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688 millones de euros en misiones militares durante el año que acaba

El gobierno duplicará el número de tropas españolas en el extranjero en 2009

Fuentes: Diagonal

De 3.000 soldados desplegados en el extranjero se pasará a 7.700 en 2009, según ha decidido el Gobierno, deseoso de tener mayor relevancia a nivel internacional. El 11 de diciembre, la ministra de Defensa, Carme Chacón, anunciaba la decisión del Gobierno de anular el límite de 3.000 soldados españoles que pueden mantenerse en misiones en […]

De 3.000 soldados desplegados en el extranjero se pasará a 7.700 en 2009, según ha decidido el Gobierno, deseoso de tener mayor relevancia a nivel internacional.

El 11 de diciembre, la ministra de Defensa, Carme Chacón, anunciaba la decisión del Gobierno de anular el límite de 3.000 soldados españoles que pueden mantenerse en misiones en otros países y establecía que, a partir de 2009, este límite sólo estará marcado por la «capacidad de despliegue del Ejército» (hoy ésta es de 7.700 soldados, según el Gobierno), la «legalidad de la misión» y la «voluntad del pueblo español», voluntad que sólo será expresada por las Cortes Generales. Así, a los cerca de 3.000 soldados que se encuentran desplegados en Afganistán (800), Líbano (1.100), Kosovo (600), Bosnia (230), Chad (90) y Somalia (90), se añadirán otros 4.700, lo que superará con creces el tope de 3.600 alcanzado durante el Gobierno de Aznar y conllevará un aumento del gasto destinado a su mantenimiento, que este año ha sido de 688 millones de euros, cifra muy superior a los 17,36 millones presupuestados inicialmente.

Según Jordi Calvo, del Centre d’Estudis per la Pau J. M. Delàs este aumento se explica por «los compromisos que tiene España con la OTAN, ahora que se está profundizando en el llamado ‘nuevo concepto estratégico’ de actuar fuera de sus países miembros, Afganistán, por ejemplo». De hecho, a pesar de que Moratinos dijo en noviembre que no habría aumento de tropas españolas en Afganistán, todo apunta a que el Gobierno responderá positivamente a las peticiones de la OTAN y del nuevo Ejecutivo de EE UU de ampliar la presencia militar en el país. Además, según el investigador José Toribio, aunque enviar el 10% de sus tropas al exterior «no convertirá al Estado español en una potencia militar, es verdad que hay una relación directa entre la cantidad de recursos militares que un país dedica a mantener un determinado estatus y su proyección en alianzas de carácter político y/o económico de relevancia, como el G-20, donde posiblemente se puso como condición para poder asistir el aumento de tropas en misiones militares en el exterior».

El Estado español, que pretende ser la octava potencia económica, que es la octava potencia en exportación de armas y que, según los cálculos de Alternativa Militarista-MOC, ha dedicado 21.270 millones (10,50% de los presupuestos) al gasto militar (más que los presupuestos de Educación, Cultura, Trabajo, Servicios Sociales y Medio Ambiente juntos). «Quizá quiera ayudar a esa percepción de que es una potencia mundial con un mayor despliegue de tropas», según Calvo. Toribio apunta factores como «el prestigio del Ejército en un contexto en que la crisis está aumentando la afiliación de mercenarios, y los beneficios que algunas empresas hacen en los países en que hay misiones», empresas como Tecnove, Cobra y Equipos Móviles Arpa, interesadas en construir otra base española en Afganistán.

‘Ejército humanitario’

Mientras, la imagen de un Ejército «humanitario» y en «misión de paz» repetida por el Gobierno no se sostiene con los datos: sólo un 1% del presupuesto de las operaciones militares españolas en Afganistán se ha destinado a ayuda humanitaria, y la ministra Chacón ha reconocido que las tropas están allí para combatir a Al Qaeda. Además, según Calvo, «el Ejército no cumple con los principios básicos de la ayuda humanitaria reconocidos por los convenios, neutralidad, imparcialidad e independencia, pues responde a los intereses del Gobierno al que sirve, y su presencia en Afganistán simplemente está legitimando que las decenas de miles de militares estadounidenses puedan hacer la guerra a su antojo». Ya en 2005, un informe de IECAH advertía sobre el uso político de las ayudas humanitarias para ensalzar la labor del Ejército y encubrir el carácter militar de las misiones españolas en el extranjero. Y hoy, mientras cientos de somalíes mueren en aguas del Golfo de Adén tratando de huir del conflicto de su país, la UE se muestra más interesada en combatir la piratería en Somalia, con una misión de mil hombres que será comandada por el Estado español a partir de abril, hacia la que partirá en enero una fragata española con 200 militares; lo que, sumado a las siete fragatas de la OTAN que patrullan el lugar, hace sospechar al periodista M. K. Bhadrakumar que se lucha por el control de «una de las vías navegables más delicadas para el comercio de petróleo, armas y bienes manufacturados que circula entre Europa y Asia».