Al presidente del Gobierno Vasco le irrita que se mencione la impunidad con que el Estado no sólo mata sino que, además, olvida. «No sigan azuzando los fantasmas del pasado» exigía en estos días Patxi López. Ramón Oñederra, Mikel Goiketxea, Bixente Perurena, Angel Gurmindo, Eugenio Gutierrez Salazar, Rafael Goikoetxea, Xavier Pérez Arenaza, Christian Olaskoaga, Jean […]
Al presidente del Gobierno Vasco le irrita que se mencione la impunidad con que el Estado no sólo mata sino que, además, olvida. «No sigan azuzando los fantasmas del pasado» exigía en estos días Patxi López.
Ramón Oñederra, Mikel Goiketxea, Bixente Perurena, Angel Gurmindo, Eugenio Gutierrez Salazar, Rafael Goikoetxea, Xavier Pérez Arenaza, Christian Olaskoaga, Jean Pierre Leiba, Tomás Pérez Revilla, Benoit Pescasteings, Xavier Galdeano, Emile Weiss, Claude Doer, Santos Blanco, Juan Mari Otegi, José Mari Maiztegi, Iñaki Asteasuinzarra, Agustín Irazustabarrena, Sabin Etxaide, Robert Caplanne, Christophe Matxikote, Catherine Brion, Juan Carlos García Goena, Joxean Lasa, Joxi Zabala, Mikel Zabalza, Santi Brouard, Josu Muguruza, Germán Rodríguez, Gladis del Estal, Aniano Jiménez Santos, Ricardo García Pellejero,… son sólo algunas de las víctimas de un terrorismo impune para las que no tiene el Estado memoria ni justicia.
¿Y de qué fantasmas hablaba Patxi López? Si por fantasmas se refería a esas víctimas para las que tampoco tienen flores, medallas, minutos de silencio ni homenajes, bueno es que sepa que detrás hay un pueblo que guarda su memoria. Si por fantasmas aludía a esos asesinos para los que siempre ha habido ascensos, recompensas y entrevistas, letras del alfabeto que preserven su identidad, ministros de justicia que no les instrumenten nuevos ni viejos cargos, partidos que los nombren presidentes… todos tienen nombres y apellidos.
¿O será que los fantasmas sólo eran fantoches y que el pasado lo seguimos teniendo delante?
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