El eurodiputado Raül Romeva, elegido por la lista de la coalición «La Izquierda» (Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa-Bloque por Asturies) ha rechazado integrarse en el grupo parlamentario de Izquierda Europea y se ha incorporado, siendo elegido vicepresidente, en el grupo Verdes/ALE. Así, pues, ICV ha roto el acuerdo con Izquierda Unida para […]
El eurodiputado Raül Romeva, elegido por la lista de la coalición «La Izquierda» (Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa-Bloque por Asturies) ha rechazado integrarse en el grupo parlamentario de Izquierda Europea y se ha incorporado, siendo elegido vicepresidente, en el grupo Verdes/ALE. Así, pues, ICV ha roto el acuerdo con Izquierda Unida para las elecciones europeas (véase: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87626), acuerdo por el que ambas formaciones se comprometían a integrarse, después de un período de discusión y análisis de resultados, en el mismo grupo parlamentario. (Tercer punto: «codecidirán y compartirán un mismo grupo parlamentario en el que participarán los diputados y diputadas elegidos»).
¿Alguien se ha podido sorprender? Lo sabíamos todos. Cayo Lara, Joan Saura, J. M. Nuet, Miguel Reneses, Jordi Guillot, el propio Raül Romeva, Jordi Miralles e incluso probablemente Dani el rojo y Rosa Aguilar. Era igual lo que se dijera o firmara en papeles, acuerdos y documentos. RR jamás iba a ser miembro del grupo parlamentario de la Izquierda europea. No es esa su línea política. No iba a tener de ese modo el mismo protagonismo político-mediático, sus fuentes de financiación iban a ser otras muy distintas y el programa del grupo de la Izquierda europea debe sonarle al flamante y no representativo eurodiputado verde a batallitas con naftalina de tatarabuelos insoportables. Ni que decir tiene, basta sumar, restar y calcular porcentajes, que ICV jamás hubiera podido conseguir un eurodiputado con los votos conseguidos por la propia formación, ciento diez mil aproximadamente.
No es la primera vez desde luego. La situación se repite y esta segunda vez, como quería Marx, es tan cómico-trágica como la primera. Se advirtió por activa y por pasiva, y nos hemos quedado otra vez con dos palmos y medio de narices. Mejor dicho, sin narices. Con la sensación, fundamentada sólidamente en hechos, de que somos tontos incorregibles y que los compañeros de ICV no sólo son, que lo son, modernos, postmodernos y llevan gafas fashion-fashion, sino que son maestros en las artes de la vieja-nueva política (Si no ando errado, Jordi Guillot, un viejísimo zorro profesional de la política, no sólo en ICV, sino también en la derecha-derechísima del PSUC, fue uno de los firmantes del acuerdo. Pensar que JG iba a luchar por cumplir ese acuerdo es una ensoñación alucinógena propia de una excitante y hermosa noche de verano).
Por si sirve de algo a los ciudadanos y ciudadanas que no viven en Catalunya o no siguen la política catalana. A pesar del PSUC-viu y de algunos independientes admirables, EUiA es hoy un anexo del PCC. Y el PCC, admitámoslo sin ira y con estudio, es un grupo institucional clientelar que hará todo lo indecible, y algo más, envuelto en ropajes retóricos revolucionarios que suenan a tongo-tongo y producen vergüenza ajena, por conservar cuotas de poder y financiación, y transigirá con todo, absolutamente con todo, lo que dicte la dirección de ICV (modernísima en sus formas, pero con prácticas procedimentales que recuerdan nítidamente aristas de, esta sí, vieja cultura neoestalinista) para conservar ese poder y esas fuentes, que algo son en momentos donde se participa directamente en el gobierno catalán, aceptando discursos aznaristas sobre la crisis del señor Montilla y políticas educativas que ni la derecha nacionalista hubiera practicado del señor Maragall. Y lo que sea es lo que sea. Por ejemplo: ceder sus votos y arrastrar otros que no están en su cesta para complacer a sus señores.
A lo he hecho, pecho se dirá. Pues eso ¿Qué hacer entonces en el futuro? Lo esencial: apoyar, crear, movimientos reales, organización, gentes dispuestas a transitar por otros. Ser algo socialmente más allá de lo que se fue. Y cuando llegue el momento, si llega, acordar una única lista intitulada IIIAIEPCPE(ICV) que sitúe al señor Romeva, si así lo desea, en el quinto lugar de la lista (el que le corresponde por votos siendo generosos) previo pacto ante notario (¡qué cosas!) sobre futuras ubicaciones parlamentarias. Por lo demás, renovar completamente las listas de IU y llegar a acuerdos con fuerzas amigas en las que la distancia no puede ser olvido ni tampoco incomprensión.
¿Nombres, quiere que ya diga nombres para el futuro? Asunto sin importancia. Como me apuran los doy: primeros lugares en una lista renovada: Jorge Riechmann, Óscar Carpintero, Esther Vivas, Josep Bel, Mario Amorós, Carlos Fernández Liria, Santiago Alba Rico, Gerardo Pisarello, Alfonso Sastre si así lo estimara. Dos comunistas catalanes admirables pueden cerrarla: Joan Tafalla y Joaquín Miras. Honestidad en la obertura, honestidad en los compases de cierre. Sin falsarios, sin oportunistas ni profesionales de «la cosa pública».
PS: Suena a pataleta, pero parece pertinente sugerir una pequeña reclamación: ¿por qué con mi voto? ¿Por qué el señor Raül Romera y sus amigos y amigas han tirado mi voto a una urna donde yo, y tantos otros, no queríamos depositarlo? ¿Tienen validez jurídica los acuerdos firmados? ¿De dónde surge la representatividad prestada del vicepresidente verde? ¿Esto no es una estafa política de libro? ¿No debería denunciada ante los tribunales?…
No, no debería ser denunciada desde luego. Ni tribunos ni Estado. Pero de las derrotas y de las estafas debemos extraer alguna lección. Esta por ejemplo: no confiar en aquellos que no merecen confianza.