pragmática de los intereses económicos y el tamiz ideológico que pervierten la teoría de la práctica, haciendo propaganda y engaño.
Así, en el caso de Israel, se mira para otro lado ante las tropelías continuas. Delante de todos se construye la ignominia y la desesperación. El Estado de Israel sigue en su dinámica sionista de expulsar al pueblo palestino de su tierra. Mata, deporta, coloniza asfixia. Y es premiado por muchos de los Gobiernos que, dicen, se rasgan las vestiduras.
Hace más de dos años que la Corte Internacional de Justicia de La Haya estableció la ilegalidad del Muro que Israel ha construido y sigue construyendo dentro de los Territorios Ocupados de Palestina* y recuerda la obligación de los Gobiernos a asegurar el respeto de Israel a la legislación internacional humanitaria. Desde esa fecha, pero se podrían poner otros hitos legales, se siguen incorporando Acuerdos, Tratados o ampliando relaciones militares y comerciales con un estado que práctica el apartheid. Algunos de ellos, suscritos o mantenidos por el Gobierno español, de Rodríguez Zapatero.
La argumentación es siempre la misma, oída en varios escenarios y por diferentes interlocutores de responsables diplomáticos, legislativos y gubernamentales de diferentes partidos que están o han estado en el Gobierno español: ‘Para ser un buen interlocutor, mediador, para que los israelíes nos vean como unos amigos y así se dejen seducir por la razón, el derecho y la justicia es necesario que España, (Europa, el mundo) tenga una relación fluida con Israel, de ahí que el diálogo, los Acuerdos y Tratados que firmamos con ellos nos ponen en mejor situación para realizar esas tareas que ayuden al pueblo palestino.’
Pero la hipocresía y el cinismo occidentales han estado sobrados en los cerca de los 60 años de poder sionista. Que está llegando a su victoria espacial, económica y cultural.
Cada vez son más fáciles las tropelías lingüísticas (previas al cambio de posturas políticas). Construyen un lenguaje que utiliza Gobierno palestino, o Autoridad Palestina, donde no hay Gobierno, ni poder. Sólo pantallas que intenten representar que existe un ‘par’ cuando sólo hay imposición y escarnio.
Cuando desde el poder gubernamental español y occidental se sigue con los latiguillos anunciadores de ‘ventana para la paz’ para una nueva, próxima, posible Conferencia y demás zarandajas, después de un boicot al Gobierno democrático palestino y el reconocimiento a un ‘Gobierno’ no democrático palestino, capitidisminuido, pero en todo caso haciendo omisión de la ocupación israelí, la construcción del Muro y asfixia palestina y al apoyo institucional, militar y económico al Estado causante de la ocupación, Israel, comprobamos que la Alianza ideológica entre España e Israel prima sobre otras razones.
Así, pues, constatada la falaz postura política española, hipócritamente ciega ante la evidencia de la estrategia sionista de realizar hechos que se venden como provisionales hasta que alcanzan la categoría de consumados, es preciso ante la agonía palestina, elevar el tono de denuncia sobre la política española, aliada de la israelí y enemiga de la justa causa palestina, procurando construir argumentalmente contrapropaganda de la mercadotecnia gubernamental y ampliando alternativas organizativas que modifiquen realmente el discurso y los hechos del Gobierno.