Traducido para Rebelión por Caty R.
Octobre à Paris, la reconstrucción censurada de la manifestación argelina de octubre de 1961, se estrenó en las salas. Un acontecimiento.
El 17 de octubre de 1961, convocada por la Federación de Francia del FLN, se organizó una manifestación en las calles de París: casi 30.000 argelinos, hombres, mujeres y niños se manifestaron pacíficamente para recordar su «derecho a la igualdad» y pedir la independencia de su país. Protestaban sobre todo contra el toque de queda discriminatorio impuesto por el prefecto de policía de la Seine, Maurice Papon, dirigido a los «franceses musulmanes» de Argelia, que eran más de 300.000 en la metrópoli. La manifestación sufrió una represión feroz que se ocultó a la opinión pública: 11.500 detenidos y decenas de muertos (entre 50 y 100).
Desde finales del mes de octubre de 1961, y durante seis meses, se rodó una película sobre esos sucesos, finalizada en la primavera de 1962: Octubre à Paris. Desde 1981 se han rodado 18 películas sobre el 17 de octubre (entre ellas seis largometrajes y cinco documentales para la televisión), se han escrito 12 libros, en particular por historiadores y periodistas. El 17 de octubre de 1961 es uno de los sucesos más comentados y ahora uno de los mejor conocidos de la historia reciente de Francia. La primera película de ese trabajo histórico y de la memoria, Octobre à Paris, se exhibe en las salas después de 50 años de avatares diversos.
Tras el 17 de octubre de 1961, un colectivo reunido en torno al Comité Audin, fundado por Pierre Vidal-Naquet, Laurent Schawartz y Jacques Panijel, en homenaje al joven matemático torturado hasta la muerte por los paracaidistas en Argelia en 1957, tomó la decisión de dar testimonio de los crímenes cometidos por la policía en pleno París. Panijel se ofreció. Con 40 años este antiguo resistente, biólogo, investigador del CNRS, novelista y coautor de una película, La Peau et les Os, premio Jean-Vigo 1961, sin embargo seguía siendo casi un desconocido. El Comité Audin le pidió que sondease a los cineastas más famosos «Avisé a varios cineastas franceses de la nouvelle vague, contó Panijel. «También contacté con grandes cineastas extranjeros. El silencio fue ensordecedor. El único que reaccionó favorablemente fue Jean Rouch. Pero quería una producción ligera. Lo cual rechazamos porque se trataba de un suceso importante. Era totalmente necesario rodar en 35 mm.»
Así que finalmente fue el propio Panijel quien asumió la dirección de la película, rodada por un equipo de técnicos y militantes capacitados: Jacques Huybreecht, Yann Le Masson, Pierre Clément, René Vautier. El film se financió con los fondos del Comité Audin, ayudado en secreto por la Federación de Francia del FLN.
Se tomó la decisión unas semanas después del suceso. Se trataba de que los argelinos y los militantes del FLN reconstruyeran su propia movilización, la salida de la manifestación desde los suburbios de Gennevilliers, de Nanterre, del distrito de la Boutte-d’Or; después la represión, a través de los testimonios precisos sobre las detenciones, las torturas, las brutalidades, los ahogados en el Sena. Para ello, Panijel y su equipo vuelven de forma clandestina durante varias semanas a los mismos lugares protegidos por los responsables locales del FLN. La película llega incluso a robar imágenes rodadas ante un bar de la Goutte-d’Or donde los harkis interrogan duramente a los argelinos sospechosos de vínculos con el FLN.
Octobre à Paris está concebida como una tragedia en tres actos: antes, durante y después de la manifestación. La organización y la partida de la manifestación se reconstruyen, esencialmente, en Gennevilliers donde los militantes «rehacen» las escenas tal como las vivieron. La manifestación y su represión están ilustradas por fotografías, en particular las de Elie Kagan, formateadas gracias a un montaje y una música eficaces. Después vienen los testimonios filmados y las imágenes de las torturas, seguramente la parte más conmovedora de Octobre à Paris. La película se demora en la trayectoria de un hombre muy joven que fue «rodeado por el Sena», como dice él mismo. Panijel filma el lugar donde los policías le arrojaron al río mientras él cuenta la escena con voz en off: esperó hasta las cuatro de la madrugada, hasta que vio que volvían a pasar automóviles por el puente, para salir de su escondite. «Afortunadamente sabía nadar», dice.
Una vez acabada la película, el Comité Audin quería exhibirla. Amigos periodistas fueron invitados discretamente al estudio Bertrand. Pero la censura vigilaba y la guerra de Argelia no había terminado. «Cada dos por tres, testimonia Panijel, llegaba la policía y confiscaba la copia del film. Cuando nos advirtieron de la irrupción proyectamos La sal de la tierra, la película de izquierda estadounidense de Herbert Biberman».
A continuación Octobre à Paris se exhibió clandestinamente en el Festival de Cannes, en mayo de 1962, pero ningún periódico de París se hizo eco. La Mostra de Venecia la volvió a proponer antes de que los carabinieri cerraran la sala. El final de la guerra de Argelia no detuvo la persecución de de la película. Las salas que querían proyectarlo veían llegar sistemáticamente a la policía que, durante más de diez años, pretendía confiscar los rollos. No fue hasta 1973, después de la huelga de hambre del cineasta René Vautier, el autor de Avoir 20 ans dans les Aurès, cuando Octobre à Paris obtuvo por fin el permiso de exhibición. Pero, en realidad, hubo que esperar el juicio de Maurice Papon en Burdeos, por sus actos de colaboración en la deportación de los judíos, en 1997, para que una distribuidora, «Les Films de l’Atalante», dirigida por Gérard Vaugeois, se dispusiera a difundir la película en las salas.
Jacques Panijel, para dar su acuerdo definitivo exigió rodar una especie de prólogo de la película que determinara que la represión del 17 de octubre de 1961 es el arquetipo del «crimen de Estado». El cineasta ¿demasiado ambicioso?, en cualquier caso demasiado exigente, nunca obtuvo el dinero necesario para realizar el codicilo. Octubre à Paris ha dormido en un armario, prohibida su proyección por el autor, durante más de veinte años. El 12 de septiembre de 2010 Panijel murió de un fallo cardíaco a los 89 años. No fue hasta ese momento cuando Gérard Vaugeois pudo negociar con la viuda y el hijo del autor el estreno del film, cuarenta y nueve años y medio después de su realización. Todo ese tiempo, sin embargo, no ha eliminado de Octobre à Paris su capacidad de suscitar la indignación.