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Alianza de In-civilizaciones: Zapatero y sus zapatos

Fuentes: Rebelión

El juzgado de Instrucción número 11 de Sevilla ha decretado el encarcelamiento del joven kurdo con pasaporte sirio que gritó «¡Libertad para el pueblo kurdo!» y arrojó un zapato al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, cuando salía de recoger un premio en el Ayuntamiento sevillano. El juzgado le imputa los delitos de resistencia, injurias […]

El juzgado de Instrucción número 11 de Sevilla ha decretado el encarcelamiento del joven kurdo con pasaporte sirio que gritó «¡Libertad para el pueblo kurdo!» y arrojó un zapato al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, cuando salía de recoger un premio en el Ayuntamiento sevillano.

El juzgado le imputa los delitos de resistencia, injurias y contra la comunidad internacional.»Se trata de un disparate jurídico», ha señalado el abogado del joven.

Como siempre, hay que leer la letra pequeña. El presidente turco visitó en Sevilla con diez ministros la fábrica Airbus-Military donde se montan los aparatos contratados por su gobierno.

Turquía mantiene con España y otros estados europeos una alianza para el desarrollo y adquisición del Airbus A400M, un avión de transporte militar de largo alcance que permitirá a Tayyip Erdogan enviar material militar y tropas a reprimir al pueblo kurdo en vuelos sin escalas.

No tiene calificativos que la visita a la fábrica militar para comprobar el progreso del pedido, incluyera la recogida de un premio en el ayuntamiento otorgado por la Fundación Sevilla NODO Entre Culturas, una entidad pública que anuncia que se le entrega al presidente turco «por su dedicación a la iniciativa para la Alianza de Civilizaciones: Cooperación Antiterrorista, Corrección de Desigualdades y Diálogo de Culturas».

No se merecía un zapato, sino tres.

El elástico concepto de «coooperación antiterrorista» incluye bases que vulneran la soberanía de Irak y son utilizadas para lanzar incursiones y bombardeos contra los kurdos, y la cesión de puertos y aeropuertos a los «Aliados» para la criminal ocupación iraquí.

La primera medida que adoptó Tayipp Erdogan al asumir el cargo en 2003 fue cesar a tres ministros contrarios a la intervención militar en Irak. Fue Erdogan quien dijo después que la prioridad política era Turquía y no la paz, fue bajo su presidencia cuando se aprobó ceder las bases turcas para bombardear Irak. El 6 de febrero de 2003, por 308 votos contra 193, a propuesta del Ejecutivo de Erdogan, la Asamblea Nacional dio luz verde al acondicionamiento y modernización de las bases turcas por militares de Estados Unidos para preparar la llegada de 62.000 soldados, 225 aviones y 65 helicópteros.

A cambio, en la negociación posterior Erdogan obtuvo garantías oficiales de Estados Unidos de que no se permitiría a los kurdos irakíes proclamar un Estado propio ni hacerse con el control del petróleo, y de que Turquía iba a participar en la administración provisional del norte de Irak tras la guerra. Sus propios diputados se rebelaron contra la presencia de las tropas norteamericanas en suelo turco, así que Erdogan intentó forzar otra concesión de EEUU, que se le permitiera al ejército turco desplegar hasta 40.000 soldados en el Kurdistán irakí. Bush se negó y entonces Turquía revisó su apoyo a la invasión, permitiendo el sobrevuelo a los aviones en misiones de combate, bombardeo y transporte de tropas.

La «corrección de desigualdades» no cita que Turquía es el segundo país de la OCDE con más desigualdades sociales y el primero en desigualdad infantil. Por no hablar de la extensa práctica de la tortura, la represión sangrienta de manifestaciones, el uso de la fuerza militar contra la sociedad civil…

En cuanto al «Diálogo de Culturas», se entiende bien qué quiere decir si recordamos que los tres hijos de Erdogan estudian en universidades norteamericanas e inglesas, habiendo sido él mismo un agitador del islamismo radical de derechas hasta que accedió al gobierno en Turquía. Erdogan es un mercachifle ideológico. Sus regateos con Bush para ocupar el norte de Irak, su apoyo a las invasiones de Irak y Afganistán (Turquía tiene 1.700 soldados en territorio afgano en misiones de retaguardia, como España), dejan bien claro lo insultante que puede resultar ese premio para cualquier persona medianamente inteligente.

Zapatero a tus zapatos

Pero no menor es el espanto que provoca la política militar exterior del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Hay que decirlo ya alto y claro: es peor que la de Aznar. Y si Aznar es considerado un criminal de guerra, ¿qué se puede decir de los socialdemócratas españoles, cuando los socialdemócratas holandeses acaban de hacer caer el gobierno, en el que participaban en coalición, al exigir la retirada de Afganistán?

Mientras siguen cayendo decenas de civiles en los bombardeos de Afganistán, ha comenzado un efecto en cascada de reacción moral después de años de silencio cómplice. ¿Y qué hace Zapatero? Aumentar las tropas españolas desplegadas allí.

¿Dónde quedó el discurso «pacifista» de Zapatero en 2004, cuando anunció pomposamente la retirada de Irak? Afganistán se ha convertido en un infierno peor que Irak: ¡se bombardea los pueblos con aviones teledirigidos y después se dice a la prensa que se «lamenta el error»! Se cuentan como «talibanes» o «terroristas» a cientos de víctimas civiles masacradas impunemente. Y a todo esto Carme Chacón responde con un lenguaje aséptico de desmarque «humanitario» que sólo se puede calificar de para-fascista, de abierto apoyo al fascismo en las relaciones internacionales y en el uso de la fuerza.

Ya no nos vale que la misión esté avalada por las Resoluciones de Naciones Unidas, un organismo desacreditado, incapaz de representar los altos valores de la Carta de Naciones y de Derechos Humanos. Esta es la verdad. En Afganistán se están vulnerando masivamente los derechos humanos y el derecho internacional, y se hace cínicamente enarbolando como causa de la ocupación militar y el terrible sufrimiento causado a la población afgana los mismos derechos conculcados.

La Alianza de Civilizaciones de Zapatero ha pasado de ser un mero recurso retórico de propaganda vacía, a convertirse en un insulto a la inteligencia. Ahora es una Alianza de In-Civilizaciones que en España tiene como símbolos a Erdogan y a Zapatero, dos presidentes que, como Aznar, eluden constantemente los crímenes que se están cometiendo con su «cooperación necesaria», o los que cometen sus aliados, como Israel y Estados Unidos.

¿Alianza de Civilizaciones impidiendo que la justicia universal juzgue los crímenes israelíes en Gaza? No me hagan reír. Se invoca, en lugar de los principios del derecho internacional, la razón de Estado, para darle un papel al ejército español en los escenarios de conflicto por los recursos naturales y el dominio estratégico, realzando así la mediocre posición de España en la siniestra escala de imperialismos.

La derecha pregunta «dónde está el movimiento por la paz». Y tienen razón: ¿dónde está el gremio de actores «progres»? ¿dónde están los lacitos y pegatinas en la entrega de los Goya? ¿Dónde, los manifiestos y cabeceras de pancartas liderando manifestaciones multitudinarias? Resulta ofensiva la comparación entre el nivel de exigencia movilizadora que concitó la política de Aznar en Irak y el que se está silenciando de manera vergonzosa ante la política de Zapatero en Afganistán. ¡Cuánta hipocresía moral!

La derecha está, con razón, ofendida ante este bochornoso espectáculo de parcialidad y silencio cómplice. No en nombre de la paz, claro está, sino que se duelen porque el PSOE sacara tajada del pacifismo contra Aznar y contra Rajoy, cuando en el PSOE con Zapatero han resultado ser lo mismo o peor.

Esto no se puede callar. En Afganistán corre la sangre inocente. Hay que mirar cara a cara lo que está pasando allí, informarse, conocer los crímenes de la invasión.

Hay que sacar las tropas de allí. En cuanto a Zapatero, va camino de perder las elecciones, así que da igual si se vuelve a presentar o las convoca antes o después. Lo que me avergüenza es que este gobierno cómplice de los crímenes de Estados Unidos en Afganistán como lo fue el del PP en Irak, sea tumbado sin movilizaciones pacifistas, sin crítica ética ni recriminación moral, sólo con argumentos reaccionarios de la derecha recalcitrante. Me avergüenza este silencio que deja solo al PP en la denuncia de las terribles contradicciones del PSOE, o a ese joven kurdo que le arrojó el zapato a Erdogan. Porque su otro zapato era para Zapatero.

Vergüenza. Vergüenza.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.