El Militante.- Diferentes medios de comunicación han destacado la cita de Marx con la que iniciaste tu intervención en el Consejo Político de IU el pasado 7 de febrero, ¿crees que el estallido de la actual crisis económica es una reivindicación del marxismo no sólo en el plano de la teoría económica, sino también en […]
El Militante.- Diferentes medios de comunicación han destacado la cita de Marx con la que iniciaste tu intervención en el Consejo Político de IU el pasado 7 de febrero, ¿crees que el estallido de la actual crisis económica es una reivindicación del marxismo no sólo en el plano de la teoría económica, sino también en su alternativa política, la transformación socialista de la sociedad?
Cayo Lara.- En Izquierda Unida valoramos la complejidad del origen de la actual crisis económica, por ello, no estamos de acuerdo con quienes proponen soluciones simplistas, sólo de coyuntura y que, en buena medida, suponen el continuismo de las políticas neoliberales que nos han llevado a esta trágica situación de recesión, destrucción masiva de empleo y pérdida de derechos de los trabajadores. Venimos escuchando desde 2008 a los mismos que han contribuido a provocar este caos económico y social que es ‘hora de refundar el capitalismo’. Nosotros estamos en contra. Hemos apostado decididamente por lo que hemos denominado Socialismo del siglo XXI como respuesta a la demanda de la sociedad de un cambio importante en las políticas aplicadas hasta ahora en nuestro país y en los de nuestro entorno. En ello trabajamos en estos momentos.
EM.- Te has mostrado muy crítico con las últimas medidas económicas adoptadas por el gobierno PSOE, denunciando que mientras se destinan fondos públicos a los banqueros, los trabajadores se encuentran desprotegidos ante la crisis. De hecho, también has hecho pública tu opinión acerca de la necesidad de una huelga general. ¿Cuáles son las medidas concretas que IU va a poner en marcha para propiciar la convocatoria de la huelga general y qué objetivos debería perseguir la misma? ¿Cuál es tu opinión respecto a la política mantenida por los dirigentes de los sindicatos en estos últimos años?
CL.- En IU estamos por la movilización, pero también tenemos alternativas para la salida de esta crisis. Consideramos que una huelga general sería una buena forma de decirle al gobierno que ha fallado en su análisis sobre una crisis que empezó por reconocer de forma muy tardía, improvisando medidas y las más cuantiosas orientadas a abundar en la misma política económica y fiscal que ha llevado a la crisis. En nuestra opinión, el gobierno socialista no ha puesto en marcha, hasta el momento, medidas que frenen la sangría del desempleo y que proteja a los trabajadores con empleos precarios y los colectivos más desfavorecidos, que son precisamente las víctimas de la crisis.
Por el contrario, el gobierno de Rodríguez Zapatero ha dedicado cantidades ingentes de dinero público para sanear las cuentas de los bancos y que éstos han destinado ha reducir sus ‘agujeros negros’ con esos mismos fondos que, en teoría, debían servir para dar liquidez a las familias y a las pymes pero que, como se ha demostrado en el tiempo, no han llegado ni por asomo a esos objetivos. Algo parecido ha ocurrido con las medidas para reactivar el mercado de trabajo y con los distintos planes puestos en marcha para actuar en sectores económicos concretos.
Ante este panorama, nos estamos reuniendo con las direcciones de los principales sindicatos. Ya lo hemos hecho con CGT, USO y CCOO, y lo haremos próximamente con UGT y el STE. Con el conjunto de ellos coincidimos en el análisis de la situación y la valoración de los hechos que nos han traído a esta grave situación. Sin embargo, con alguno de ellos discrepamos en la necesidad de que es el momento de una movilización decidida y fuerte para que el gobierno oiga la voz de los muchos que creemos que se está equivocando.
Nosotros no consideramos la huelga general como un fin en sí mismo, ni creemos que en caso de celebrarse sería una huelga ‘clásica’ de trabajadores contra empresarios o en protesta por el recorte de un derecho concreto. Vemos, por el contrario, que ante un panorama de más de cuatro millones de desempleados antes del verano y camino de cinco para 2010, cuando 1,5 de estos parados han agotado sus prestaciones, cuando existen cerca de 900.000 familias con todos sus miembros sin empleo, ha llegado el momento de una reacción fuerte que obligue a este gobierno del PSOE a girar en su política económica y orientarla a la solución de los problemas de los trabajadores y trabajadoras, autónomos y Pymes que sufren las consecuencias de la crisis.
EM.- Las últimas medidas adoptadas por los gobiernos de Gordon Brown, Obama o Merckel, han colocado el debate de la nacionalización de la banca en un primer plano. Obviamente, hay nacionalizaciones que tienen como objetivo sanear las cuentas bancarias a costa del dinero de todos, y nacionalizaciones sin indemnización salvo en casos de necesidad comprobada, como siempre han defendido los marxistas, para utilizar los recursos financieros en defensa de los empleos, los salarios, de la puesta en marcha de planes de inversión pública para mejorar la sanidad y la educación públicas, garantizar la cobertura del desempleo, etc. ¿Qué defiende IU al respecto de este debate?
CL.- Lo llevamos reiterando desde hace mucho tiempo. En IU apostamos por la recuperación de la Banca Pública. Recordemos cuando proponíamos esto mismo y nos llamaban anticuados y nos decían que eran cosas de principios de siglo. Para algunos parece que hacía falta que llegara George Bush, Brown o Merkel y propusieran la nacionalización de bancos para que se les abrieran los ojos. Ahora se está viendo de qué lado recaía la razón. De todas formas confrontamos abiertamente con los que quieren nacionalizaciones temporales para sanear con dinero público los fiascos de la Banca, socializar sus pérdidas y continuar llevándose los beneficios.
Ahora se está viendo dónde condujeron las privatizaciones de empresas públicas iniciadas por los gobiernos de Aznar, pero continuadas por el PSOE a partir de 2004. Estamos por la existencia de una Banca Pública fuerte, pero también por recuperar posiciones en sectores estratégicos, como pueden ser el de la energía. Francia e Italia siguen teniendo participación pública en empresas eléctricas, por ejemplo. Sentimos vergüenza y bochorno al ver que es Berlusconi, desde la italiana Enel, quien controlará buena parte de la luz que consumimos aquí. Esto no puede seguir así.
EM.- IU ha atravesado un periodo de crisis y una caída de su apoyo electoral. Muchos creemos que esta crisis es consecuencia de la falta de definición ideológica y del abandono de la defensa de una política socialista y anticapitalista que ha llevado a la organización a centrar su actividad casi exclusivamente en el plano institucional, sin diferenciarse, en lo fundamental, de la política de la socialdemocracia, ¿crees que la superación de este trance pasa por la recuperación de IU como una organización con un claro perfil socialista y revolucionario tanto en su programa político como en sus métodos de organización y movilización?
CL.- La falta de apoyo electoral ha estado motivada por tres razones, nuestros problemas internos, una fase de excesiva vinculación con determinadas políticas del PSOE y, sobre todo, una Ley Electoral que nos penaliza hasta el punto que cada escaño de IU cueste siete veces más votos que uno del PP o del PSOE, los grandes beneficiarios de esta estafa electoral. La IX Asamblea Federal ha puesto a toda la organización a trabajar en clave unitaria y ha aprobado unos documentos con una definición claramente anticapitalista que quiere avanzar hacia la construcción del socialismo democrático del siglo XXI.
Para ello queremos converger programáticamente con quienes tengan los mismos objetivos para dotar de contenido y amplio respaldo popular las propuestas estratégicas y de corto y medio plazo que tienen su concreción en las leyes por lo que es imprescindible que con la movilización ciudadana se consiga poder en las instituciones.
EM.- Desde hace ya unos cuantos años hemos asistido a un polémica en torno a la existencia del PCE, algunos dirigentes han hablado abiertamente de la disolución del Partido, ¿cuál es tu posición al respecto?
CL.- Como coordinador general de Izquierda Unida tengo que subrayar dos cosas. La primera es el máximo respeto a todas las fuerzas políticas y sensibilidades que integran IU. Este respeto es una condición esencial para el avance de la organización y para que cada vez más sectores políticos y sociales puedan converger con nosotros. En segundo lugar, el papel del PCE en IU ha sido y sigue siendo fundamental y esto es indiscutible.
Además, como militante comunista estoy plenamente convencido de la necesidad del PCE para cualquier proyecto de transformación de esta sociedad.
EM.- ¿Cómo puede Izquierda Unida convertirse en el referente para la izquierda que aspira a transformar la sociedad, para millones de jóvenes y trabajadores golpeados por la crisis del capitalismo?
CL.- Nos estamos rearmando en lo ideológico pero no dejamos la parte propositiva y el día a día. En las últimas semanas hemos aprobado dos planes económicos muy concretos. El primero es un Plan Económico Alternativo para crear 1,9 millones de empleos en tres años y volver a las tasas de desempleo que existían a comienzos de 2008 y de que se empezaran a destruir puestos de trabajo de forma masiva. También busca mantener y aumentar la protección de aquellos que han caído en la redes del paro o de aquellos que han agotado cualquier prestación o protección pública. Harían falta para lograrlo cerca de 62.000 millones de euros y también decimos de dónde sacarlos: con la marcha atrás de las reformas fiscales regresivas del PP y el PSOE, con la lucha eficaz contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales, con la eliminación de la rebaja de 400 euros que no llegan a beneficiar a muchos trabajadores que ni llegan a mileuristas ni a muchos pensionistas, o con la no supresión del Impuesto sobre el Patrimonio que sólo beneficia al 1,1% de las mayores fortunas del Estado.
El segundo es un Plan Alternativo de rescate de vivienda para que el Estado se haga con cerca de 100.000 viviendas que los promotores y banqueros tienen sin vender pero a precio de coste, sin que estos ganen las fortunas que han hecho en los últimos años. Estas casas se sacarían al mercado del alquiler, pero a precios tasados, dirigidas a jóvenes y familias con menos recursos y teniendo muy en cuenta la renta de que disponen.
Creemos que es así como podemos convertirnos en referente de los trabajadores y los jóvenes, haciendo propuestas concretas y comprometidas con los que sufren las consecuencias de la crisis y no cayendo en las trampas políticas de quienes sólo desean ocultar sus responsabilidades ante la crisis con debates sobre espionajes y tramas de corrupción que sólo forman parte del modelo de desarrollo que ellos mismos han inspirado. Si se ha utilizado tiempo y dinero público para espionajes, los responsables deben ser apartados de la vida pública y los corruptos deben devolver lo robado y aplicarles el Código Penal. Honestidad, decencia, ética y compromiso con los que más sufren; movilización y generación de alternativa al neoliberalismo son los valores e instrumentos esenciales de Izquierda Unida para contribuir a la lucha por el socialismo democrático del siglo XXI.