Mientras las nuevas agresiones en educación y sanidad alcanzan niveles insospechados de infamia e ignominia; mientras acuerdos esenciales -con leves disidencias marginales- entre los gobiernos central y autonómico catalán muestran por enésima vez que «con paso firme pasea hoy la injusticia» y que ninguna voz parece llegar «sino la de los dominadores» [1]; mientras que […]
Mientras las nuevas agresiones en educación y sanidad alcanzan niveles insospechados de infamia e ignominia; mientras acuerdos esenciales -con leves disidencias marginales- entre los gobiernos central y autonómico catalán muestran por enésima vez que «con paso firme pasea hoy la injusticia» y que ninguna voz parece llegar «sino la de los dominadores» [1]; mientras que en el llamado «Dia de les Esquadres» un responsable -David Piqué- del departamento del Felip el Puig, el Correa de la década, se expresaba en términos que recuerdan proclamas nazifascistas casi olvidadas -«Se pueden esconder donde quieran, porque les vamos a encontrar. Ya sea en una cueva o en una cloaca, que es donde se esconden las ratas, o en una asamblea, que no representa a nadie, o detrás de una silla de una universidad»-, con aplausos y gritos de entusiasmo de Mossos puestos en pie; mientras la primera institución del Estado se tambalea por los cuatro vértices y su frágil base se resquebraja; mientras las informaciones demediadas que van llegando a la ciudadanía ponen en evidencia no solo la conexión Urdangarin-Torres-Borbón sino el decisivo papel de la «prestigiosa» escuela de negocios ESADE como escenario de disparates, corruptelas y malversaciones de fondos públicos; mientras representantes desalmados de grandes corporaciones como Víctor Grífols exigen al gobierno que los desempleados puedan vender su sangre para completar las ayudas, añadiendo en un alarde de impudicia e incultura democrática que sólo un «romántico» recuerdo de la solidaridad de las mujeres republicanas puede explicar las actuales cortapisas legales; mientras el país de Ferrer i Guardia, Teresa Pàmies, Salvat-Papasseit, Lluís Companys y Manuel Sacristán se prepara para celebrar el día de la rosa y el libro, una jornada que sin dejar de tener algún compás consumista sigue manteniendo un aire de celebración popular, de respeto y amor por asuntos tan esenciales como la rosa, el libro, la pereza, la fiesta y la religación democrática; mientras la ciudadanía se mantiene en pie de resistencia y lucha en encuentros, reuniones y manifestaciones y organizando las decisivas jornadas del mes de mayo; mientras todo esto sucede, decía, dos estudiantes de la Facultad de Físicas de la Universidad de Barcelona siguen encarcelados en prisión punitiva.
Faltan pocos días para que se cumpla el primer mes de ignominia. La juez que lleva el caso ha tomado esta singular decisión -sin parangón en la historia reciente y con claros paralelismos en la época franquista- para evitar su huida del país (¿) y por temor a que Dani e Isma vuelvan a usar sus derechos ciudadanos para protestar el primero de Mayo, durante la cumbre del BCE en Barcelona o durante las jornadas del 12M y del 15M. ¿Un disparate? Un evidente disparate del que no están alejadas las fuertes y explícitas presiones políticas de Jorge Fernández Díaz, Xavier Trias y Felip el Puig, al alimón, tres en uno y dando fuerte al mazo de una juez sumisa, rompiendo en mil pedazos el alardeado e incumplido principio de la independencia del poder judicial.
Si Ismael y Daniel estuvieran donde tendrían que estar, en libertad, fuera de la cárcel, celebrarían este día de Sant Jordi con sus familias y en su facultad, con sus compañeros de estudio. El año pasado, si no ando errado, acordaron llevar a clase cada uno de ellos un poema o un cuento breve, uno de sus preferidos. Se los leían unas a otros, su regalo de Sant Jordi. Si estuvieron aquí, entre nosotros, donde les esperamos con ansiedad y preocupación, yo me hubiera acercado la mañana del lunes 23 a su facultad y les hubiera obsequiado con este cuento de Eduardo Galeano [2]. Sé, no tengo ninguna duda, de que les hubiera gustado.
Tal vez de algún modo llegue a su vista o a sus oídos. Es un cuento del gran escritor uruguayo fechado en 1976:
«Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.
Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
-¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?
La niña lo hace callar:
-Sshhhh.
Y en secreto le explica:
-Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas»
Más pronto que tarde, como dijo aquel presidente resistente tan admirado por ellos y por todos nosotros, Daniel e Ismael estarán de nuevo entre nosotros. ¿Quién osa decir jamás? ¿De quién depende que persiste la opresión? ¿De quién depende su quiebra? ¿Quién detendrá al consciente de su situación?
Los vencidos de hoy, escribió Brecht, serán los vencedores de mañana. Isma y Dani, lo sé bien, no quieren ser vencedores de nada. Quieren seguir estudiando (¡con rigor y codos! ¡son de ciencias!), seguir amando a sus seres queridos, y junto con otros, con muchos otros, quieren seguir en pie de paz y resistencia contra las injusticias, opresiones e irracionalidades de un mundo condenado a desaparecer. En sus cabezas y en sus almas, y para siempre, rige ya otro mundo muy distinto.
Ellos permanecen en prisión por haber puesto su granito de arena para aproximarnos a ese mundo. ¿Vamos a olvidarlos en un día como el de hoy? ¿No deberíamos gritar por las calles y lugares de encuentro de nuestras ciudades: ¡Libertad detenidos!? ¿Nos ponemos en ello?
Notas:
[1] Tomado de la traducción de Antoni Domènech del poema de Brecht -«Loa a la dialéctica»- que aparece en Manuel Sacristán, Sobre dialéctica , El Viejo Topo, Barcelona, 2009, p. 375.
[2] Tomado de Mariano González, «Walter Benjamin y Eduardo Galeano». http://www.rebelion.org/