Recomiendo:
0

Y no es la nueva versión de la Guerra de Las Galaxias: es el nuevo disparate medioambiental del Cabildo de El Hierro

Los biogolfos atacan «St Andrews»

Fuentes:

Y no es la nueva versión de la Guerra de Las Galaxias: es el nuevo disparate medioambiental del Cabildo de El Hierro, que ha publicado recientemente en el PIOH. El pueblo de San Andrés, o Asofa de Arriba como le decían nuestros abuelos, ha destacado en la Historia de la Isla de El Hierro por […]

Y no es la nueva versión de la Guerra de Las Galaxias: es el nuevo disparate medioambiental del Cabildo de El Hierro, que ha publicado recientemente en el PIOH.

El pueblo de San Andrés, o Asofa de Arriba como le decían nuestros abuelos, ha destacado en la Historia de la Isla de El Hierro por la sabiduría popular de sus habitantes. Esta enseñanza parte desde tiempos inmemoriales, cuando los antepasados de «los peludos» le pusieron Asofa a estas tierras, haciendo mención a la disponibilidad de la «Fuente de Asofa». Este manantial es citado por Abreu Galindo y Torriani en tiempos cercanos a la conquista, y es nombrado en las Ordenanzas Municipales como el mayor manantial de agua de la Isla, situado actualmente en el pueblo de Isora. En tiempos de sequía, toda la isla acudía a este enclave geoestratégico para poder recibir su parte de de agua, que era racionada por las autoridades del momento.

«Aman iman» (el agua es vida), es un sabio proverbio bereber. Nuestros antepasados, que conocían mejor que nosotros esta necesidad vital, llamaron a esta comarca Asif o Assouf, que en todos los dialectos de la lengua bereber significa «río» o «agua corriente». Sabio fue también Ossinissa, el último jefe de la Isla, al situar su residencia en las Cuevas de Solimán, teniendo a mano la gestión de este bien tan preciado.

San Andrés era para mí la bruma espesa entre montañas de jable. La carretera mojada que solamente pisaban manadas de ovejas y cabras, cuyo silencio sólo lo rompía el ladrar de los perros y el sonar de los «jierros». El ataviar de esos fornidos pastores por fuera del bar, con su montera, astia, talega y majos, hablando de «chiviritos», «pelas», «verdoneos» y «guanilas». La mano en la frente del campesino que ara su huerta de papas con la guataca. El olor a ganado y a vida. Aún recuerdo ese precioso Nisdafe lleno de animales pastando. El colmo de los tejados goteando de la [WINDOWS-1252?]humedad… No había pobreza en San Andrés, o al menos yo no la recuerdo. A ninguna familia le faltaba de nada porque lo producían todo. Y si algo faltaba, la puerta de la casa del vecino estaba abierta (y digo abierta literalmente).

Hoy en día veo un pueblo abandonado. Unos viejitos desbordantes de sabiduría que gastan sus tardes jugando al dominó en el bar, recordando el pueblo de antaño. Unos jóvenes que miran con duda hacia el futuro trabajando en la construcción sin contrato, hipotecados hasta las cejas. Los coches de alquiler pasando enfolinados por caminos donde antes jugábamos. Las tierras sin cultivar llenas de pasto hasta las paredes. El Seprona llevando avisos a las casas para ordenar el cierre de cuadras. Vecinos peleándose por cuestiones de pestilencia. Y sobretodo, la mirada del pastor viejo que toma cerveza en el bar mientras contempla el panorama y dice: ¡qué futuro nos espera!

Asofa de Arriba sólo ha dado sabiduría al mundo, porque canariedad es sabiduría. Es larga la lista de personajes populares que han salido de este pueblito cumbrero de nuestra Isla, rebosantes de sabiduría y experiencia: afamados pastores, bailarines, perlos, tocadores, danzas, [WINDOWS-1252?]loberas… Investigadores y estudiosos de la agricultura y ganadería a nivel mundial se han acercado a San Andrés para aprender de sus habitantes el gran legado de sus antepasados. Pero como siempre, salen al paso los cuatro gestores que se creen con derecho a reordenar nuestro futuro desde su despacho, con su chaquetita azul: los inventores de la pólvora que gobiernan El Hierro. Esos que hablan de sostenibilidad y han roto las tradiciones y ciclos económicos que la han mantenido durante siglos.

Tras haber alejado del pueblito de San Andrés toda su actividad ganadera, medio de subsistencia de muchas familias (por ser molesto para estos señores eso de criarse entre el ganado), ahora pretenden fabricar en Nisdafe un Campo de Golf. Me pregunto qué les habrá dado de comer y les habrá permitido cursar estudios sino ese ganado que criaron sus padres y ahora parece que huele tan mal.

Los defensores del desarrollo sostenible que han aniquilado la ganadería y la agricultura en la Isla y ahora redactan el PIOH, quieren un campito de Golf para jugar con sus amigos cuando vengan a visitarles. Para colmo lo maquillan con nombres estúpidos como «biogolf», como si los herreños fuésemos tontos y no supiéramos qué intereses se esconden bajo este proyecto.

Estos biogolfos pretenden hipotecar el futuro de nuestra isla, haciendo políticas infantiles y vacías de contenido sin pensar en nuestro bienestar. ¿Un campo de golf nos va a dar de comer cuando haya una crisis? ¿Quién va a venir a San Andrés, con el frío que hace, a jugar al golf? ¿Quién va a gestionar el Campo de Biogolf? ¿Los mismos que han contaminado las albercas del Garoé tirando monedas? ¿Los mismos que construyeron el Lagartario (que en paz descanse) bajo el torrente principal del Tibataje?

Para colmo, pretenden ocupar tierras tradicionales de cultivo como son las de Nisdafe. Estamos hablando de las tierras de mayor producción agrícola de la Isla, que deberían ser aprovechadas para garantizar nuestro sustento en una acertada política de desarrollo sostenible. Unas tierras que antaño eran guardadas con recelo por dos grandes señores de La Villa, las cuales solamente atravesaba un muro dividiéndolas por la mitad. Mucho tuvieron que sudar en Cuba y Venezuela nuestros abuelos para poder acceder a un pedacito de ellas, dándole finalmente el aspecto de cercados que tienen en la actualidad. Toda esa agua que les faltó a nuestros abuelos para hacer de nuestra isla el granero de Canarias la quiere emplear estos mangantes en mantener un Campo de Golf.

Resulta cómico que estos incapaces que nos gobiernan quieran aprovechar el nombre de San Andrés y su tradición pastoril para encasquetarnos tan estúpido proyecto. Una muestra más de la falta de respeto que existe hacia nosotros, creyendo que somos igual de ignorantes que ellos: «A fin de cuentas, el golf nació como un juego de pastores en pleno campo, y los campos de golf británicos como St. Andrews (que podría ser el modelo para el de S. Andrés) son básicamente un campo natural donde se juega (con bastantes dificultades naturales)». Como la cosa va de nombres, vamos a montar plataformas petrolíferas en el Golfo, por eso del Golfo Pérsico. De milagro no se les ha ocurrido tirar vascos por el risco de Sabinosa por eso del Abismo de [WINDOWS-1252?]Bascos…

Nuestros políticos no saben que hacer con tanto dinero que viene de Europa y tienen que gastarlo en obras insostenibles y faraónicas para favorecer este modelo basado en el despilfarro de fondos públicos para beneficiar a determinadas empresas que todos conocemos. Mientras ellos, cochito nuevo cada mes y chaqueta azul renovable cada cuatro años.

Lejos queda el sentido común y la idiosincrasia herreña: un pueblo que se ha caracterizado por su sabiduría para sobrevivir sin depender del exterior. Una sociedad inteligente que aún está a tiempo de tomar las riendas de su futuro y hacer de la Isla un verdadero espacio de sostenibilidad y respeto hacia la cultura insular y el medio ambiente: lo que siempre fue.

 

Jonay Acosta. Miembro de Ossinissa