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La ruina del PSOE, el regocijo del PP y la miseria del pueblo

Fuentes: Rebelión

La política del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) recuerda, aunque sin gracia, al chiste que dice: iba por la calle, vi a dos que estaban pegando a uno y me dije: ¿me meto o no me meto? Me metí y entre los tres le dimos una buena paliza. El gobierno del PSOE es ese viandante. […]

La política del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) recuerda, aunque sin gracia, al chiste que dice: iba por la calle, vi a dos que estaban pegando a uno y me dije: ¿me meto o no me meto? Me metí y entre los tres le dimos una buena paliza.

El gobierno del PSOE es ese viandante. Aliado de la clase capitalista y de gobiernos reaccionarios y criminales, se dedica a dar palizas en casa y fuera a los más débiles: trabajadores, refugiados, emigrantes, disidentes políticos, excluidos, pueblos agredidos por el imperialismo y víctimas de dictaduras del tercer mundo.

El poco humor que hay en política lo aporta la derecha. No hay espectáculo más jocoso hoy que ver al líder del Partido Popular (PP) y sus satélites cuando reconvienen al presidente del gobierno, a su vicepresidenta o a sus ministros, por realizar la política que le corresponde a la derecha.

Un día se muestran contristados porque el gobierno no ayuda económicamente a las familias afectadas por la crisis y se lamentan de que transfiere millones de euros a los banqueros; si le apoyan en la guerra contra Afganistán es para recriminarle que no la hace al cien por cien; otro le critican por no apoyar a Aminatu Haidar frente al rey de Marruecos; al siguiente le echan en cara el trato que dispensa a Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial… La lista de boutades de la derecha se corresponde con la de cagadas políticas de la izquierda.

Rajoy espera a ver el cadáver de su enemigo pasar por Génova, mientras se contiene para no acusarle en el Congreso de competencia desleal: Señorías, el PSOE se empeña en hacer nuestra política, nos quiere llevar a un gobierno de coalición. Mire usted: nosotros ya la hacíamos antes de la democracia y además también casamos a los gays si hace falta.

El gobierno del PSOE sacó a España de Iraq para meterla, de nuevo de la mano de Estados Unidos, en Afganistán. Los argumentos utilizados hoy son tan espurios como los que el PP usó ayer. No vale decir que ahora la ONU está detrás porque también está detrás de Iraq y de lo que haga falta, ya que cumple órdenes de Estados Unidos, el agresor de ambos.

El gobierno del PSOE apoya al del Likud en su genocidio contra los palestinos. La suprema aportación socialista a la «paz y derechos humanos en el mundo y a la paz, democracia y desarrollo en Oriente Medio» -los objetivos que sobresalen en su programa electoral de 2008- ha sido recortar sustancialmente la legislación española en materia de jurisdicción universal sobre crímenes contra la humanidad. Esto ha sucedido cuando magistrados españoles se disponían a ocuparse de una denuncia por crímenes de guerra contra varios altos cargos israelíes.

Más cerca de casa, saharauis y ecuato-guineanos han sido descartados sin tapujos a favor de los dictadores que los oprimen, el primero un monarca medieval y el otro un espejo de capitalistas fulleros, por cierto unidos entre sí por estrechos lazos.

El «no os abandonaremos hasta la victoria final», que pronunció en 1977 en los campamentos de refugiados Felipe González, actualmente bienvenido en Marruecos, no le ha servido a Haidar para eludir la cárcel y la tortura ordenadas por el «monarca hermano del rey Juan Carlos». Su delito y el de otros saharauis es solicitar la celebración del referéndum de autodeterminación, previsto por la ONU y que atañe a España, antigua potencia colonial en el Sahara Occidental y por ello responsable del proceso de descolonización.

Mientras la agencia EFE -adscrita a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)- publica sin apenas alteraciones las notas oficiales del gobierno de Guinea Ecuatorial como si fuesen noticias, el Canal Internacional de Televisión Española ha emitido numerosos anuncios para dar a conocer los logros de ese gobierno, poco antes de las fraudulentas elecciones presidenciales celebradas allí el mes pasado.

Al mismo tiempo, el secretario general de CPDS, el partido de oposición en Guinea Ecuatorial más cercano al PSOE, Plácido Micó, quien es a la vez vicepresidente de la Internacional Socialista, ha denunciado que las elecciones celebradas el pasado noviembre en su país, son «el más claro fracaso» de la política del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, hacia el gobierno de Obiang. También ha denunciado que los comicios fueron una «burla» y se vieron marcados por «el fraude y la intimidación».

La política interna del gobierno del PSOE es tan truculenta como la exterior. Sus objetivos los presentó el candidato a presidente en su programa electoral con estas promesas: «los socialistas nos proponemos alcanzar el pleno empleo y desarrollar y consolidar la política social propia del Estado del bienestar más avanzado, garantizar y reforzar la convivencia y la cohesión, mediante un ejercicio del poder político respetuoso, dialogante y promotor de los consensos».

Más aún, el PSOE alardea por escrito en 2008 de tener al alcance de la mano los objetivos relativos a una «mayor cohesión social y lucha contra la pobreza, mejor accesibilidad a la vivienda, mejor justicia y pleno empleo».

Poco después, en noviembre pasado, Cáritas informa de que la precariedad laboral ha hecho crecer la economía y también la exclusión social. Afirma que hay un declive en el Estado del bienestar y que las políticas sociales no protegen a todas las personas en situación vulnerable.

La razón última de este deterioro social es una política gubernamental contraria al programa electoral del PSOE: «el modelo de política migratoria, la dinámica del mercado de la vivienda, la precariedad laboral, o las limitaciones de la atención pública a las personas con problemas de salud mental».

Esta afirmación no extraña a los que siguen la involución ideológica del PSOE. Como recuerda Viçenc Navarro, «Eurostat muestra que España es uno de los países de la UE que gasta menos fondos públicos en su estado del bienestar». Además, «España es el país más desigual de la Unión Europea».

Aunque el PSOE se presenta como «una organización política de la clase trabajadora y de los que luchan contra todo tipo de explotación, aspirando a transformar la sociedad para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz», lo cierto es que la clase alta, como explica Navarro, por su enorme poder económico, mediático y político , «tiene una enorme influencia en el Estado español, causa de que sea el menos redistributivo de todos los estados de la UE».

Unido a lo anterior, «las políticas fiscales en España son las más regresivas de la UE-15», mientras que organizaciones profesionales de inspectores de hacienda aseguran que en España no se hace lo suficiente por evitar el fraude fiscal.

¿Qué decir de la nueva ley de extranjería y sus centros de internamiento para extranjeros, de la directiva del retorno, de Frontex, de los sistemas de control policial por Internet, de las interminables denuncias por torturas en dependencias policiales, de la represión e ilegalización de la izquierda abertzale, del respaldo de estilo mafioso a la actuación de las grandes empresas españolas en países latinoamericanos, denunciadas por actuaciones ilegales e irregulares y en todo caso perjudiciales para los habitantes y los recursos naturales de esos países, del aumento del presupuesto militar (aunque se disimule mediante su distribución en varios ministerios civiles y diversos trucos contables), del empleo de la Armada y mercenarios para asegurar a un grupo de empresarios los ingresos que obtienen de la pesca en aguas ajenas en detrimento de poblaciones empobrecidas?

Pero la izquierda en el poder no solamente gobierna como la derecha, sino que miente como ésta para conseguir que el pueblo comulgue con ruedas de molino. De ahí el recurso constante al discurso orwelliano del tipo «vamos más a Afganistán para volver antes», «estoy convencido de que nuestras armas no han servido para matar a palestinos» y «España acompañará a Guinea Ecuatorial en sus esfuerzos democratizadores».

También el gobierno tiene que abusar de las exhibiciones deportivas. Con este motivo los medios de comunicación se dedican, so capa de informar, a españolear hasta el hastío. ¿Qué le importa al PSOE que la obesidad y enfermedades relacionadas acogoten a miles de ciudadanos, entre ellos muchos niños, y que los héroes deportivos aparezcan, tras un periodo de gloria en las portadas, en las páginas de sucesos por dopaje y evasión de impuestos si hacen su papel en el circo moderno?

Si no se reduce el desempleo y no mejora la situación, puede que el PP desaloje al PSOE del gobierno en las próximas elecciones. ¿Qué habrá conseguido durante sus años en el gobierno? A pesar de las mejoras y avances introducidos, el balance final es negativo. En el capítulo nacional, por la traición a las clases trabajadoras que han resultado perjudicadas, al contrario que las clases adineradas. En el internacional, por la alianza con el imperialismo que ha llevado la guerra y el expolio a naciones en desarrollo. Por si fuera poco, con este legado le deja hecho el trabajo sucio al PP.

Esta triste historia trae a la memoria otro chiste malo: PSOE, cien años de honradez y ni uno más. Ya no importa que haya salido del PP.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.