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Razón de Estado, espectáculo del imperialismo

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

En el verano de 2007, en las vicisitudes para la formación de gobierno en Navarra, el señor José Blanco, secretario de organización del PSOE, invocó la razón de Estado española para desdeñar a los abertzales. La razón de Estado, en primer lugar, quiere expresar la supremacía del poder político. La razón de Estado, además, quiere decir que, para lograr sus objetivos, los estados, y concretamente los políticos, están libres de toda atadura ética y por encima de toda obligación de imperativos morales. Somos sólo los individuos quienes tenemos la obligación de cumplir dichos imperativos morales. El Estado (poder supremo o summa potestas) y los políticos cuando se ocupan de la política parece que no están vinculados por imperativo moral alguno. La política, por tanto, para ser amoral o inmoral, parece que debe tener manos libres; esto es, el Estado necesita vía libre. En consecuencia, la razón de Estado expresa también la inmunidad del Estado y de las autoridades supremas. La razón de Estado es la ideología del Estado criminal.

En estos días nuestros mismo hay mil ejemplos de razón de Estado y de Estado criminal. Pero los hay especialmente deplorables y que se han convertido en espectáculo ante el mundo durante largo tiempo: la invasión y la guerra de Iraq de los EEUU, Inglaterra, España ─admitida por los 183 parlamentarios del PP─ y otros. Invasión «injusta, contraria a la ley y sangrienta», en palabras de Zapatero, y, como todos hemos visto, de todo punto criminal. ¿Cuántos muertos? ¿Quizás un millón? Como quiera que toda la información la tienen, manipulada, los invasores, a penas podemos saber algo preciso. ¡Más las destrucciones! Además, ¿quizás sean tres millones los iraquíes que han tenido que huir? En cualquiera de los casos, un terrible genocidio. La causa de la invasión, aunque se enmascare con todo tipo de mentiras, ha quedado claro que ha sido el robo de petróleo. Como a lo largo de los últimos seis mil años de historia, los mayores crímenes y genocidios han sido cometidos por estados y políticos invocadores de la razón de Estado.

Pasan los años sin que se juzgue, condene y encarcele a nadie: ni a Bush, ni a Blair, ni a Aznar ni a ninguno de sus ministros ni a nadie. La inmunidad de los genocidas, como siempre. En el caso de España, el Parlamento aprobó la guerra y la invasión, ya que los parlamentarios del PP ─por unanimidad─ la apoyaron con sus votos. En las siguientes elecciones, Bush, en los EEUU, y Blair, en Inglaterra, salieron «democráticamente» (?) victoriosos. Rajoy, en cambio, vicepresidente en la época de la invasión, obtuvo millones de votos y no ha tenido empacho en volverse a presentar como candidato a la presidencia. Entonces, el llamado estado «democrático» y «Estado de derecho», ¿acaso sea verdaderamente un criminal? Durante tantos años nos han repetido que son necesarias las condenas en el caso de ETA. Sin embargo, después de los terribles crímenes en Iraq, ¿alguien ha oído condena alguna a los EEUU, Inglaterra, el PP, el Parlamento de España o a España (pues la guerra y la invasión se hicieron en su nombre)?

Después de un terrible genocidio como ése, ¿acaso ha habido algún intento de prohibir el PP? A Batasuna se la puede prohibir y condenar, pero al PP, no. Con Batasuna no se puede hablar ni establecer ningún tipo de trato, pero con el PP, sí. En los últimos años, ¿quién ha cometido el peor genocidio? ¿Se aplica la Ley de partidos a Batasuna, pero al PP no? ¿Encarcelarán el Gobierno y los jueces a los líderes del PP, como han hecho con los de Batasuna? Y nadie da explicaciones. ¿No es el PSOE, tanto como el PP, defensor de la razón de Estado? Aún más, el 10 de noviembre de 2007 en Santiago de Chile, Zapatero defendió a Aznar sin pudor. ¿Por qué ha defendido Zapatero a un hombre que ha apoyado una invasión así, si no es por el imperialismo español y la razón de Estado? ¿Acaso para defender la inmunidad de políticos y estados?

Siguiendo la supuesta teoría de que «todo es ETA», ¿clausurarán acaso los hombres de la justicia española los diversos diarios favorables al PP y encarcelarán a empresarios diciendo que «todo es el PP»? ¿Llegará alguien a torturar al director de un diario español? Todos sabemos que no. La razón de Estado se ha convertido en el espectáculo del imperialismo y de España. Estados y políticos defienden el derecho a actuar como dioses ─o diablos─ y la gente cree en la estadolatría. ¡Exitosa educación de los poderosos! Para acabar, un famoso texto de San Agustín escrito hace unos 1600 años, tomado de Norberto Bobbio. El problema del Estado criminal no es de ayer.

«Si nos limitamos a basar el poder exclusivamente en la fuerza, ¿cómo podremos distinguir entre el poder político y una banda de ladrones? […] En el famoso párrafo de San Agustín sobre el que han escrito innumerables comentaristas: «Sin la justicia, ¿qué serían los reinos en realidad, sino bandas de ladrones? ¿Y qué son las bandas de ladrones, sino pequeños reinos?» A este párrafo le siguen una serie de frases no menos famosas entre Alejandro y el pirata: A la pregunta del rey de por qué asolaba el mar, el pirata con audaz libertad le contestó: «Por el mismo motivo por el cual tú asolas la tierra; pero como yo lo hago con un pequeño navío me llaman pirata, mientras que a ti, que lo haces con una gran flota, te llaman emperador»» (De civitate Dei, IV, 4, 1, 15) (Norberto Bobbio: Estado, Gobierno, Sociedad, pp. 96-97).

* Mikel Urkola es escritor.