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La huelga de ayer exige la retirada de la propuesta para el próximo Convenio Colectivo

Los trabajadores se enfrentan a la dirección de Telefónica

Fuentes: Rebelión

Los trabajadores de Telefónica de España han sacado el hacha de guerra. Hacía tiempo que no se veían asambleas tan masivas y tan participativas; hacía tiempo que las concentraciones, las manifestaciones y la huelga no bullía en el ambiente. Y hoy es algo real. Y lógica, dada la pretensión de la dirección de la empresa […]

Los trabajadores de Telefónica de España han sacado el hacha de guerra. Hacía tiempo que no se veían asambleas tan masivas y tan participativas; hacía tiempo que las concentraciones, las manifestaciones y la huelga no bullía en el ambiente. Y hoy es algo real. Y lógica, dada la pretensión de la dirección de la empresa que dirige César Alierta de recortar no solo los derechos laborales que tantos años ha costado consolidar en esta empresa, sino también los salarios, eso si, de forma subrepticia. Una empresa que, recordemos, obtuvo el año pasado 9.600 millones de euros de beneficios.

Este año, 2008, es año de convenio, es necesario acordar de nuevo las relaciones laborales que van a regir en la empresa. A mediados del mes de febrero se reunió por primera vez la Mesa Negociadora que, por parte de la representación sindical corresponde al Comité Intercentros (CCOO-4, UGT-4, STC-UTS-2, CGT-1, AST-1, CoBas-1). Reunión que sirvió para poner encima de la mesa las reivindicaciones de los trabajadores con dos plataformas diferentes. Pero lo sabíamos, lo peor estaba por llegar. La dirección de la empresa callaba y dejaba que el debate se centrara en las diferencias entre los distintos sindicatos.

Pero en la tercera reunión, a finales de marzo, ya destapó alguna de sus cartas. Pretendía que el salario se configurara en función del desempeño, ligado al puesto de trabajo tipo, un complemento de clasificación profesional y un complemento de la antigüedad acumulada hasta la fecha, no generándose a partir de ese momento más bienios ni pases de categoría y una retribución variable basada en los objetivos y resultados individuales. Es decir, reducir el salario bruto a una parte fija y complementarlo con una parte variable en función de la actividad desarrollada y los objetivos marcados. Todo ello ligado a una nueva clasificación profesional que reducía de 38 a 3 los grupos laborales. Como telón de fondo, la incorporación de Data y Terra y la necesidad de adaptar los grupos laborales y las tablas salariales de los tres grupos. Todos entendíamos que deberían ser Data y Terra los que se adaptaran a la situación de Telefónica de España por ser grupos más pequeños y tener peores condiciones. Todos, menos la dirección de la empresa que, contra toda lógica, pretendía acoplar el mayor grupo en la caja más pequeña.

La cuarta reunión, del 3 de abril, supuso una vuelta de tuerca más y un chantaje en toda regla, ya que anteponía la aceptación de estas condiciones laborales y salariales para considerar el resto de propuestas sindicales como la no movilidad geográfica o la garantía de empleo. Y en la quinta, del 17 de abril, se limitó a mantener la boca cerrada ante los reclamos de la representación social que exigía la retirada del nuevo modelo de clasificación profesional y que atendiera a las demandas presentadas por los trabajadores en la primera reunión de la Negociadora.

Lejos de escuchar estos reclamos, en una nueva reunión celebrada el 24 de abril, la empresa confirmó sus pretensiones presentando por escrito, entre otras, su modelo de clasificación, estructurado en un salario base (que no es el mismo que tiene cualquier trabajador en estos momentos), un complemento de clasificación profesional y complementos por antigüedad que quedarían congelados. Un ataque en toda regla al modelo actual ya que los complementos quedarían en manos de la decisión de Recursos Humanos, desaparecerían los bienios, que suponen un aumento del 2,4% del sueldo, y el salario base, muy inferior, reduciría todos los años los incrementos salariales que se pactan por la subida del IPC.

Tocaba posicionarse a los diferentes sindicatos en la siguiente reunión del 8 de mayo. UGT aceptaba el modelo, siempre que tuviera un control sindical; CCOO no aceptaba el documento pero tampoco exigía su retirada; CGT y STC también lo rechazaban; y desde AST no solo lo rechazábamos sino que exigíamos su retirada y que la negociación se centrase en torno a los documentos presentados en la primera reunión que trataba de los reclamos de los trabajadores. Para esas fechas ya nadie se acordaba de las primeras asambleas en las que se discutía de qué plataforma reivindicativa era mejor para presentar a la dirección de la empresa. Su estrategia había funcionado para desviar la atención hacia las pretensiones que buscaba en la nueva negociación. La propuesta de AST en el Comité de Empresa de Madrid «arrastró» al resto de sindicatos, excepto a UGT, a aceptar una convocatoria para que los trabajadores se concentraran en las puertas de sus centros de trabajo el 13 de mayo y que fue respaldada por un gran número de trabajadores, cerca de tres mil en el nuevo edificio emblemático de Telefónica en Las Tablas.

El 22 de abril, y entre los abucheos de los delegados del Comité de Madrid, se reunió de nuevo la Mesa Negociadora y la empresa entregó un nuevo documento: las nuevas tablas salariales. Su difusión entre la plantilla significó abrir la caja de Pandora y abrir los ojos a aquellos escépticos que todavía dudaban de lo que la empresa pretendía hacer. Ese mismo día por la tarde, más de 3.000 trabajadores recorrieron la calle Fuencarral, entre la glorieta de Bilbao y la Gran Vía de Madrid para cortar ésta y, bajo el edificio insignia de la empresa, manifestar su rechazo más enérgico a su postura en la mesa de negociación. El recorte salarial, en su parte fija, suponía una media del 30% que sería sustituida, como hemos dicho anteriormente, por una parte variable y totalmente subjetiva.

Muchos todavía dudan del poder de la movilización de los trabajadores. Pero no cabe duda que ese movimiento ponga nerviosa a cualquier dirección de cualquier empresa, incluso a la mayor española. De hecho, ante los primeros meneos ya ha acelerado la negociación con una nueva reunión de la Negociadora el 27 de mayo. A ello ha contribuido, no hay duda, la convocatoria de huelga de media jornada para ayer, 29 de mayo convocada por AST a nivel estatal, CIGA en Galizia, ELA, LAB y ESK en Euzkadi y En Construció en Catalunya; y la de CGT de jornada completa en la Comunidad de Madrid.

En esta última reunión mantiene su postura, aunque edulcorada con unas tablas salariales que no entrarían en vigor hasta 2009. Y dejando abierto este apartado más escabroso para su desarrollo en mesas de negociación permanentes. Algo muy peligroso para el conjunto de la plantilla porque quedaría en manos de la empresa y de la mayoría del Comité Intercentros. Este órgano no deja de ser «la casa de tócame Roque», cuya función casi exclusiva es la firma del Convenio Colectivo y que es elegido en base al número de delegados obtenido por los diferentes grupos sindicales en todo el estado y no en base al número de votos. Baste como ejemplo la mayoría de AST en el Comité de Madrid, donde se concentra el 30% de la plantilla, y que solo tenga 1 representante en el C.I.

Dejar abierto el Convenio supondría la convicción absoluta de que la representación social acabará aceptando la propuesta de la dirección de la empresa; que lo único que tratará será sacar alguna contrapartida menor que intente justificar la firma; y que el periodo vacacional que se avecina es el mejor momento para estamparla. Y no es que lo diga yo, sino que este tipo de Convenio está basado en el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva que en febrero de 2007 firmaron CCOO y UGT con la CEOE y la CEPYME y que la dirección de Telefónica ha esgrimido para justificarlo; y es lo que intuyen los trabajadores tras las nueve rondas de asambleas que en Madrid se han celebrado para informarles de qué es lo que se está cociendo en la Mesa de Negociación, hartos como están de tanta traición a sus intereses.

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Luis Miguel Busto Mauleón es trabajador de Telefónica y delegado sindical de la Alternativa Sindical de Trabajadores (AST)

Más información:

http://www.sindicatoast.org

http://www.coordinadorasindicalm.es