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El dolor, el tiempo y la nada

Fuentes: Rebelión

La recurrente utilización de tortura, dispersión e ilegalización política como armas de guerra. Y la supuesta relatividad del sufrimiento ajeno frente a la indudable magnificencia de la muerte.

Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime
(Bertolt Brecht).

UNO. Estaba en mi casa, dormido, de madrugada… hubo un estruendo, me desperté sobresaltado… la Guardia Civil había tirado la puerta abajo… a partir de ese momento comenzó mi infierno… eran ocho o diez encapuchados… me apuntaron, me tiraron al suelo entre gritos y amenazas… me ataron las manos mientras me pisaban la cabeza… En el viaje a Madrid me metieron una pistola en la boca… me amenazaban con pegarme un tiro… nada más entrar en el coche comenzaron los golpes… en la cara, con el puño, con la mano abierta, en la cabeza, en las costillas… me pegaban todo el tiempo…

«La tortura es un método de intimidación, castigos y amenazas, que se utiliza para obtener información que culpabilice a personas detenidas o terceros».

Al llegar a comisaría me obligaron a estar en posturas forzadas, en cuclillas, con los brazos en cruz… empezaron a golpearme muy fuerte la cabeza, los testículos… me pegaban tan fuerte que me rompieron la boca por dentro… hicieron un simulacro de ejecución… «El infierno acaba de empezar, te vamos a violar entre todos», me decían… Parecía un campo de concentración… Me metieron la cabeza bajo el agua y me hicieron la bolsa, muchas veces… La sensación de ahogo, angustia y muerte es total… el plástico se te pega en la boca… intentaba romperlo con los dientes, pero no podía… a veces llenaban la bolsa con humo o con agua… Perdí el conocimiento en dos ocasiones… Tenía las piernas destrozadas, no era capaz de caminar y me caía al suelo una y otra vez… Me tumbaron boca arriba, me quitaron la ropa por la fuerza, me quedé desnuda, me insultaron, me tocaron los pechos, la vagina, amenazaron con violarme, me introdujeron un palo en el ano… el tiempo no avanzaba, pasé horas temblando, llorando… ya no sabía si era de día o de noche…

«El principal objetivo de la tortura es la destrucción de la personalidad, la negación de la dignidad humana».

Tuve la visita de un médico forense… no me auscultó, ni me tomó la tensión, ni me miró los ojos ni los oídos… sólo me dijo: «Eres joven y puedes aguantar esto»… Nunca vi al abogado de oficio… La declaración la preparó la Guardia Civil, tanto las preguntas como las respuestas, palabra por palabra… les dije que firmaría cualquier cosa… no sé lo que firmé… era una marioneta en sus manos… Luego presté declaración ante el juez… le conté lo que había pasado… no dijo nada, no hizo nada… Nunca había sentido una humillación mayor… Hoy, semanas después, todavía veo luces, escucho gritos… cuando un amigo me pasa la mano por la espalda, mi primera reacción es agacharme…

«Los efectos intimidatorios de la tortura se extienden más allá de la propia víctima, ya que condicionan el accionar de toda la sociedad».

Los testimonios en primera persona constituyen un extracto de las casi 500 denuncias de torturas presentadas por ciudadanos vascos entre los años 2002 y 2008. El testimonio en tercera persona es apenas un fragmento de las conclusiones expuestas por la organización Torturaren Aurkako Taldea en su último informe anual. Luego de leer, palabra por palabra, las 188 páginas del texto, es absolutamente imprescindible poseer mucho equilibrio emocional, integridad ética y lucidez política para no empuñar un arma.

DOS. En 1981 y 1985, los gobiernos español y francés comienzan a alejar en masa a los presos políticos vascos de sus cárceles habituales, redistribuyéndolos en un número acotado de prisiones ubicadas fuera de Euskal Herria, con el objetivo expreso de ejercer coerción y chantaje. En 1989 se suma al alejamiento la política de dispersión. Se aplican fuertes restricciones en las comunicaciones y se niega sistemáticamente la libertad condicional.

Actualmente, 741 presos políticos vascos se encuentran detenidos en 86 penitenciarías de 2 estados: 575 en 54 cárceles del Estado español, a una media de 630 kilómetros; y 166 en 32 prisiones del Estado francés, a una media de 800 kilómetros. Las cinco cárceles ubicadas en Euskal Herria apenas admiten a 14 presos políticos vascos (1,88 %).

Durante los últimos años, 16 de sus familiares han muerto en accidentes de tráfico, mientras se dirigían o regresaban de sus visitas periódicas. Los heridos se cuentan por decenas. Cada familia debe recorrer, en promedio, 63.599 km. anuales, con un gasto medio de 19.653 euros al año.

El aislamiento social y grupal junto con la permanente vulneración de derechos esenciales -huelga decirlo- incluso para personas encarceladas (salud, comunicación, educación, trato digno y respetuoso, identidad cultural, maternidad y paternidad, defensa, libertad) constituyen un revulsivo que, lejos de quebrantar voluntades, exacerba -e incluso, quizás, justifica- el crecimiento exponencial del odio frente a la búsqueda del entendimiento.

TRES. El 27 de junio de 2002 será recordado por la historia como un día infame, una fecha que deshonra la democracia. Aquella tarde, las Cortes Generales españolas aprobaban, por amplia mayoría, la Ley Orgánica 6/2002, de Partidos Políticos. Desde entonces, al menos 12 agrupaciones vascas han sido sistemáticamente ilegalizadas: Batasuna, Herri Batasuna, Euskal Herritarriok, Autodeterminaziorako Bilguneak, Herritarren Zerrenda, Aukera Guztiak, Abertzale Sozialistak, Abertzale Sozialisten Batasuna, Eusko Abertzale Ekintza, Euskal Herrialdeetako Alderdi Komunista, Demokrazia Hiru Milioi y Askatasuna. En un acto de cinismo institucional, la quinta parte del pueblo vasco fue expulsada por la fuerza del sistema representativo. ¿Puede alguien suponer que la recurrente conculcación arbitraria de un derecho sustancial a la condición humana no genere consecuencias a corto o largo plazo?… ¿Cómo se hace para optar por vías políticas cuando las vías políticas están intencionalmente vedadas de antemano?… Si acorralan al tigre contra el abismo, el tigre primero se defiende. Y después ataca.

UNO/DOS/TRES. Es posible acabar con la tortura si: se erradica por completo el régimen de incomunicación; se suprimen los tribunales de excepción; se aplica y ejerce en su totalidad el derecho de habeas corpus; se dota a todas la comisarías de un sistema de video vigilancia permanente, bajo control externo; se garantiza el acceso de los detenidos a un médico y un abogado de confianza desde el primer momento, incluso antes de realizar cualquier declaración; se mantiene permanentemente informados a familiares y allegados.

Pero el Ministerio del Interior español sencillamente no tiene voluntad política de erradicar la tortura. Puede, pero no quiere. Se escuda en argumentos formales, leguleyos e infantiles.

Es posible acabar con el sufrimiento agregado en las cárceles, hijo directo de una perversa discrecionalidad, e incompatible con equilibrio jurídico alguno. Hay que hacer exactamente lo mismo que se hizo en los años ’80, aunque esta vez, en sentido inverso.

Pero el Ministerio del Interior español sencillamente no tiene voluntad política de erradicar la arbitrariedad y la ignominia. Puede, pero no quiere. Otra vez, se escuda en argumentos formales, leguleyos e infantiles.

Es posible recomponer un sistema democrático para todos. Basta con abolir leyes preconstitucionales, más cercanas al feudo que a la república.

Pero el Gobierno español, las Cortes Generales y el Poder Judicial sencillamente no tienen voluntad política de vivir en democracia. Le temen a la democracia. Regurgitan ante la posibilidad de que los pueblos tomen decisiones directas que condicionen el futuro de sus vidas. Y entonces, se multiplica el sufrimiento. Se reproduce el conflicto, una y otra vez.

Se sabe que el dolor es un ensayo de la muerte. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?

Decía el poeta: …que esta tierra sea posible / por sus viejas cicatrices, por sus tristes mutilados / los que han muerto despojados, los que nombro enamorados / los que lloro derrumbados, los que canto desangrados / los que van siempre a mi lado, con su sueño desvelado / los que han dado su costado, para los desamparados / victoriosos torturados, pero nunca derrotados / el futuro está en sus manos… / el futuro… está en sus manos… …

Quien quiera oir que oiga. 

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.