Reconozco que cuando me enviaron la foto no me lo podía creer. He sabido y comentado en los últimos meses que el banquero más rico y la persona más (antidemocráticamente) poderosa de España, Emilio Botín, había «logrado» que las voluntades y decisiones de los políticos, jueces, fiscales, abogados del estado o rectores y rectoras de […]
Reconozco que cuando me enviaron la foto no me lo podía creer. He sabido y comentado en los últimos meses que el banquero más rico y la persona más (antidemocráticamente) poderosa de España, Emilio Botín, había «logrado» que las voluntades y decisiones de los políticos, jueces, fiscales, abogados del estado o rectores y rectoras de universidades le fueran favorables.
He comentado en esta web la sentencia del Tribunal Supremo que, refiriéndose a una de las actividades de su banco, decía que «hay topes éticos y de sensibilidad social, que aquí quedan ostensiblemente transgredidos». O también la forma en que el fiscal y la abogacía del Estado evitaron que fuera condenado por un flagrante comportamiento delictivo (El Ministerio Fiscal trata de evitar que el banquero más rico de España se siente en el banquillo). Y siendo profesor universitario me tuve que hacer eco también del intento de Botín de convertir las universidades en otro botín (La universidad ¿otro botín de Botín) o, algo más jocosamente, de que están colocando oficinas en cualquier esquina sin ni siquiera respetar la arquitectura de los edificios (Botín toma mi Facultad, monta un tinglado y me hace renunciar al té azucarado).
Quiero decir que soy consciente del enorme poder de este banquero, como he dicho más arriba, el único español con influencia efectiva para obligar a que los demás poderes decidan siempre lo que a él más le conviene.
Bien. Sabía todo eso. Incluso puedo intuir que este tipo de personajes no tiene más dios que a su dinero. Pero lo que no podía imaginar nunca es que además de eso fuera capaz de hacer que toda una Virgen tan famosa como la del Pilar se convirtiera en una imago más del Banco de Santander, en el logo de su gran empresa, en soporte de su imagen corporativa.
Los testimonios gráficos son impresionantes. La foto de abajo lo muestra junto a la Virgen, cuyo toda presencia palidece ante el rojo abrasador del logo del banco, el mismo que aparece en los documentos con los que se sellan la usura, las operaciones de evasión fiscal, la inversión en paraísos fiscales para ocultar operaciones sucias o ilegales, los embargos que arruinan a familias pobres que no pueden pagar sus créditos.
Gracias el poder omnímodo de este banquero, la Virgen del Pilar luce en su faldón el mismo logo que llevan las operaciones corruptas de las que se ha aprovechado ese banco, como la de Banesto, la especulación financiera, los despidos en masa, los beneficios suntuosos, los sueldos fastuosos de los directivos y las políticas de control salarial que Botín reclama con éxito de los gobiernos.
Me pregunto si esa Virgen tendrá alma y si podrá pensar, y qué sentirá al saberse investida del logo de un banco que, por ejemplo, ha financiado la fabricación de bombas de racimo, las más criminales, las más sanguinarias. ¿Se quedará tranquila la Virgen del Pilar si el rojo de ese logo le rememora el color de la sangre de los que hayan muerto destrozados por causa de esas bombas, entre ellos quizá muchos niños y niñas inocentes? ¿se sentirá cómoda, entonces, con ese nuevo manto que le regala el banquero?
Me pregunto que sentirá esa Virgen si leyó la edición del 1 de febrero de 2002 de la Executive Intelligence Review , que se hacía eco del informe de Rachel Ehrenfeld en su libro Evil Money (Dinero Maldito), según el cual el Banco Santander, cuyo logo ahora está en su manto, es uno de los bancos «que usan los miembros del cartel de drogas de Medellín» para lavar dinero.
Y me pregunto qué pensarán los amigos de derechas de esa Virgen (que también los tiene de izquierdas) cuando sepan que ahora lleva la imagen de un banco que según el diario británico Daily Telegraph ha tenido operaciones comerciales con un banco iraní incluido en la lista negra que creó EE UU por evitar la supuesta financiación del programa nuclear de Irán.
¿Que pensará la Virgen del Pilar cuando lleve en su manto el rojo emblema de un banco que, según el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Santander, en la sentencia dictada el 12 de marzo de 2002, actuó con total falta de transparencia ocultando en sus memorias cientos de sociedades, con tal solamente de ganar más y más dinero sin que la sociedad pueda saber cómo lo está consiguiendo?
¿Cuántas veces nos han leído la frase de Jesús cuando decía a sus discípulos que es más fácil para un camello entrar por el ojo de una aguja que para un rico entrar al cielo?
¿Qué pensará ahora la madre de la clarividencia de su hijo cuando el banquero más rico de España se abre paso hasta su propio camerino para convertirla en una imagen publicitaria más de un banco tan poco ejemplar?
Por cierto, abriéndose paso de la mano del Obispo y de modo también privilegiado, como corresponde a su condición de poderoso y como suele ser habitual en él. No sé si será verdad pero esto es lo que leo en una web de Ediciones católicas: «Se permitió el acceso al camerín para besar a la Virgen no solo al propio Botín sino también a varios de sus directivos. Un gesto que habitualmente está restringido a los miembros de la Casa Real, a autoridades eclesiásticas, como honor muy excepcional a algunas personalidades y a los niños que todavía no han hecho la comunión».
Y ahora a Botín. Como solo a él se le aplica en el Tribunal Supremo, con vergonzoso privilegio, nueva doctrina que impide que pague por sus delitos, doctrina, sin embargo, que no se aplica a los demás mortales en casos semejantes (Para Botín, sí; para Atutxa, no).
La última foto muestra de nuevo a Botín delante de la Virgen junto al Obispo. Ambos sonríen y yo me pregunto por fin si la Virgen del Pilar, el nuevo logo del Banco de Santander, sonreirá también o si sentirá la pena y el asco que yo siento por todo esto.