Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
Un informe médico de tres páginas y el relato de un ministro de Interior. No hay más. Pero no es poco. Sabemos que los guardias civiles golpearon al presunto miembro de ETA Igor Portu, incluso hasta romperle una costilla y perforarle un pulmón. Y sabemos, si la versión oficial fuera cierta, que los guardias civiles, después de perforarle el pulmón, como que parece que no le llevaron a un médico durante 17 horas, tuvieron un comportamiento que hasta puso en peligro la vida de Portu. Pero sabemos que la versión oficial tiene agujeros notorios y que entra en contradicción, por ejemplo, con el testimonio de quienes, en los registros de Lesaca, le vieron cansado pero bien. Y sabemos, si la versión oficial no es verdad, que han torturado a Igor Portu.
No sabemos cómo está Mattin Sarasola. Fuentes del Ministerio del Interior expresaron en un primer momento que no se enfrentó a los guardias civiles; ayer El País, entre otros, publicó que no tiene lesiones. Pero el que Pérez Rubalcaba expresara en el momento de la detención que también habían herido a Sarasola no parece buena señal y la información de El Mundo hace más comprensible la nueva versión del ministro: según «fuentes judiciales», Sarasola llegó a Madrid «duramente contusionado».
Lo que sabemos es mucho ─gracias a un informe médico de tres páginas, fundamentalmente─, pero lo que no sabemos es más, mientras no lleguen los testimonios de Portu y Sarasola. El juzgado de San Sebastián ha abierto una investigación, como suele hacer con todos los que llevan al hospital con lesiones infligidas por violencia. Y todos han dicho que deben investigarse los hechos, también Ángel Acebes.
Ahora hay un informe médico y podría ocurrir que hubiera algún juez que intentara aclarar el caso hasta el final. Podría ocurrir. Pero sería una excepción. En el caso de Unai Romano también había fotografías y lo archivaron. No había pruebas. Ahora el problema, para la Guardia Civil y el PSOE, es que han tenido que llevar al detenido al hospital y se ha difundido el informe médico, nada más. A Igor Portu y Mattin Sarasola los han detenido los grupos especiales antiETA de la Guardia Civil, los Grupos de Acción Rural, los mismos que hace un mes detuvieron a Gorka Lupiañez. Denunció que le habían violado con un palo y que le hicieron la bolsa una y otra vez, así como que le dieron muchos golpes. Pero, al parecer, con Lupiañez fueron más cuidadosos: no le rompieron ninguna costilla, no le dejaron heridas visibles, no le tuvieron que llevar al hospital ni hay informes médicos. No hay problema.
El caso de Igor Portu lo investigarán o no lo investigarán. Y si lo investigan, condenarán a los guardias civiles o no los condenarán. Y, si los condenan, los indultarán o… Pero en las dependencias de la Guardia Civil u otro tipo de comisarías los funcionarios públicos seguirán su trabajo, con sus métodos habituales, con sus medios de siempre para obtener información de los detenidos. Y, al menos si no hay cambios en el comportamiento observado hasta ahora, los responsables del Gobierno de España y de la Consejería de Interior del Gobierno vasco seguirán trabajando conjuntamente, intercambiando información normalmente, como si lo de Portu fuera una excepción. Y no lo es. Los datos desde el año en que Rodríguez Zapatero tomó el mando del Gobierno de España son bien significativos: 57 denuncias de tortura en 2004, 52 el año siguiente, sólo 3 el año de la tregua, en 2006, y 42 denuncias el año pasado.