Los bomberos que intervinieron en Legutio fueron explícitos a la hora de explicar lo que encontraron al llegar al cuartel en el que explosionó el coche-bomba. «Parecía una guerra», resumió uno de ellos a la agencia Efe. El edificio quedó «prácticamente colapsado por entero», añadió el subinspector de Bomberos, Javier García. El muro que rodea […]
Los bomberos que intervinieron en Legutio fueron explícitos a la hora de explicar lo que encontraron al llegar al cuartel en el que explosionó el coche-bomba. «Parecía una guerra», resumió uno de ellos a la agencia Efe. El edificio quedó «prácticamente colapsado por entero», añadió el subinspector de Bomberos, Javier García.
El muro que rodea la instalación militar evitó parte de la explosión, pero el tejado de la parte central se hundió y cayó so- bre los agentes que se encontraban en el puesto de guardia. La garita en la que estaba Juan Manuel Piñuel desapareció prácticamente. El guardia civil falleció en el acto y cinco compañeros resultaron heridos; cuatro de ellos fueron hospitalizados con diversas lesiones, aunque no peligra la vida de ninguno.
Al mediodía, con el suelo aún lleno de cascotes y de restos del coche-bomba, el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, también fue elocuente: «ETA ha fracasado en su atentado porque pensaba en producir una masacre, aunque no ha fracasado del todo porque ha matado a una persona inocente que cumplía con su trabajo».
Rubalcaba se encargó de dar algunos datos de la explosión, producida en torno a las 3.00 de la madrugada. Comparó el modus operandi con el de otra deflagración similar contra el cuartel de Durango a finales de agosto. Los activistas, que serían dos o tres, llegaron por la N-240 en dos vehículos, dejaron una furgoneta aparcada al lado de la carretera, justo enfrente del acuartelamiento, y se marcharon en el otro vehículo.
Explosión inmediata
La Citroen Berlingo explotó casi a continuación, como ocurrió en Durango (en aquella ocasión, se afirmó que apenas pasaron 45 segundos desde que se aparcó el coche y se produjo el estallido). Al parecer, el agente Piñuel estaba ya dando aviso telefónico a sus compañeros en ese momento, pero no tuvieron tiempo de intervenir. Las cámaras habrían grabado a una persona encapuchada que colocaba el temporizador.
El estallido fue enorme. Los primeros indicios policiales hablan de no menos de cien kilos de explosivo, y apuntan que quizás ascendería a los 300. Y se da por seguro que no se activó con mando a distancia, porque los inhibidores instalados en el cuartel lo habrían impedido.
Fuentes oficiales afirmaron que en el momento de la deflagración había 29 personas en la casa-cuartel. Rubalcaba habló por tanto de «horroroso atentado» y afirmó que «ETA ha dado un paso más, si es que le quedaba alguno por dar, para distanciarse de cualquier persona de buena voluntad».
El cuartel se ubica en una zona forestal cercana a la carretera, junto al pantano de Santa Engracia. A unos 50 metros hay otra casa que quedó destruida por la explosión, aunque está deshabitada. La onda expansiva afectó además a otra vivienda situada 500 metros más abajo, en la que había dos personas que no sufrieron heridas. La explosión se sintió en toda la localidad alavesa, en la que residen 1.600 personas.
Huida y heridos
Horas después, la Ertzaintza localizaba el vehículo en el que huyeron los activistas de ETA. Apareció en un camino del alto de Urkiola, al que se asciende directamente siguiendo la N-240 que pasa ante el cuartel atacado. Se trataba de un Peugeot 306 que había sido robado un mes antes en Berango.
Al parecer, este vehículo fue abandonado con un dispositivo incendiario destinado a darle fuego y borrar así las huellas, pero el sistema pudo fallar y fue desactivado después por la Ertzaintza, que busca ahora obtener pistas sobre los autores. Esta labor de investigación, en cualquier caso, ha quedado en manos de la Guardia Civil.
A partir de ese momento, se desconoce cuál fue el rumbo tomado por los activistas fugados. La principal hipótesis policial es que la acción fue llevada a cabo por el «comando Bizkaia».
Por lo que respecta a los heridos, uno de ellos fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital de Santiago. Se trata de José Javier Cabrizo Fernández, de 41 años -la misma edad que tenía el guardia civil fallecido- y natural de Tutera. Sufre una fractura vertebral al haber quedado sepultado entre los escombros, de donde lo rescataron los bomberos. Luego pasó a la UCI, donde seguirá en observación.
Zapatero y Rajoy, en Gasteiz
La noticia de la explosión modificó las agendas de todos los dirigentes políticos, salvo la de María San Gil, que mantuvo una rueda de prensa convocada a las 10.30 para hablar de la situación interna de su partido. El ministro Rubalcaba acudió por la mañana a Legutio junto a su número dos, Ignacio Camacho. Y por la tarde se desplazaron a Gasteiz para acudir a la capilla ardiente, instalada en la Delegación del Gobierno español, tanto el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, como el líder del PP, Mariano Rajoy, así como Juan José Ibarretxe. Zapatero barajó inicialmente suspen- der un viaje oficial a Brasil.
El Rey español fue informado por Zapatero desde el primer momento y guardó un minuto de silencio en un acto militar, vestido con traje del Ejército. Las agencias difundieron que manifestó a Rubalcaba su «absoluta repulsa, indignación y condena» por el atentado, y que le pidió que transmitiera su pésame.
El funeral por el fallecido se oficiará hoy a las 10.30 en la catedral nueva de Gasteiz.
La potencia de la explosión hizo que se revisara incluso, por si acaso, la presa del cercano embalse de Santa Engracia, tras lo que se confirmó que no había sido dañada.
El coche en que se fugaron los activistas había sido robado, pero la furgoneta-bomba habría sido comprada recientemente, de segunda mano, en un concesionario de Irun, según afirmó ETB.
El consejero de Interior del Gobierno de Lakua, Javier Balza, no disimuló ante la opinión pública su preocupación por la infraestructura de ETA y auguró que «costará desmantelarla». Balza -que compareció ante los medios tras mantener un encuentro con su homólogo español, Alfredo Pérez Rubalcaba, para valorar la situación- precisó que la organización armada «está conformada por un potente grupo de legales [en alusión a miembros no fichados por las FSE] que sirve de base a los liberados de ETA». En este sentido, apuntó que es la existencia de este grupo lo que «complica la investigación».
A juicio del consejero, estos miembros no controlados «proporcionan apoyo e infraestructura» a la organización. Ejemplo de ello sería el vehículo con el que huyeron los miembros de ETA desde Legutio, un Peugeot 306, que fue robado en Berango, el pasado 14 de abril, y escondido durante un mes. Este hecho ha alarmado especialmente a las FSE, dado que constatan que el «comando Bizkaia» también tiene infraestructura para ello. Por contra, Balza opinó que el número de liberados de ETA (miembros fichados por la Policía) no habría aumentado en los últimos tiempos; es más, precisó que «los que estarán con presencia real en Euskadi serán en menor número». Como resumen, indicó que esta nueva composición es la que «le permite a ETA cometer una serie de atentados numerosos en el tiempo y en la gravedad». De hecho, agencias apuntaron que desde febrero hay una media de un atentado por semana.
Por lo tanto, Balza concluyó que «más que hablar de un comando numeroso, se estaría ante una infraestructura potente de legales» y asumió que «por todo el empeño que pongamos, va a costa desmantelarla».
En la rueda de prensa ofrecida en la sede del Gobierno español en Gasteiz, el consejero de Interior también hizo referencia al «modus operandi» utilizado por ETA en Legutio. Señaló, como Rubalcaba, que coincide con el del atentado contra la casa-cuartel de Durango, en agosto del pasado año, y con el de Calahorra, en marzo, por lo que apuntó que los autores podrían ser los mismos. De hecho, destacó que tras la acción armada de Legutio se utilizó una ruta de huida similar a la de Durango. Sostuvo además que ésta es «una de las hipótesis más importantes hasta el momento».
La mayoría de los atentados cometidos por ETA en las últimas semanas han sido atribuidos al «comando Bizkaia». Sin embargo, el hecho de que en la madrugada del 1 de mayo ETA hiciera estallar dos artefactos con simultaneidad en Arrigorriaga y Donostia llevó a barajar otro tipo de tesis, como que las acciones fueran cometidas por dos comandos distintos y que uno de ellos estuviera establecido en Gipuzkoa.
La aparición de esta hipótesis y las declaraciones realizadas ayer por Balza señalando que ETA cuenta con «un potente grupo de miembros legales» supone un cambio significativo en las aseveraciones realizadas tanto por el consejero de Interior como por Rubalcaba en torno a ETA anteriormente. Muestra de ello son las declaraciones realizadas por estos dos responsables de Interior tras el atentado de ETA contra la sede del PSE en Elgoibar, por ejemplo, cuando incidieron en hablar de la «debilidad» de ETA. El consejero de Lakua dijo textualmente que su capacidad «está claramente limitada a su propia pervivencia. Están agotados en sí mismos». El ministro de Rodríguez Zapatero, por su parte, afirmó desde Madrid que «ETA sabe que está ya derrotada. No le queda más remedio que decidir en qué momento pone fin a la violencia».