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Respuesta a Fernández Steinko

Una tentación peligrosísima

Fuentes: Rebelión

He leído y releído muchas veces el artículo de Fernández Steinko (AFS) Una tentación peligrosa, con el antetítulo ‘Peligros sobre la izquierda alternativa‘, publicado en Rebelión el día 10.10.12; he repasado sus párrafos buscando explicación a lo que no entendía y sigo sin entender -a qué cuento viene, a quién se dirige, por qué esto […]

He leído y releído muchas veces el artículo de Fernández Steinko (AFS) Una tentación peligrosa, con el antetítulo ‘Peligros sobre la izquierda alternativa‘, publicado en Rebelión el día 10.10.12; he repasado sus párrafos buscando explicación a lo que no entendía y sigo sin entender -a qué cuento viene, a quién se dirige, por qué esto ahora-, y no he logrado quitarme el rancio sabor de viejos recuerdos de los años 60, de aquellos artículos ‘sabios’ del ABC en los que nos explicaban a los comunistas lo desviados que estábamos de las verdaderas verdades del propio comunismo. Entonces estaba claro lo que defendía el ABC, a quién quería engañar. No está tan claro el objetivo de esta nueva vieja cantinela.

El núcleo del artículo de AFS (cito textualmente en cursivas entrecomilladas, mis comentarios entre corchetes) advierte de no confundir el ascenso electoral de IU con «votos al PCE«, que «es quien hoy por hoy manda en la coalición» [es, por lo visto una verdad sabida que no necesita demostración], porque «sería un error imperdonable considera [sic] los votos cosechados el 20-N como «votos al PCE»«. En la izquierda, hay «sectores reformistas que reclaman un espacio en la izquierda antineoliberal y que, por tradición, por razones personales o por cualquier otro motivo, no se incorporarían nunca a una especie de espacio trasero del PCE» [por lo visto IU, que es su marca blanca] y hay buena gente «con profundas convicciones anticapitalistas que, o ya no están o nunca han estado ni estarán en el PCE» que se encuentra en ‘Socialismo 21’ y en ‘Izquierda Anticapitalista’, aunque la «la mayoría no se sienten vinculados a ningún espacio organizativo en particular«. Incluso parece desprenderse del contexto que hasta en IU hay buenos anti-neoliberales (o tal vez anticapitalistas, parece que no es importante la distinción entre los términos que se alternan).

La tesis central parece ser:

«Nadie le puede pedir al PCE que se disuelva. Pero ningún miembro del PCE le puede pedir al resto de la izquierda alternativa que acepte la conversión de la izquierda mosaico en el satélite de una sola sigla«. [No explica qué miembro del PCE ha sido culpable de tamaño atrevimiento]

Tras esta declaración, se lanza a advertencias en cuatro puntos sobre «satélites que han de girar alrededor de las siglas del PCE«, «la estrategia de la satelitización«, la «ingeniería política de la satelitización«, etc. Y todo ello lo hace en generosa defensa de IU a la que, si no le escucha, le vaticina todos los males, como la pérdida de «tal vez la mitad de los votantes nuevos que ha recibido Izquierda Unida» [cuyas motivaciones sólo conoce él y no las cuenta], el alejar «del eje que hoy representa Izquierda Unida a aquellos votantes y simpatizantes que se han identificado con el 15-M, pero que han expresado no pocas críticas a «la clase política» en general«, a «aquella parte de la ciudadanía que no sólo tiene convicciones anticapitalistas sólidas, sino que ADEMAS las mantiene sin sectarismo» [mayúsculas sin tilde de AFS] y a «sectores con convicciones socialdemócratas que durante décadas han votado al PSOE, que incluso siguen siendo sus militantes, pero que están buscando un nuevo acomodo personal y político en un campo al margen del neoliberalismo«.

El arco se cierra de nuevo con el PCE: «El grueso de los afiliados del PCE tiene un sentido del realismo al menos igual que el del resto de los que se reclaman de una izquierda alternativa. Entre sus dirigentes hay muchos que se han conseguido ganar la confianza de muchos ciudadanos identificados con un proyecto tipo «izquierda mosaico». Sin embargo no hay que subestimar el peso de los sectores inmobilistas [¿inmovilistas o inmobiliarios?] de su dirección» que «consiguieron bloquear o, al menos, posponer la refundación de Izquirda [sic] Unida sine die en contra de la opinión mayoritaria de su militancia plasmada en aquel acto de Fuenlabrada que concentró a miles de militantes ilusionados de todo el Estado«.

Lector, si piensas que lo anterior es una colección de citas sacadas de contexto, lee el enlace, por favor, para eso lo pongo. Verás que no hay otra línea de argumentación ni más fuentes de males para la izquierda, y que los ‘peligros’ que aparecen en antetítulo, como los mandamientos, se reducen a un solo ‘peligro’: el PCE.

Como ya explicaba hace cuarenta años el ABC, y las verdades eternas no cambian en su esencia, la mayoría de los militantes comunistas eran ‘jóvenes idealistas’ engañados por perversos dirigentes comprados por el oro de Moscú. Lo que cambia en el tiempo es la forma de esta verdad eterna, que ahora es, según AFS, que la izquierda anti-neoliberal, anticapitalista, los huérfanos socialdemócratas y no sé cuántos más forman un conjunto perfecto, armónico, sin contradicciones ni problemas que merezca la pena resaltar, con objetivos claros, sin ningún problema táctico o estratégico que resolver, porque, en cuanto los comunistas los dejen en paz con su ingeniería, ellos encauzarán sus acciones y conseguirán la felicidad del pueblo. Y que los militantes comunistas, ya no tan jóvenes ni tan idealistas, somos, sencillamente, tontos.

No parece necesario discutir un análisis tan plano y vacuo en la línea de la sociología posmoderna que no crea argumentos sino palabras. En este caso, parece que se trata de la consigna «izquierda mosaico«, de profundo contenido político y poético, que dará para muchas tesis doctorales (anticomunistas, por supuesto).

Invito a Armando Fernández Steinko a que venga, sin compromiso, por supuesto, a una reunión de mi agrupación, la de Técnicos y Profesionales de Madrid (son abiertas y no nos comemos a nadie; puede ir a otra, si quiere). Verá que somos más críticos que él, pero con más fundamento, con referencia a las realidades y análisis más profundos y sin usar los argumentos de Kissinger o Havel, por no citar referencias más próximas.

Nunca ha servido de nada para la izquierda caer en la tentación peligrosísima del anticomunismo; aunque hay muchos ejemplos de brillantes carreras políticas de excomunistas en las dos ramas del PPOE, todos ellos habían abandonado previamente la izquierda, por más que trataran de disimularlo. Y eso ya es otro asunto.