El 22 de diciembre comenzó en la Región Murciana una rebelión que nadie esperaba y que aún no se sabe cómo acabará. Todo empezó con una proposición de Ley que el Gobierno de Ramón Luis Valcárcel, del PP y con 16 años en el poder, se sacó de la manga modificando los Presupuestos Generales pocos […]
El 22 de diciembre comenzó en la Región Murciana una rebelión que nadie esperaba y que aún no se sabe cómo acabará. Todo empezó con una proposición de Ley que el Gobierno de Ramón Luis Valcárcel, del PP y con 16 años en el poder, se sacó de la manga modificando los Presupuestos Generales pocos días después de haberlos aprobado. Esta Ley fue redactada a toda prisa. La proposición de Ley se registró el día 21 para ser aprobada dos días después, sin posibilidad de enmiendas, por tramitación urgente.
La ley recorta el salario de las 55.000 personas empleadas en la Administración Regional. Este recorte se suma a la rebaja salarial que impuso en mayo el Gobierno al conjunto de trabajadores y trabajadoras de las Administraciones Públicas. Junto a las retribuciones, la ley marca retrocesos en otros aspectos. Los más importantes son, sin duda, el aumento de la jornada laboral, que pasa de 35 horas semanales -una conquista conseguida pocos años antes- hasta las 37,30 horas; la casi eliminación del Plan de Acción Social (ayudas por hijos e hijas, a la discapacidad, a los nacimientos y a los estudios); la rebaja del salario durante la incapacidad transitoria al 75% al mismo tiempo que nos acusaba de absentistas; y la drástica reducción de derechos sindicales, anulando en la práctica el derecho a la negociación colectiva.
El día 22 se constituyo un «comité de crisis» con todos los sindicatos que actúan en la Administración Autonómica, salvo el Sindicato Médico. Esa misma tarde, ante un acto de la cadena SER, que otorgaba el premio «político del año» al Presidente Valcárcel, se convocó por estas vías informales y más de 2.000 personas se concentraron, con una rotundidad que hizo imposible el acto. Aquella noche aparecieron los huevos, que han quedado como símbolo de las movilizaciones.
El día 23 se dio otra concentración, en las puertas de la Asamblea Regional, donde se aprobó la proposición. Ese día, la policía tuvo que cargar para permitir que algunos personajes públicos del PP pudieran entrar al Parlamento. Desde entonces, se han realizado varias manifestaciones que, por su histórica participación masiva, han hecho recordar las manifestaciones contra la Guerra de Irak. Todas las movilizaciones se han gestado desde un primer momento desde una unidad sindical complicada, en la que los sindicatos profesionales, cercanos al PP, se vieron forzados por la repulsa a la ley de sus propias bases. El gobierno regional se vio forzado a establecer una mesa de negociación que culminó el 9 de febrero con una minoración de los recortes, a todas luces insuficiente para la Intersindical. Nuestro modelo asambleario marcó las líneas rojas infranqueables, y una de ellas eran las 35h, que con los retoques de la ley han quedado definitivamente en 36,5h.
Nuestro próximo destino es la derogación. Para ello las movilizaciones se mantienen en un perfil alto, con una próxima manifestación para el 1 de marzo, con acampadas de fin de semana, seguimiento de agendas políticas del Presidente de la Comunidad, etc.
Paco Cantero es sindicalista de STERM-Intersindical.
Artículo publicado en el Periódico En lucha / En lluita: http://enlucha.org/site/?q=