Dar o no otorgar crédito a documentos y/o declaraciones de personalidades de toda profesión y procedencia, para de ahí extraer considerandos, resultandos y demás gerundios propios de la jerga legal, con el objetivo de abrir un proceso, es asunto y competencia de jueces. Hasta ahí, nada que objetar. Conceder verosimilitud a manifestaciones obtenidas bajo tortura; […]
Dar o no otorgar crédito a documentos y/o declaraciones de personalidades de toda profesión y procedencia, para de ahí extraer considerandos, resultandos y demás gerundios propios de la jerga legal, con el objetivo de abrir un proceso, es asunto y competencia de jueces. Hasta ahí, nada que objetar.
Conceder verosimilitud a manifestaciones obtenidas bajo tortura; confirmar la autenticidad de certificados y escritos obtenidos en estamentos policiales, cuyos responsables han sido denunciados a su vez por organismos internacionales, por un más que dudoso cumplimiento de la legalidad, o utilizar como prueba concluyente el hallazgo de archivos en una computadora portátil, que ha sido previamente manipulada por agentes al servicio de un régimen genocida (como en el caso colombiano), es asunto propio del juez Eloy Velasco, uno de los azotes de la divinidad que aterrizó en la Audiencia Nacional (Tribunal del Orden Público), después de servir como máximo representante de la justicia, en una comunidad en la que sus últimos gobiernos, por cierto, continúan bajo sospecha permanente. O sea en la tierra de las flores, de la luz y del amor. Sarcasmos de la vida aún sin explicar.
Las dudas sobre la honestidad y/o capacidad profesional (intelectual, añadiría yo) de este leguleyo, parecen estar más que justificadas, tras la inefable decisión del magistrado de sorprender al mundo con el procesamiento de una ciudadana española, tan pacifista y valiente como Remedios García Albert, por una presunta colaboración con las organizaciones armadas FARC y ETA. O sospechar que un gobierno exquisito en el respeto a las leyes, como el venezolano, ampara a ambos colectivos insurgentes.
Y es que Velasco dispone una estufa en el cerebro. Su mente calenturienta parece exacta a la de aquellos colegas que sirvieron a Franco, Pinochet, Batista o Videla. De haber nacido en el nuevo continente, bien pudiera servir, encantado de la vida, a las órdenes de administraciones presididas por ciudadanos como Sebastián Piñera en Chile, Alan García en Perú, Porfirio Lobo en Honduras o el mismo Juan Manuel Santos en Colombia, donde este aguerrido personaje podría incluso intentar el procesamiento de la senadora Piedad Córdoba, para dar rienda suelta a sus veleidades profesionales, adquiridas sin duda tras una militancia en la ultraderecha más recia, esa que acostumbra a lanzar a la calle a sus mesnadas y rebaños, para exigir que se castigue el derecho al aborto, defendiendo sin embargo la restauración de la pena de muerte, porque dicen amar la vida y cumplir los mandamientos de la ley divina. O sugerir, como Alex de la Iglesia en su recién estrenado bodrio trompetero, que los dos bandos que combatieron en el golpe de estado de 1936, eran lo mismo, más o menos.
La justicia española está más que sobrada de este tipo de togados, que en nada recuerdan a los patricios, senadores y políticos de la Roma Imperial, y eso que entre aquellos figuraban especímenes del más variado pelaje, junto a algunas fieras del averno. Ya sabemos que en esta España de tortura y pandereta, de crisis provocada por los empresarios y pagada por la clase trabajadora, existen castas como las de los jurisprudentes, los controladores aéreos, los banqueros, notarios, militares, dentistas, amén de cientos de cantantes, que detentan prerrogativas que no se toleran en otras áreas laborales. Es el nepotismo más vetusto, la virtud innata de estos colectivos, lo que provoca en un número enorme de casos, que muchos de ellos tengan los mismos apellidos: o sea, como en el PPSOE, donde figuran los hijos/as, nietos/as y sobrinos/as, primos/as, cuñados/as, hermanos/as, yernos y nueras, de las raleas dominantes habidas durante el franquismo.
Tal vez todo apuntado sea una de las razones por las que (estoy casi seguro), aunque pudiera, aunque existan indicios o pruebas contundentes, documentos y declaraciones públicas, el tal Velasco jamás se dará por enterado de la conexión Esperanza Aguirre – Carlos Alberto Montaner.
Porque ha sido nada menos que Rafael Correa, presidente de Ecuador, un país con el que España mantiene relaciones diplomáticas plenas, quien ha acusado en forma pública y notoria al ex militar golpista Lucio Gutiérrez y al terrorista cubano Montaner (1), de haber tramado, urdido y financiado el intento de golpe de estado que sufrió el mandatario hace unas semanas.
El citado terrorista es amigo íntimo de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, así como de otros ciudadanos españoles y norteamericanos, entre los que figuran intelectuales adictos al silencio sobre la tortura en España, políticos y empresarios tolerantes con la estafa y la evasión de capitales, amén de disfrutar de la protección periodística que le brindan El País, El Mundo o el ABC.
Tal vez por ello, siga también gozando de los favores de buena parte de la intelectualidad del PP-SOE, entregados en las formas más variopintas, desde la participación de coloquios, conferencias, generosas donaciones (79.000 euros en 2007, más de 70.000 en el 2008 y cantidades similares en años sucesivos) para sus actividades, al parecer siempre legales en los USA y en España, desde donde se ampara a quienes luego pondrán bombas en La Habana, contratarán agentes y mercenarios para dinamitar objetivos civiles en territorio venezolano, boliviano, nicaragüense o cubano, y continuar así su sanguinolenta lucha contra la democracia participativa, en la que como primera meta figura organizar atentados contra los líderes de la izquierda iberoamericana.
Velasco podría argumentar no haber recibido denuncia alguna contra Esperanza Aguirre, e incluso declarar que el testimonio logrado por Ignacio Ramonet, en una reciente entrevista con el mandatario ecuatoriano, no le parezca verosímil; pero lo que resulta más cierto es que, si habiendo leído las respuestas de Correa a las precisas cuestiones que le planteó el director de Le Monde Diplomatique, el juez de la Audiencia no ha mostrado interés en el papel de la presidenta, sabiendo que Montaner es uno de los protegidos más preclaros de la señora Aguirre, afirmo que algo huele a podrido en la Audiencia Nacional, y en la Comunidad madrileña.
Puede que Velasco sea tan profesional, tan experto, que conceda más credibilidad a los archivos de un disco duro, manipulado en Bogotá por la policía de un régimen corrompido hasta la médula, que a la palabra de un presidente de gobierno, honesto y sin tacha, en el ejercicio de sus funciones, mal que le pese al propio juez y a los amigos de Carlos Alberto Montaner.
Esperanza no duda. Sabe que hasta Joaquín Sabina le concederá uno o más bailes, así que Velasco se cuidará mucho de siquiera rozarla con una sospecha o una sombra de duda. No quiere admitir que hay razones más que objetivas para iniciar una causa procesal (la amistad de la presidenta con el terrorista cubano o el dinero público que le ha regalado), o que no vea ningún indicio de delito en las actividades de Montaner, aunque ella haya financiado al operaciones «periodísticas y empresariales» con el dinero de la comunidad madrileña. Aguirre está tranquila, porque La Cólera de Dios y de la Audiencia Nacional no van a ir por ella.
Sin embargo, yo tengo la convicción moral e intelectual, de que a Esperanza le importa un rábano si ese amigo suyo ha sido capaz de colaborar activamente en el golpe frustrado contra Correa, o en los intentos de magnicidio que se gestan cada semana en Miami, para acabar con la vida de Evo Morales, Raúl Castro, Hugo Chávez o Daniel Ortega. Y tengo la certeza jurídica de que hay indicios suficientes para decretar el proceso de la política pepera, por un presunto delito de colaboración con terroristas.
Pero me temo que el ciudadano Eloy Velasco, no piensa de la misma forma. Su servilismo roza lo patético. Su hipocresía y torpeza se anclan en la miseria moral. Su cobardía le viene de esa militancia neo franquista, donde los miserables justifican sus arbitrariedades.
Nota.-
El terrorista cubano Carlos Alberto Montaner Suris nació en La Habana, en 1943, hijo de uno de los agentes más criminales al servicio del dictador Fulgencio Batista, entró en contacto con la CIA cuando tenía 17 años de edad, vinculándose con un grupo fascista conocido como Movimiento de Recuperación Revolucionaria donde militaba el también terrorista Orlando Bosch, quien le enseñó técnicas de sabotaje y colocación de bombas en comercios y cines de la capital cubana a partir de 1962.
A partir de ese año fue destinado a Puerto Rico y en 1970 a España donde es protegido por el régimen de Franco, fundando con ayuda de la CIA la editorial Playor y la agencia Firmas Press, desde donde publica libros y brinda información tendenciosa contra Cuba a varios medios de prensa latinoamericanos, europeos y estadounidenses.
Apoyó la Operación Cóndor de la DINA de Augusto Pinochet y el asesinato en Roma de líder demócrata cristiano chileno Bernardo Leighton y su esposa. Fue además señalado como cómplice del asesinato en El Salvador de Monseñor Arnulfo Romero y del sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría.
En la década de los 90 organiza la llamada Plataforma Democrática Cubana, escoltando a José María Robles, capo del Partido Popular, durante una visita a Miami para sostener un encuentro con Antonio «Toñin» Llama, director de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), quien confesara en junio del 2006, públicamente, cómo compró por cuenta de la FNCA explosivos y helicópteros teleguiados para bombardear una concentración popular en la habanera Plaza de la Revolución.
Desde que Esperanza Aguirre presidiera la Comunidad de Madrid, el terrorista cubano ha recibido del erario público del citado organismo, a través de la Asociación Iberoamericana por la Libertad, cantidades que han oscilado entre 79.000 euros en 2007, más de 70.000 € en el 2008 y cantidades similares en años sucesivos para sus actividades.
Consta que se reunió con periodistas, empresarios y responsables del fallido golpe en Venezuela, habiendo apoyado desde distintos medios latinoamericanos a la dictadura de Micheletti (y hoy a Porfirio Lobo), en Honduras, siendo uno de los mayores activistas en los frustrados golpe de estado y posterior asesinato de Rafael Correa, en Ecuador.
El 1 de febrero de 2009, encabezó con Aguirre, una manifestación de activistas del Frente Nacional y de Alternativa Española, grupos de la extrema derecha española afiliados a la red del neofascismo europeo. Los tentáculos de Montaner lo conforman conocidas organizaciones anticubanas como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), la cual a través de Freedom House financia la Fundación Hispano Cubana, Solidaridad Española con Cuba y la Federación Española de Asociaciones Cubana.
Más información:
http://www.granma.cubaweb.cu/2010/10/04/interna/artic01.html
http://www.profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=13011
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=86825
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