Salió el Presidente del Gobierno de España para balancearse entre los periodistas invitados a las ferias comunicativas que prepara junto a la «jueza» vicepresidenta que se ríe de todo cuanto le cae de lado. Son así el uno y la otra. Tanto son así que se ríen de las torturas y poco les falta para […]
Salió el Presidente del Gobierno de España para balancearse entre los periodistas invitados a las ferias comunicativas que prepara junto a la «jueza» vicepresidenta que se ríe de todo cuanto le cae de lado. Son así el uno y la otra. Tanto son así que se ríen de las torturas y poco les falta para felicitar a los torturadores en España. Salió a la palestra Zapatero para anunciar que habrá elecciones generales el 9 de marzo de 2008. Y de este modo y con este anuncio, pedir de paso el voto para él y para los cientos de cafres que le acompañarán en las listas electorales. No es nuevo para el PSOE que miembros destacados fueran condenados por torturas -y otros crímenes-, todos ellos compañeros de Rubalcaba en los años de hierro y de muerte institucional («ni hay pruebas ni las habrá») y crímenes de Estado. Años después Aznar indultaría a varios torturadores mezclados en un indulto cuasi general – cerca de 400 indultados- entre los que se encontraban chorizos, prevaricadores como Gómez de Liaño, y torturadores. Todos los gobiernos de España tienen tanta sangre debajo de las mesas y empapada en los expedientes, que no se atreven a debatir de este tema: las torturas en España.
Qué buen asunto para ese santurrón que se llama Mariano F. Bermejo, ministro de Justicia, que mea brillantina jurídica por las mañanas y en todas sus declaraciones, mientras que en las comisarías y cuartelillos de la guardia civil se tortura. Se sigue torturando como en la edad media, como en el franquismo, como en la «alemania nazi». Zapatero, Bermejo, la «jueza» y el Rubalcaba, la banda de los cuatro que pretenden enseñar sobre lo que está bien y lo que está mal cuando son responsables de que España sea un Estado torturador, semejante a cualquier otro de los que se dicen salvajes o escasamente civilizados. Se dice así de entrada para que no tengan ninguna duda sobre la incriminación que se les hace desde estas páginas. Y para que no se atrevan a pasar jamás al lado de una persona decente y mucho menos pedirle el voto. Pues un voto a un miembro del PSOE sería dar un voto a quienes permiten la torturas en España. Votar al PSOE es votar la permanencia de la tortura.
El informe de AI «Sal en la herida»(http://www.es.amnesty.org) del año 2007, y otros muchos informes de organismos y relatores internacionales nos hablan de cientos de torturados en España. Las declaraciones y las imágenes de las víctimas de las torturas son escalofriantes (Anika Gil –http://www.youtube.com/watch?v=UKACaBA0Yjc-, Gorka Lupiáñez, Lucian Padurau, Unai Romano, etc). Ante la indolencia criminal de los gobernantes del PSOE sólo cabe que a ellos les ocurra lo mismo, o a alguno de sus allegados, para que de ese modo tengan una visión más aproximada de lo que supone pasar por las manos de los torturadores en España, en la España que ellos gobiernan.
España es Parte en diversos tratados internacionales de derechos humanos que imponen a las autoridades la obligación de prevenir y castigar los malostratos infligidos por agentes del Estado y garantizar acceso a recursos y reparación a las víctimas. Entre ellos figuran el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (Convención contra la tortura) y el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Convenio Europeo de Derechos Humanos). Además, el 6 de abril de 2006 España ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, (durante el Gobierno de Zapatero) que le impone, entre otras, la obligación de mantener, designar o crear uno o varios organismos que realicen visitas periódicas a todos los lugares donde haya personas privadas de su libertad, a fin de impedir los malos tratos. Asimismo, España es Parte en el Convenio Europeo para la prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes, lo que supone que permite las visitas periódicas y ad hoc del CPT3 a cualquier lugar donde haya personas privadas de su libertad.
Una muestra más del cinismo del Gobierno del PSOE a partir de 2004 en materia de Derechos Humanos. Mírense las declaraciones de un social-católico como Bono cuando afirmaba que «la tortura es repugnante» en Irak, claro, en España es otra cosa. O cuando Moratinos afirma que hay que perseguir a los torturadores allá donde se encuentren, claro está, siempre que los torturadores no sean españoles ni cometan tales crímenes en España. Según los informes de los organismos internacionales contra la tortura, en España se tortura a no menos de 700 personas al año, de los que el 12% serían independentistas vascos. Dato que es absolutamente ridículo, pues en el caso de los presos y detenidos vascos, o que se les vincule con el conflicto vasco, la inmensa mayoría son objeto de vejaciones y humillaciones, cuando no de violencia física (violación sexual declarada por Lupiáñez) o psíquica («violaremos a tu novia si no declaras») afirmada por AI en su informe ya mencionado: «las víctimas afirman haber recibido golpes, patadas, puñetazos e insultos de agentes de policía, incluso estando esposadas y tanto en la calle como bajo custodia policial. En sus denuncias, estas personas aseguran también que los agentes las amenazaron con una pistola o un cuchillo, las azotaron en las plantas de los pies y las amenazaron de muerte. En uno de los casos, los policías dijeron al detenido que si no cooperaba violarían a su novia. En otro, la víctima estuvo varias semanas sin oír por un oído a causa de los golpes que los agentes le habían propinado en la cabeza«.
Está claro que estos tratos son aceptados por Fernández Bermejo -ahora candidato a Diputado- y por Zapatero -ahora candidato a Presidente de Gobierno- , y en la medida en que no han iniciado actuación alguna en estos cuatro años para impedir tan horrendos crímenes, es de suponer que están de acuerdo con que tales prácticas se realicen en las comisarías de España (por no hablar de los tratos que reciben los presos en las cárceles -ya hablaremos de las mazmorras del PSOE)). Preocupados por encarcelar el pensamiento y todo lo que suponga independencia política -incluida la persecución de los republicanos, incluso el humor de El jueves- consideran un bien la práctica de las torturas en la España que ellos gobiernan. Pues de otro modo pondrían el mismo afán en perseguir a torturadores como en perseguir a independentistas.
Votar al PSOE es votar por la tortura y por los torturadores. Es votar por el cinismo sin límites. Es votar por la permanencia del crimen institucional, práctica de la que el actual Ministro Rubalcaba es ducho y es gran conocedor desde sus años mozos hace más de 20 años. Se siente mucha vergüenza oír a Bermejo decir que lo que está fuera de la ley no podrá estar dentro de la ley (obviedad donde las haya) para referirse a no se sabe qué intenciones ilegalizadotas en Euskal Herria, y sin embargo, como tal ministro de Justicia, callar ante el crimen que suponen las torturas en España. Parece ser que es mayor crimen ser editor o director de un medio de comunicación en Euskal Herria (J.L. Elkoro, condenado a 22 años de cárcel en el sumario 18/98) que en ser un torturador -aun condenado- a quien la pena mayor es de 4 años de cárcel. La tortura es gratis en España, lo es en todos los países, y en todos los tiempos, pero en España, en la linda España zapaterista, la tortura y los torturadores lo tienen aún mejor. Por eso, desde aquí, y a quienes tengan el mínimo de decencia, se les sugiere que ayuden a echar a las cavernas a todos esos canallas que silencian las torturas y encubren a los torturadores en España. (Para los avisados socialdemócratas de buena fe, ¿votaréis por un partido que no persigue a los torturadores?).