La Huelga General del 29 S ha sido un éxito cuyo seguimiento, podríamos decir, ha sorprendido incluso a sus convocantes la dirección de UGT y CC OO. Sus dudas tenían fuertes motivos. La vigente legislación laboral, fruto de la negociación en París previa a la transición política del franquismo a una democracia formal que mantuviera […]
La Huelga General del 29 S ha sido un éxito cuyo seguimiento, podríamos decir, ha sorprendido incluso a sus convocantes la dirección de UGT y CC OO.
Sus dudas tenían fuertes motivos. La vigente legislación laboral, fruto de la negociación en París previa a la transición política del franquismo a una democracia formal que mantuviera los resortes del poder económico y social en manos de los mismos, cierra la posibilidad de una verdadera acción sindical en todas las empresas cuyas plantillas sean menos de 50 trabajadores, del 92% del total de empresas en España que dan empleo a más del 88% del total de asalariados en un mar de medianas, pequeñas y microempresas. Legislación que además condena a la división sindical y a la confrontación fratricida cada cuatro años en las elecciones sindicales a la clase obrera y asalariada española. No así a los empresarios a los que se les garantiza su unidad, y a pesar de todo han estado divididos y enfrentados durante años entre las CEOE y las Cámaras de Comercio.
La primera lección de la HG del 29 S es que hay que confiar en la ciudadanía porque siempre responden con coherencia, solidaridad y lealtad cuando se es coherente, se va con la verdad y la lealtad hacia ellos. A pesar de los cambios en las organizaciones empresariales que han acabado con las cadenas de producción tayloristas sobre las que se apoyaba la acción sindical tradicional, la precarización y empobrecimiento del mercado laboral, la finaciarización de la economía y el desarrollo mayoritario de una economía de servicios su intuición les hace responder y movilizarse ante la llamada de sus sindicatos, más que por su conocimiento profundo y racional de la reforma laboral y las políticas neoliberales. Por ello el primer éxito de la Huelga General ha sido su misma convocatoria, la manifestación pública de nuestro malestar y disconformidad.
La segunda lección y éxito del 29 S ha venido de Bruselas. Por primera vez más de 50 organizaciones sindicales de toda la Unión Europea se han coordinado y planteado una gran movilización europea contra las políticas neoliberales de la Comisión Europea. Y esta no es más que el comienzo de la verdadera Europa social. Nunca ha sido posible una Europa social sin movilización social europea. La Huelga General en España debe tener como continuidad si no hay rectificación una Huelga General conjunta el mismo día en todos los países de la zona euro.
El Gobierno de Rodríguez Zapatero, que ha dejado de ser el ZP de su primera legislatura para la mayoría de la ciudadanía, cometió dos grandes errores en el proceso de dialogo social. Primero romperlo unilateralmente al eliminar el Impuesto de Patrimonio y bajar los tipos máximos del IRPF, las rentas del capital y del Impuesto de Sociedades al margen del diálogo social y creando las condiciones para el déficit público que padecemos. Fueron fruto de los Pactos de la Moncloa en 1977 para equilibrar la contribución a las arcas públicas de las diferentes clases sociales, y debería haber sido negociados con los interlocutores sociales antes de eliminarlos y bajarlos. El segundo gran error jugar sin estrategia propia y, en consecuencia, con la propia de la derecha más radical representada por Díaz Ferran, Emilio Botín y Francisco González. La derecha y los empresarios plantean siempre las reformas en años de plena crisis, cuando los trabajadores tienen más debilidad por el paro y el miedo a perder el empleo. La estrategia de la CEOE ha sido alargar en el tiempo la negociación sin llegar a ningún acuerdo esperando que la situación económica se agudizara. El Gobierno del PSOE debería haber actuado antes amenazando y tomando medidas en la línea de lo exigido por los sindicatos de clase, su base electoral, forzando así a la CEOE a cerrar acuerdos rompiéndole su estrategia de boicot pasado el tiempo prudencial.
La cuestión ahora es como capitalizar esta movilización a favor de trabajadores y ciudadanía en general. La derecha empresarial y política ha estado relamiéndose de gusto con el escenario en el que habían metido y se había dejado meter el gobierno de Zapatero: enfrentado a su propia base electoral. Los dirigentes empresariales han empezado a desfilar por el despacho de Rajoy dando por hecho que será el próximo Presidente y que ZP es historia. Una vez consigan el poder gubernamental su estrategia irá dirigida a debilitar a las organizaciones sindicales y sociales porque saben que las perspectivas de futuro son más paro, más precariedad y más penuria que llevan a más conflictividad social. Tendrá que haber para defender sus intereses oligárquicos más represión.
Los ataques a Irlanda, Portugal y Grecia se recrudecen. La calificación de la deuda española ha vuelto a ser bajada hoy 30 de Septiembre. Los planes de ajustes en toda la zona euro llevan a la recesión y a futuras crisis. Ya se anuncia la necesidad de nuevos planes de ajustes para 2011 en una espiral sin fondo. Nuestras grandes empresas financieras y constructoras emigran sus negocios y la creación de empleo hacia áreas más seguras, las que tienen controlados políticamente sus Bancos Centrales y mantienen banca pública como China, India y Brasil, cuyo impuesto del 2% sobre los transacciones financieras especulativas con su divisa explican el éxito de la gestión económica de Lula y el salto y prestigio internacional de Brasil. El tercer trimestre reflejará la caída de nuevo del PIB al terminar los planes de apoyo y notarse el anticipo de ventas al primer semestre, lo que hará aumentar el déficit público y los temores de nuevo al incumplimiento de los compromisos financieros por el Estado Español.
En este escenario no es nada fácil que los trabajadores y la ciudadanía capitalicen en beneficio propio esta movilización. Desde luego, sin una estrategia propia es imposible.
Hay que comenzar por recordar que los sindicatos son instituciones del propio sistema capitalista. Su razón de ser es negociar el precio y las condiciones de trabajo del conjunto de la fuerza de trabajo. Su propia base es consustancial al mantenimiento del sistema, ya que capital y trabajo asalariado son las dos caras del mismo capitalismo. El sistema necesita al capital y al trabajo. Y requiere de sus portavoces para legitimarse. En algunas valoraciones de la Huelga General se transmite una visión mítica de los sindicatos. Como son las instituciones obreras sus luchas son revolucionarias por sí. Y esto no tiene por que ser así, y no siempre ha sido. Para que la acción sindical sea transformadora de la realidad los propios sindicatos de clase han de fijar una estrategia encaminada a su desnaturalización, hacia su propia muerte como instituciones de un sistema que agoniza. La pregunta a responder es ¿Cual debe ser el papel de los sindicatos de clase en la transición hacia una economía por y para la Vida que trascienda el actual sistema del capitalismo financiarizado que agoniza? En su correcta respuesta está la clave para poder transformar una aparente derrota como la de los griegos en Troya en una victoria total.
¿Ha sido malo el diálogo social? En absoluto. La ciudadanía y los trabajadores asalariados se han beneficiado de él. En 1993 se comenzó un proceso de diálogo en Cádiz entre sindicatos y empresarios que arrastró a todas las administraciones públicas y partidos políticos bajo el lema de «Comprometidos con el futuro de la provincia». Los que planteamos dicha estrategia sabíamos que los representantes empresariales en la provincia eran pequeños y medianos vinculados con la demanda interna, y al arrastrarlos a comprometerse con el territorio neutralizábamos la amenaza que ya se vislumbraba de la deslocalización. En el V Congreso de UGT-A en 1994 presente un informe sobre «La economía andaluza» donde se presentaban las demandas sindicales sobre cada uno de los sectores económicos y de la Administración andaluza, en términos de participación en la planificación, seguimiento y evaluación, dentro del diálogo social andaluz. Juan Mendoza, el nuevo Secretario General, encontró un escenario idóneo para ser oído, minoría parlamentaria del PSOE y la estrategia de la pinza entre PP e IU, que le posibilitó sacarlo adelante. El desarrollo rural andaluz y mantenimiento de un equilibrio poblacional entre ciudad y campo, determinar objetivos con seguimiento y evaluación de resultados de los Fondos europeos, desarrollo de estructuras de I+D+I y sectores básicos de investigación, mantenimiento de industria naval y fortalecimiento de aeronáutica, son algunos de los resultados que han beneficiado a trabajadores y ciudadanía. Ahí surgió el modelo español de diálogo social.
Tras la Huelga General del 29 S lo que hay que preguntarse es ¿Qué diálogo social y para qué? Transformar el éxito de la Huelga General en un éxito para trabajadores y ciudadanía pasa por apoyar la economía productiva y atacar la especulativa. Los dos aspectos son esenciales: apoyar y atacar. Y si se consigue se transformará el aparente triunfo de la más rancia derecha empresarial y política española en un triunfo total para la ciudadanía y sus representantes sociales y políticos.
El Gobierno de Zapatero debe cambiar su actitud hacia el establecimiento de un Impuesto sobre las Transacciones Financieras. Los europarlamentarios socialistas españoles vienen votando que no a todo lo que huela a reforma financiera. Se oponen a una tasa Tobín rechazando cualquier iniciativa en este sentido, siendo clamorosa la postura mantenida en el último ECOFIN donde los Gobiernos conservadores de Alemania y Francia propusieron un ITF, la primera vez en la historia que se abre el debate a nivel de Jefes de Estado, y España se alineó con Reino Unido, Irlanda y Suecia para impedirla. La ministra Elena Salgado es una incompetente que no se entera de quién ataca y perjudica a la ciudadanía española y al conjunto de la zona euro, simplemente sigue las directrices del Gobernador del Banco de España, ferviente detractor del ITF para defender los intereses políticos de los grandes banqueros privados españoles. Es realmente lamentable que el partido socialista español tenga gran parte de culpa de que la ITF no salga adelante ¿Cómo puede ser que Zapatero vaya a la ONU a pedir la tasa Tobín y después su propio Gobierno se alíe con los irlandeses y los británicos para boicotear esa misma iniciativa en la UE?
La visualización de la rectificación del Gobierno Zapatero pasa por:
1. La dimisión de Elena Salgado, como máxima exponente de los neoliberales en el Gobierno, y su sustitución como Vicepresidenta para asuntos económicos por alguien con sensibilidad social que no sea el «portavoz de los banqueros».
2. Apoyo al establecimiento de un ITF en la zona euro disuasivo para especuladores, del tipo existente en Brasil
3. Política de control serio de los movimientos de capital con paraísos fiscales, siguiendo las recomendaciones de GHESTA
4. Supresión de la congelación de pensiones para 2011 hasta que el Pacto de Toledo se pronuncie y acuerde con consenso sindical
5. Anular la propuesta de retraso de la edad de jubilación a los 67 años
6. Acabar con el fraude fiscal y la economía sumergida
7. Reimplantar el Impuesto de Patrimonio y determinar tramos en IRPF de rentas superiores negociadas con sindicatos para que compensen los tres mil millones de euros al año que han dejado de ingresar los 125.000 más ricos con los cambios realizados por Solbes hace cuatro años.
8. Vuelta del control de las SICAV y nuevos sistemas de evasión fiscal en fondos inmobiliarios de la CNMV a la Agencia Tributaria, y revisión de su normativa y control negociado con sindicatos y asociaciones ciudadanas especializadas
9. Ver la forma de rectificar la reforma laboral negociando con los sindicatos
10. Plantear en Europa una política decidida por otra Europa que se enfrente a los planteamientos neoliberales de Ángela Merkel, asumiendo con coherencia el papel que tenía en ella de líder de la izquierda europea.
Fernando Moreno Bernal es presidente ATTAC Andalucía
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