Cuentan que José María Fidalgo siempre ha tenido la obsesión de que Comisiones Obreras sea el sindicato hegemónico y que ha intentado combatir la identificación tradicional entre el PSOE y UGT, que amplifica la potencia de éste último. En esa estrategia se cruzó por el camino la visión de José María Aznar para acercarse a […]
Cuentan que José María Fidalgo siempre ha tenido la obsesión de que Comisiones Obreras sea el sindicato hegemónico y que ha intentado combatir la identificación tradicional entre el PSOE y UGT, que amplifica la potencia de éste último.
En esa estrategia se cruzó por el camino la visión de José María Aznar para acercarse a un gran sindicato y pasar del enfrentamiento, que se le podría suponer a un partido de centro derecha, hasta la colaboración más o menos reconocida o pública con CCOO.El sindicato, que nació vinculado al PCE, se ha separado con Fidalgo paulatinamente de los comunistas y del resto de la izquierda, al menos, en la actuación de sus dirigentes. El primer secretario general de CCOO, Marcelino Camacho, formó parte de la dirección del PCE y de Izquierda Unida; el segundo, Antonio Gutiérrez, es diputado del PSOE y el tercero, Fidalgo, colabora con FAES, la fundación del PP.
Amigo personal de Aznar
Fidalgo ha ganado las batallas a otros dirigentes más partidarios de una política de izquierdas, como Agustín Moreno y Rodolfo Benito, entre otros. A día de hoy, el líder de CCOO habla más con Rajoy que con Zapatero o cualquier otro miembro de la dirección del PSOE, según reconocen miembros de la cúpula del PP.
Esa distancia ha contribuido también el hecho de que el Gobierno de Zapatero decidiera indemnizar a UGT por el patrimonio histórico. Fidalgo no oculta sus buenas relaciones con Aznar y es amigo personal de los tres ministros de Trabajo del PP: Javier Arenas, Juan Carlos Aparicio y Eduardo Zaplana. No lo es de Jesús Caldera, actual ministro de Trabajo, al que critica abiertamente en sus intervenciones en los seminarios de FAES.
Dirigentes de CCOO colaboran con la fundación de Aznar e intercambian documentos con sus responsables y Fidalgo ha participado dos años seguidos en actos públicos con Aznar. En 2006 arremetió contra la política de Caldera, junto al ex presidente del Gobierno, y este año hizo lo propio, con parada en la medida estrella de Zapatero, el cheque-bebé de 2.500 euros. Todo eso entre elogios mutuos de Aznar y Fidalgo.
Críticas a Zapatero
En esta legislatura trascendió también la coincidencia de Fidalgo con Rajoy en la crítica a la política antiterrorista de Zapatero, es decir, una de las estrellas de la estrategia de oposición del PP. En las anteriores legislaturas, Fidalgo, en cambio, lideró el apoyo a la política contra ETA de Aznar, ya sea en la etapa del diálogo con la banda terrorista como luego en la de dureza con la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna.
No se le recuerdan tampoco a Fidalgo pronunciamientos en contra de lo que se dio en llamar la «teoría de la conspiración» en la investigación del 11-M desde marzo de 2004.
Las relaciones con el actual Gobierno distan mucho de las que mantuvo con el del PP. Por ejemplo, la iniciativa de Zapatero de reunir a la CEOE y a los líderes sindicales en las vísperas de los consejos europeos ha contado siempre con la resistencia de Fidalgo. En alguna ocasión, incluso, el líder de CCOO directamente no ha acudido.
Los intentos por establecer relaciones con Fidalgo desde la Oficina Económica de La Moncloa también han fracasado siempre. Con el anterior responsable, Miguel Sebastián, sólo accedió a reunirse una vez en dos años y medio para hablar de la reforma laboral.También se recuerda en el Gobierno la dureza con la que el líder de CCOO criticó las propuestas fiscales del PSOE, cuando aseguraba que dejarían al Estado sin fondos, mientras que ahora no discute las del PP.
Un enfrentamiento
Pese a la cercanía política y, sobre todo, personal con Aznar, Fidalgo se enfrentó abiertamente al Gobierno del PP en un episodio muy concreto, que marcó un punto de inflexión en la anterior legislatura: la huelga general del 20 de junio de 2002.
No obstante, el líder de CCOO jugó en esos días un papel de puente entre el Gobierno de Aznar y UGT que nadie ocultó entonces. El Ejecutivo del PP quiso utilizar a Fidalgo para parar la protesta, pero, finalmente, la presión del resto del sindicato y el convencimiento de UGT para seguir adelante arrastró a CCOO a la huelga general.
En febrero de ese año, Juan Carlos Aparicio le presentó a Fidalgo la reforma del mercado laboral en varias comidas y cenas privadas, para intentar que el secretario general de CCOO le ayudara a sacarla adelante. El líder del sindicato se resistió, pero neutralizó a miembros de CCOO partidarios del enfrentamiento abierto con el Gobierno.
Parar la huelga general
Desde esas reuniones hasta la huelga general, el propio Aznar, el entonces vicepresidente Rodrigo Rato y el citado Aparicio multiplicaron sus gestiones con Fidalgo para intentar infructuosamente apaciguar la protesta.
En su acercamiento al PP, Fidalgo ha contado con el apoyo de dirigentes como María Jesús Paredes, la secretaria general de la federación de Banca (Comfia), que es la principal protagonista de un escándalo que ha salpicado al sindicato durante las últimas semanas.
Público ha desvelado que Paredes y su pareja, el también dirigente de CCOO Francisco Baquero, han acumulado un patrimonio inmobiliario superior a dos millones de euros en los últimos años. El sector crítico pedirá hoy explicaciones a Fidalgo sobre el caso, en la reunión del Consejo Confederal, el máximo órgano entre congresos de CCOO.