La India es el segundo país más poblado del mundo, con más de mil millones de personas, en el año 2030, será el primer país más poblado del mundo. Asistimos aun desarrollo económico espectacular con crecimientos anuales del 8% de su PIB, lo que conlleva nuevas necesidades energéticas, de materias primas, de agua, etc. Al […]
La India es el segundo país más poblado del mundo, con más de mil millones de personas, en el año 2030, será el primer país más poblado del mundo. Asistimos aun desarrollo económico espectacular con crecimientos anuales del 8% de su PIB, lo que conlleva nuevas necesidades energéticas, de materias primas, de agua, etc. Al lograr una mayor renta per capita por habitante y con un aumento tan espectacular de la población provocará un rápido colapso del agua.
La crisis hídrica crece con la misma rapidez que se desarrolla económicamente. Una expansión descontrolada de las ciudades y una enorme y sedienta zona agrícola han significado nuevas demandas para una red pública y de servicios sanitarios mal gestionada. La combinación ha provocado que el agua escasee demasiado en algunos lugares, que esté contaminada en otros, o que llegue en una nefasta abundancia para los millones de personas que sufren inundaciones cada año.
Hoy en día el agua amenaza la capacidad hindú de fortalecer sus pobres granjas, en mantener el crecimiento económico y hacer que sus ciudades sean saludables y habitables.
El agua se ha convertido en un grave problema. El sistema hídrico hindú depende básicamente de los ríos Ganges e Indo. Los hindúes disponen de 2.240m3 por persona/año, cifra que cada año disminuye debido a dos causas, en primer lugar a su fuerte crecimiento demográfico y en segundo lugar por el desarrollo económico en que está inmerso el país. Puede decirse que India está cerca del llamado estrés hídrico.
Más de 700 millones de hindúes, casi los dos tercios de su población carecen de servicios sanitarios adecuados. Debido en gran parte a la falta de agua potable. Cada año en este país mueren 2,1 millones de niños menores de cinco años según la ONU, debido principalmente a enfermedades propagadas por medio del agua.
En 1993, solamente el 42,9% de los hindúes que viven en las ciudades y el 3,5% de los que lo hacen en el campo disponen de instalaciones de saneamiento.
Los problemas de Nueva Delhi son un buen ejemplo de la situación hídrica de las ciudades. En todo el territorio las redes de suministro están tan deterioradas que ninguna ciudad puede ofrecer agua de las cañerías públicas durante todo el día.
Si hay problemas con la demanda de agua, la situación se agrava con la eliminación de los residuos y de las aguas fecales. Nueva Delhi no puede saciar su sed ni desprenderse de forma adecuada de la mayoría de las aguas residuales que genera. En torno al 45 % de su población no está conectada al sistema público de alcantarillado.
Nueva Delhi surge hace dos mil años a orillas del río Yamuna. La mitología hindú considera a este río como caído del cielo. A su paso por la capital está muerto biológicamente. Se le extrae unos 850 millones de litros diarios, siendo la principal fuente de abastecimiento de la capital, pero cuando deja la capital se ha convertido en un sumidero de residuos, donde se vierten unos 3.600 millones de litros de aguas residuales al día.
En un análisis del río Yamuna se descubre que el nivel de coliforma fecal, que es una medida de la suciedad, es 100.000 veces superior al máximo permitido.
La red de abastecimiento de la capital tiene una longitud de 9.000 km, pero su estado es de deterioro total, lo que origina que el nivel de pérdida oscile sobre el 40 % del agua que transporta.
Alrededor del 18% de la población urbana y el 29% de la rural no disponen de agua potable. La agricultura hindú utiliza el 85% del agua disponible. Solamente para alimentar a la nueva población, aumentará la demanda de agua en un 50% para el año 2025. Los centros industriales necesitarán triplicar su consumo para el mismo año. Como vemos, sus necesidades hídricas están disparadas, teniendo en los momentos actuales poca capacidad de respuesta.
El Ganges es uno de los ríos vertebradores de su sistema hídrico, siendo además el río sagrado de los hindúes. Nace en las laderas meridionales del Himalaya, con 2.510 Km. de recorrido, desembocando en la bahía de Bengala. Buena parte de sus aguas vienen de China y Nepal, antes de entrar en la India. Alrededor del 40% de su caudal procede de los dos países anteriormente mencionados y ambos las han reclamado a los hindúes. Su principal afluente, el Brahmaputra nace en China, describiendo un gran arco alrededor de Bután antes de entrar en la India y después en Bangla Desh, desembocando junto al Ganges en la bahía de Bengala.
Los sistemas fluviales del Ganges y el Brahmaputra abarcan menos del 0,2% de las tierras del planeta, sin embargo, son habitadas por el 10% de la población mundial. Es una zona propensa a las inundaciones, las sequías y los ciclones. A veces se echa en falta el agua, mientras que en otras parece que no vaya a ver tierra que no sea cubierta por esta agua.
Como todo sistema fluvial compartido, el Ganges es motivo de conflictos internacionales. Las disputas se remontan casi desde su independencia en 1947. En 1951, el gobierno de la India anuncia que levantará la presa de Farakka, en el Ganges, en la provincia de Bengala, cerca de la frontera de Pakistán Este. El objetivo es trasvasar por medio de un canal, agua al río Hoogle y al puerto hindú de Calcuta que corre el peligro de que el limo lo inutilice. Necesitan agua suficiente para lavar este limo del puerto, pero este canal perjudica a Pakistán Este, que depende del Ganges y del Brahmaputra. Los pakistaníes piden una solución internacional pero la India dice que el agua es suya y puede disponer de ella.
Pakistán replica que tiene derechos históricos. Mientras India declara que todos los países pueden construir presas en su territorio y el agua que se almacena está a su libre disposición.
Pakistán Este se independiza de Pakistán Oeste, en 1971, transformándose en Bangla Desh. India ayudó a los bengalíes en su lucha por la independencia. Esto facilitó que se llegase a un acuerdo sobre el Ganges, formándose una Comisión Fluvial Conjunta Indo Bengalí.
Se firmó el acuerdo, en 1977, garantizando a Bangla Desh, que en la estación seca tendrá un mínimo de agua del 63% del caudal del río, a cambio de que los bengalíes construyesen un canal nuevo entre el Brahmaputra y el Ganges, que aumentara el caudal de este último río.
Casi un tercio del territorio de Bangla Desh es agua en la estación seca, sin embargo, en la estación húmeda más de dos terceras partes de sus tierras quedan bajo las aguas. Las inundaciones suelen ser catastróficas. Especialmente fueron las de 1988, donde el 75% de su territorio quedó inundado y tardaron más de dos meses en retirarse las aguas. Ocasiona la dispersión de más de 35 millones de personas y quedan sumergidos decenas de miles de pozos, con lo que sus aguas dejaron de ser potables para el consumo humano.
Ante estas graves inundaciones, el gobierno de Bangla Desh solicita la ayuda internacional, pero rechazó la de India, a quién acusó de éstas por negarse a regular y controlar el río Ganges. Los dos países volvieron a firmar, en 1997, el Tratado de Reparto de las aguas del Ganges.
El otro río fundamental para el sistema hídrico de la India es el Indo. Éste nace en el Tibet, discurre por la India y Pakistán hasta llegar a su delta en el golfo Arábigo. Posee el mayor y el más antiguo sistema de riego. Su caudal triplica el sistema fluvial del Éufrates/Tigris y equivale a dos ríos Nilo.
El Indo genera fuertes fricciones entre Pakistán y la India. En 1960, se firma «el Tratado de las aguas del Indo» bajo la supervisión del Banco Mundial. Se reparten sus aguas entre los dos países, asignando los afluentes del este (los ríos-afluentes Sutley, Beas y Ravi) a la India y los afluentes del oeste (el Khelum y Chenab) a Pakistán.
Para favorecer el acuerdo, el Banco Mundial financia una serie de obras de control que tienen el efecto de aumentar el caudal para ambos países. La intervención del Banco Mundial se debe a que los dos países son potencias nucleares y no interesa que haya conflictos entre ambos.
La otra gran disputa que se da en el río Indo, es un problema étnico dentro de la India, donde los sijs piden el control de sus aguas como parte de la campaña por ser un Estado independiente. Una vez más, el agua aparece como un motivo identitario de un pueblo. Este movimiento separatista, está atento en la defensa de sus intereses sobre el agua del Indo.
Actualmente Pakistán dispone de unos 3.300 m3 por persona/año.
Como vemos, el agua es uno de los conflictos más vivos, debido no a su escasez sino a su mal uso y a la contaminación que está matando su vida animal, empezando a ser peligrosa para el hombre, no sólo por no poder ser bebida, sino por la contaminación de la cadena alimenticia, a tal nivel ha llegado el deterioro del agua en estos países.
Las inundaciones son permanentes en India. Muchos ambientalistas culpan de éstas a los enormes embalses construidos precisamente para controlar los sistemas hídricos naturales.
Muchos expertos creen que estas se producen ante el fracaso de mantener un equilibrio adecuado entre el control del caudal de agua y los otros usos de los grandes embalses como son el regadío y la generación de energía hidroeléctrica.
Ramaswany Iyer, ex alto cargo del Ministerio de Recursos Hídricos dice que muchos de los embalses están planificados específicamente para prevenir las inundaciones, «pero hay un conflicto inherente con sus otros objetivos, los de tratar de maximizar la energía hidroeléctrica y el regadío».
Iyer sostiene que el control de las inundaciones requiere que la presa permita un espacio adecuado para recibir los torrentes de agua, pero el mayor potencial hidroeléctrico necesita que los niveles de agua sean los más altos posibles: «Como se eleva la presión para aumentar la generación de energía, el objetivo de controlar las inundaciones pierde importancia. Eso hace que el agua tenga que ser liberada de golpe y a gran escala y que se liberen torrentes de agua de efectos desastrosos».
El manifiesto mal uso de los embalses es el mejor argumento contra el controvertido plan de la India de conectar sus principales ríos entre sí y así compensar las inundaciones con las sequías, dos fenómenos que se presentan a la vez en zonas bien distantes de este gran país.
El Banco Mundial advierte en un informe publicado, en 2005, que a menos que se realicen cambios drásticos en la gestión gubernamental del agua, la India no tendrá dinero para mantener y construir nuevas infraestructuras ni el agua necesaria para la economía y la población.
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