El PP hará Patria y el PSOE laminará a los trabajadores con el acuerdo -ya pactado en sus líneas generales con la patronal y los sindicatos- para realizar un «ajuste duro». Será la respuesta «muy poco social» de Zapatero para enfrentar la crisis económica que nos está cayendo encima desde hace varios meses. La noticia […]
El PP hará Patria y el PSOE laminará a los trabajadores con el acuerdo -ya pactado en sus líneas generales con la patronal y los sindicatos- para realizar un «ajuste duro». Será la respuesta «muy poco social» de Zapatero para enfrentar la crisis económica que nos está cayendo encima desde hace varios meses. La noticia de que el desastre sería mayúsculo había asomado dos veces desde la propia Moncloa, pero había pasado desapercibida en el fragor del «mercadeo electoral». En las primeras horas del viernes, el programa informativo de las 08.00 de la mañana de Radio Nacional se abrió con una noticia sorprendente…
El periodista funcionario -«un tal Lucas»- que nos manipula cada mañana para que «salgamos a la calle bien informados», anunció como primicia que ese mismo día el Consejo de Ministros «aprobaría provisionalmente» un plan de reconversión del sector de la construcción. El objetivo era proporcionar «cursos de formación» e incentivos, para reubicar en otros sectores económicos, a los cientos de miles de trabajadores que se quedarían en los próximos meses en paro. La información -muy vaga- hablaba de reinstalar también a los trabajadores de los «sectores vinculados» directamente a la «crisis»: agencias inmobiliarias, hipotecarias, etc.
Nada decía el gobierno sobre cómo y hacia dónde se haría esa gigantesca reubicación laboral. En el segundo debate televisado Zapatero se había referido cautelosa y cínicamente al sector industrial, y al sector «de la investigación».
Zapatero hacía una jugada maestra. El último día de la campaña -justo a las puertas del día de la reflexión- abría cautelosamente la olla a presión de la angustia social que ya viven los trabajadores del sector, anunciando dos cosas al mismo tiempo: la enfermedad y el antídoto. La primera consistía en una «desaceleración del crecimiento motivada por factores externos» -como había expresado en el segundo debate con Rajoy-; el segundo era el «plan anticrisis» que «negociaría con los «sectores sociales». Iba a ser aprobado «provisionalmente» aquella misma mañana. Estaba casi listo. Sería, había dicho Zapatero, negociado (talante Zapatero, sonrisa Zapatero, cinismo Zapatero) con los «agentes sociales».
El día anterior los empresarios del sector habían enseñado los dientes señalando que el descenso del número de viviendas nuevas que se construirían en el 2008 descendería en unas 500.000 con relación al año anterior, lo que llevaría al paro a más de un millón de trabajadores.
La jugada fue bruscamente interrumpida esa misma mañana por el atentado de ETA. El Consejo de Ministros no adoptó «ninguna resolución condicionada» y Falsimedia silenció la última y clamorosa manipulación electoral.
Segundo acto: segunda interrupción
Esta noche, sobre las 2030 -cuando parecía que Zapatero era el triunfador claro de las elecciones-, el «flamante vencedor» volvió a proclamar que su primera medida de gobierno sería convocar a los empresarios y a los sindicatos para dar una respuesta al paro creciente y a la crisis en el sector de la construcción.
Una hora después se le helaba la sonrisa en los labios.
El triunfo de los grandes poderes económicos y financieros ha sido histórico. Ahora tienen dos gestores diferenciados:
-Rajoy les cuidará la Patria. Orientará a voz en grito el esfuerzo represivo y la fascistización de las masas, que han sido previamente embrutecidas y desorganizadas por los «medios de desinformación» y por la izquierda institucional.
-Zapatero organizará -con eficacia tecnocrática y buen talante- la represión económica y social de los trabajadores. Los sindicatos proporcionarán la ideología del «compromiso» y del «cinturón apretado». La sufrirán todos los trabajadores, especialmente de los más jóvenes, muy intensamente las mujeres. Para los inmigrantes será la explotación salvaje o la expulsión.
-En política exterior y de «Defensa» no ha habido ningún debate. PSOE y PP asumen en íntimo abrazo la política «atlántista» de Washington -con su nuevo despliegue imperialista y guerrerista-, y la política servil de la UE. Si ganan los demócratas la presidencia de los EEUU, Zapatero empleará su mejor sonrisa para respaldarla y encubrirla. Si los republicanos repiten en la Casa Blanca, será Rajoy el que fortalezca la ideología reaccionaria del país y exija un cambio de gobierno.
La política exterior con relación a América Latina en un asunto que dirigen las grantes transnacionales españolas desde hace bastantes años. La agresividad extrema -y el apoyo a todos los procesos de desestabilización de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador- están garantizados. La ideología del hispanismo más retrógrado -al servicio de los EEUU y del sub imperialismo español- será representada por la pareja «Juan Carlos- Zapatero»; y la del neoliberalismo armado será paseada por Aznar. El País -a la cabeza del Grupo PRISA- actuará de instrumento ideológico en ambos frentes.
La niña de Rajoy será feliz con su padre.
A los «asistidos sociales» de Zapatero les rechinarán los dientes. Pobres inmigrantes.
¿Cuánto durará el gobierno de un Zapatero que ha retrocedido ante los soplidos, y que ha negociado con los grandes poderes económicos la desaparición de los «grupos minoritarios»?.
¿Quién les exigirá responsabilidades a los que han liquidado a Izquierda Unida? ¿Quién es responsable de la desaparición del PCE?
Nadie dará una respuesta. El silencio enterrará no sólo la memoria histórica sino la memoria inmediata. El desastre ha sido colosal pero habrá que empezar, inmediatamente, a construir el futuro.