El 8 de julio, el sobreviviente argentino José Luis Bertazzo, declaró en el juicio que se sigue en Buenos Aires, Argentina contra un grupo de represores, ejecutores de 65 delitos de lesa humanidad ocurridos durante el primer año de la última dictadura militar, en el centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde se instaló la […]
El 8 de julio, el sobreviviente argentino José Luis Bertazzo, declaró en el juicio que se sigue en Buenos Aires, Argentina contra un grupo de represores, ejecutores de 65 delitos de lesa humanidad ocurridos durante el primer año de la última dictadura militar, en el centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde se instaló la Operación Cóndor en Argentina. Allí fueron llevadas decenas de personas, que fueron secuestradas, torturadas, asesinadas y desaparecidas en un poco más de seis meses, entre mayo y noviembre de 1976.
Tenía 17 años cuando el 23 de agosto de 1976 fue secuestrado y llevado a Orletti, donde fue torturado y permaneció 45 días, hasta ser liberado en los primeros días del mes de octubre. Compartió cautiverio con los chilenos Patricio Biedma y Mario René Espinoza Barahona, quienes le confiaron que dos jóvenes diplomáticos de la Embajada de Cuba, habían sido torturados allí.
Mujeres y hombres argentinos, chilenos, paraguayos, uruguayos, y los dos cubanos fueron víctimas de esa internacional del crimen, que se fundó oficialmente en la llamada Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional, organizada entre el 25 de noviembre y el 1º de diciembre de 1975, en Santiago, Chile, por el coronel Manuel Contreras, quien estaba al frente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), aunque ya se habían producido con anterioridad operaciones conjuntas allende las fronteras de los países miembros.
En los siguientes años, los sicarios de la Operación Cóndor también secuestraron y asesinaron a ciudadanos argentinos, que laboraron en la Embajada y en la Oficina Comercial de Cuba en Buenos Aires y a sus familiares.
Cuba fue uno de los objetivos de la Operación Cóndor, en la estrategia de represión diseñada por la administración norteamericana para América Latina en la década de los años setenta y con sobrados fundamentos se demuestra en documentos desclasificados.
Uno de ellos, con fecha 8 de junio de 1976, se revela que el entonces Secretario de Estado norteamericano Henrry Kissinger, se reunió, para coordinar acciones, con el dictador chileno Augusto Pinochet, en su despacho en Santiago de Chile. Analizaron el mapa del Cono Sur, la extensión del fascismo en el área, que con el golpe militar en Argentina en marzo de ese año, lo había fortalecido. Se sentían complacidos, pero no satisfechos.
En la amistosa reunión, el llamado «tema Cuba» apareció, cuando Kissinger dijo: «Nosotros creíamos que Angola podría convertirse en el Vietnam de Cuba. Esto podría haber ocurrido si Cuba hubiera comenzado a tener 20 caídos en combate por semana. Cuba no podría haberse mantenido por mucho tiempo. Nosotros teníamos las fuerzas para ello…».
Pinochet le respondió: «Yo he estado siempre en contra del comunismo. Durante la guerra de Vietnam yo me reuní con algunos de sus militares y les dejé claro mi anticomunismo y les dije que esperaba que ellos pudieran derrotarlo».
El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Patricio Carvajal, dando muestras de un desconocimiento total, quiso sumar a Kissinger a sus planes de agresión contra Perú. Carvajal sin pestañar dijo: «Hay una influencia cubana masiva en Perú. Hay muchos cubanos allí. Los peruanos pueden ser empujados. ¿Y qué va a pasar con los miles de soldados cubanos actualmente en África, cuando ya no se les necesite allí?
Carvajal en otro comentario afirmó, que ya había más de 5000 soldados cubanos en Perú.
A Kissinger se le iluminaron los ojos al responder: «Si hay tropas cubanas involucradas en un ataque peruano, entonces el problema es fácil. Nosotros no vamos a permitir una fuerza militar cubana de 5000 cubanos en Perú.
Añadió: «Esto cambia la situación y el asunto resulta fácil entonces. Nosotros no le vamos a permitir a Cuba otra aventura militar, una guerra entre Perú y Chile sería un asunto complicado pero una guerra entre Cuba y Chile u otros, no nos sería indiferente.»
Ya la Operación Cóndor, había estado actuando en contra de Cuba en Perú antes de esta reunión, donde es indudable, que se tomaron acuerdos, en base a informaciones totalmente falsas y que se gestaban como pretexto revanchista, para lograr una confrontación entre Cuba y Chile, con el prometido apoyo de Estados Unidos.
El secretario de Estado norteamericano, estaba interesado en abrir un nuevo frente contra Cuba en América Latina y el dictador chileno, le estaba dando los motivos necesarios.
El 23 de junio de 1975, terroristas anticubanos asesinan en el puerto de Chimbote, Perú al ingeniero de pesca cubano Pedro Rangel Genis, quien laboraba en ese país. El 2 de enero de 1976, nuevamente un almacén de la Flota Pesquera de Cuba, en el mismo puerto peruano, es incendiado, causa daños por más de 50 mil dólares. El 21 de abril del mismo año, terroristas atacan con disparos a la residencia del Cónsul de Cuba en Lima.
Las pruebas de que en junio de 1976, Kissinger y Pinochet, acordaron repeler «la amenaza» cubana en Perú, están confirmadas en las agresiones, que en 1977 se produjeron en ese país. El 21 de febrero, la residencia de un funcionario cubano es tiroteada. El 25 de julio de ese año, el barco mercante cubano Río Jobabo, era hundido en el puerto de El Callao en Perú, que ocasiona daños considerables. Tres meses después otro barco mercante cubano, el Río Damují, es hundido en el mismo puerto peruano.
Los terroristas anticubanos asentados en Miami, desde antes del golpe de estado militar en Chile, se habían sumado a los grupos fascistas como la organización Patria y Libertad, que intentaban derrocar al gobierno de la Unidad Popular e inmediatamente después del 11 de septiembre de 1973, se sumaron a los grupos de exterminio, que creó la DINA, chilena para asesinar a sus opositores políticos.