Guadalajara.- Janette Rodríguez, Óscar Sotillo y Nicanor Cifuentes viajaron a México en representación del Colectivo La Mancha, una cooperativa venezolana que produce radio y televisión comunitaria; de la misma forma publican un periódico quincenal, una revista de poesía y edita dos colecciones de libros: La buena calle y Sin Límites. En entrevista con Clarín.cl los […]
Guadalajara.- Janette Rodríguez, Óscar Sotillo y Nicanor Cifuentes viajaron a México en representación del Colectivo La Mancha, una cooperativa venezolana que produce radio y televisión comunitaria; de la misma forma publican un periódico quincenal, una revista de poesía y edita dos colecciones de libros: La buena calle y Sin Límites. En entrevista con Clarín.cl los tres escritores hablan de la «posibilidad común dentro de la Revolución Bolivariana».
MC.- ¿En qué año fundaron el Colectivo La Mancha?
JR.- Nacimos en 2002, con la idea de fundar un periódico o una revista cultural que se manejara en un mundo más amplio; nosotros pensamos que los procesos políticos son parte de nuestra cultura, entonces los recogemos dentro de la visión de La Mancha. El periódico dio pie a un programa de radio -también hacemos audiovisuales- lo último que hicimos fue la incursión del Colectivo en la edición de libros, a la fecha tenemos dos colecciones: La buena calle y Sin Límites, en el 2009 iniciaremos la Colección Cambimbera, que será menos estricta, todavía más experimental que las otras colecciones, queremos abrir nuestro catálogo, porque recibimos muchos materiales: décimas, canciones y relatos. A partir de ahora llevaremos nuestro proyecto a un plano semi-industrial, hacerlo todo nosotros mismos -para no depender de la imprenta- generar un equipo para el diseño de las portadas en serigrafía, otro para las tripas en láser y hacer una encuadernación propia. La conexión entre poesía y comunicación la plasmamos en el nacimiento de esta revista, que recoge los poemas que salieron en el periódico durante cinco años. Nos interesa el proceso que llevó a esa persona a escribir, a querer comunicarse con el otro, con su pensamiento y sentimientos.
MC.- ¿Qué otros proyectos editará La Mancha?
OS.-Preparamos un libro de Ensayos culturales con la India, fuimos a Nueva Dehli conocimos escritores indios y nos interesó hacer un intercambio de visiones porque también somos del tercer mundo -tenemos la misma pobreza y sus problemas- así que dijimos: ¿por qué no compartir esta visión del mundo en el área cultural? estamos armando una antología con 4 escritores venezolanos y cuatro hindúes.
MC.- ¿Una edición bilingüe?
OS.- Sí español/inglés, será parte de la Colección Sin Límites; el primer tomo lo hicimos con Colombia, de un viaje a Bogotá contactamos a un colectivo de poetas, ellos seleccionaron los textos de Colombia y nosotros los de Venezuela; cuando el libro salió de la imprenta lo llevamos al Festival de Poesía de Colombia, lo original es que no está divido por países, sino van un poeta y otro hermanados.
JR.- Además con una equidad absoluta de género: son 11 poetas venezolanos y 11 colombianos, entre mujeres y hombres de cada país.
OS.- Tratamos de hacer la mayor distribución social posible, que nuestros libros circulen, en la medida en que estimule y sensibilice consideramos el éxito de nuestro proyecto. Llevamos el libro a escuelas y bibliotecas de Colombia, además a todos los integrantes del colectivo colombiano; se agotó todo el tiraje: entre la red de Librería del Sur, los ejemplares que dejamos en Colombia y los que vendimos en la Feria del Libro de Caracas.
JR.- La segunda edición la hará el Colectivo Escafandra en Colombia, ellos tienen su editorial: Isla Negra.
MC.- Entiendo la relación entre La Mancha y la letra impresa, pero ¿en qué va la parte comunicacional intangible?
OS.- Cuando registramos la Cooperativa editorial La Mancha -en junio de 2003- ya teníamos varios meses sacando el periódico, entonces el Presidente Hugo Chávez lanzó una gran campaña para el trabajo en cooperativas, nosotros pensamos que era lo más adecuado, así veníamos trabajando -sin dinero, a base de pura colaboración- y ya con el programa oficial la cooperativa fue consolidando a un grupo de personas y por su desempeño natural cada uno se fue responsabilizando de cada cosa, por ejemplo, tenemos un compañero, Francisco Issa -es músico- ha escrito para el periódico desde su inicio y ahora se encarga del programa de Radio La Mancha -transmitido todos los lunes de 8 a 10pm en RNV Activa 103.9fm- desde hace 3 años tenemos cobertura nacional, antes trabajábamos con una Radio comunitaria, en la capital del Estado de Miranda, ahí nació La Mancha -tres meses después salió el periódico- y poco a poco, por la necesidad comunicacional hemos trabajado con la televisora comunitaria de Oeste Katia TV -en Caracas- donde hicimos los talleres del ECPAI (Equipos Comunitarios de Producción Audiovisual Independiente) tenemos alguna tecnología para filmar cosas y lo editamos todo en casa, hemos construido alrededor de 20 proyectos comunitarios audiovisuales. Trabajamos en el guión, en la preconcepción del rodaje y en la distribución.
JR.- Nos ganamos un Premio de la Municipalidad por un documental que filmamos en la Amazonas.
MC.- Háblanos del graffiti o muralismo pedagógico de La Mancha…
OS.- Damos talleres de muralismo y comunicación visual; conceptualizamos el mural como una herramienta política, es decir, hay un trabajo individual de imaginería -no llevo mi imagen a la comunidad, sino ellos con sus recursos y conceptos trabajan imágenes que le sean propias o reproducciones de que a la comunidad le interesen- el mural organiza y agita a la sociedad, para expresar grandes ideas en la pared, sin necesidad del discurso de un mural artístico.
MC.- Ustedes como habitantes de la realidad venezolana, ¿podrían contarnos en qué se traduce el 30% de P.I.B. que invierte Hugo Chávez a Educación y Cultura?
JR.- Lo ves hasta en las ciudades lejanas a Caracas -que era el centro de todo en Venezuela- llegas a un poblado como Tucupita, donde jamás habían instalado una librería y ahora consigues libros de autores de la ciudad, del Estado y de las localidades indígenas. Estamos viviendo en el área del libro ¡un Boom de ediciones! -en Venezuela había un chiste: ‘los escritores jóvenes tienen 40 años’, hasta ahora dejaron de ser inéditos-. En el área de la artes plásticas también hay un cambio, primero ya no se cobra para entrar a los museos y están abiertos de lunes a lunes, la línea de cada museo está orientada a los niños de las escuelas públicas, niños que jamás habían visto ciertas pinturas, las salas están adaptadas para que los maestros trabajen en los museos. Comienzas a ver avances en la danza, los grupos culturales del municipio -subvencionado por el Estado- generan sus vestuarios para montar grupos de danza contemporánea, danzas folklóricas y tradicionales. Se ha recuperado el bagaje cultural de las comunidades indígenas -antes en los libros escolares se decía: ‘los indígenas eran’ como si ellos ya no existieran-. Los cambios nos lo notas en Caracas -porque siempre ha tenido los beneficios: museos, cines, teatros, etcétera- actualmente tú puedes ir a cualquier pueblito de Venezuela y verás manifestaciones culturales traídas de otros países, por ejemplo la Feria del Libro se está haciendo regional, en cada capital, en los municipios y parroquias, igual el Festival de Poesía, los invitados no sólo llegan a Caracas, los poetas van de gira por las regiones, sucede lo mismo con el Festival Internacional de Danza, es como si de repente nos destaparan los ojos, si conversas con cualquier persona te dirá que ha visto danza contemporánea, que asistieron a talleres; se ha intercalado el arte corporal del extranjero con el performance de los grupos indígenas.
OS.-Un dato importante: cuando gana las elecciones el Presidente Chávez -en 1998- llega al Poder Ejecutivo una visión distinta, el Presidente Chávez no comienza hablando de Socialismo -sino hasta en 2005- hemos transitado por un proceso muy complejo para salir de los problemas estructurales de Venezuela. Entre esos grandes problemas está la maquinaria del Estado, para qué sirve y cómo mejorarla, vencer la herencia burguesa y las viejas ideas burocráticas. El Ministerio de Cultura no existía (sino hasta hace 4 años) cuando se formó, agrupó a 46 instituciones culturales -de esas 46, 45 instituciones estaban en Caracas- sí había oficinas regionales de cultura, pero el trabajo cultural del Estado se limitaba a Caracas, sólo había una escuela de Danza en provincia. Estamos en la «reterritorialización» de la gestión pública de la cultura, es decir, estamos sacando al Ministerio de Cultura de Caracas, lo estamos llevando a las regiones apartadas, donde la gente era una estadística -allá en las fronteras con Brasil y Bolivia, abandonados a la buena de Dios- la Revolución Bolivariana ha conquistado el territorio, comenzó a incluir a la gente con la dinámica de la República. El venezolano ahora es un ciudadano híper-politizado, híper-crítico, imagina: existen más de 250 radios comunitarias, 300 periódicos alternativos comunitarios, 24 Televisoras al aire manejadas por las comunidades, todo un replanteamiento de las comunicaciones ligada a la cultura.
MC.- ¿Cómo se integran a esta dinámica los Círculos Bolivarianos?
OS.- Los Círculos Bolivarianos son una propuesta del Presidente Chávez del año 2002, luego fueron desdibujándose en la dinámica real, la derecha venezolana satanizó a los Círculos Bolivarianos -descalificándolos como «Círculos Armados»- en el extranjero todavía existen Círculos Bolivarianos -en España, Noruega, México, Estados Unidos, etcétera- gente que se organiza, animados por el afecto y la amistad que siente por Venezuela; pero en el país aunque sigue latente la idea del Círculo Bolivariano dio paso a un concepto más territorial: los Consejos Comunales, para la construcción de nueva relaciones comunitarias, por supuesto politizados, cada uno con su Comisión de Medios, de Comisión de Economía, de Comisión de Trabajo, porque la idea es que el Estado pueda girar recursos a la comunidad organizada, sin que pase por el trauma del Ministerio que genera retrasos e incapacidades. Se han tejido redes de Consejos Comunales, entre sus respectivos comités; pienso que el Socialismo del siglo XXI que vivimos en Venezuela pasa necesariamente por un replanteamiento de la relación: Ciudadano con el Estado, para generar espacios en común, donde el Estado ponga lo que tiene y los ciudadanos la energía e inspiración para construir una nueva Patria Bolivariana.
MC.- ¿Qué se discute en Venezuela ante la caída del capitalismo en Wall Street?
NC.- Las discusiones son amplias, todos los sectores participan, incluso las cámaras privadas con su discurso y su praxis -esencialmente estúpidas y anacrónicas-; la otra parte, el pueblo y gobierno están en un repensar la función del Estado participativo y protagónico, donde el pueblo reelabora la praxis económica, hay avances que representan fulgores y experiencias inéditas que pasan por el trueque, la sublimación del tema monetario dentro de comunidades organizadas y espacios geográficos bien definidos, todas son experiencias pilotos; ante la victoria pírrica que representó para la oposición el «No» a la reforma constitucional, a partir de ahí surge la necesidad de llevar esas propuestas que estaban en el referendo y aplicarlas en las comunas para experimentar cómo sería la nueva geometría del poder. Se terminó la economía monoproductora basada en el rublo petrolero, el repunte considerable viene por la agricultura, otros espacios avanzan llevando su producción para consolidar nuestra Soberanía Alimentaria para garantizar la independencia desde el agro; es que ya lo padecimos -durante el golpe de Estado de 2002- bajaron las cortinas, vino el apagón de la producción y nos dimos cuenta qué tan dependientes éramos de factores exógenos. El proceso revolucionario que vive Venezuela pasa primero una madurez política, pero también por robustecer el músculo de la autoestima -que estaba por el suelo- cuando nos independicemos de las satanizaciones mediáticas, seguiremos con lo que decía Simón Bolívar: «aprender haciendo» estamos en un proceso de invención, por un Socialismo pleno, construido por todos y que tenga la capacidad permanente de autocrítica.
MC.- Finalmente, presentaron Ediciones La Mancha en el marco de la FIL Guadalajara, cuéntenos sus impresiones de este primer viaje a México…
OS.- Nuestra participación en el Salón de derechos de autor fue porque conseguimos una ventana dentro de la lógica de una FIL absolutamente mercantil y neoliberal -el libro como objeto de transacción económica- a pesar de todo nos interesó la experiencia de venir a México, hemos visto exposiciones de ultra derecha, donde se utiliza a los íconos de la literatura latinoamericana para montar lobbys de CNN & El País de España, sin embargo nosotros hemos puesto una voz disidente.
JR.- Nos dimos cuenta que no somos los únicos a contracorriente, fuimos guiados por las energías alternativas (risas) conocimos gente especial, con trabajos maravillosos que nos han dado luces; cuando el monstruo es muy grande siempre tiene fisuras. Intercambiamos experiencias con editoriales interesantes, nos llevamos la conexión con la Feria Alternativa del Libro –La Otra FIL– queremos hacer un libro en la Colección Sin Límites con México, poesía, cuentos y literatura experimental de ambos países.
NC.- La palabra clave para definir la sensación de este viaje: «es sentirse abrumado» por la inmensidad de México y tratar de entender la lógica de una FIL que maximiza ganancias a partir de un libro que debiera emancipar al ciudadano, ver al libro maniatado y prostituido, el libro no debe ser eso, necesitamos desafiar el lucro. En lo personal, destaco la posibilidad de ver a Juan Villoro de cerca, al Gabo -más allá del fetiche, es un momento de epifanía- a Quino, yo agradezco a estos pasillos lo que viví, que en Venezuela solemos llamar «posibilidad común».